El tren de los espías

Cinta por debajo de lo que esperaba. El elenco es de primera, pero la trama en mi opinión es un tanto enredada. Destacar que fue la última película del Director Mark Robson, que falleció poco después de acabar el rodaje y también de Robert Shaw que falleció poco después. Curiosamente, ambos de Ataque Cardíaco. Las locaciones son bellas, rodadas en la vieja Europa. Otro de los puntos flacos es que de repente se notaban demasiado que las tomas del tren eran meras maquetas. En fin, 97 minutos no desperdiciados, pero sí un tanto decepcionantes.

Una de espías, que es la última de Robson, esta vez ayudado por Monte Hellman. Un guión un poco complicado, enrevesado, complejo, que da vueltas sobre un tema. Quizá le falten minutos, en la copia final cortaron demasiado, o algo similar. Pertenece a ese género tan de moda en los setenta de espías transnacionales, cosmopolitismo en las modas e internacionalismo en las tramas.
Me recuerda, inevitablemente, a El puente de Cassandra (George P. Cosmatos, 1976): un tren, una estrella guapa del cine, un agente externo al tren que propicia planos cortos y diálogos entre los personajes, y un par de horas de cine de entretenimiento, sin más. No tienen, ambas, la más mínima pretensión estética o artística. Es un producto más de la industria. Me llama la atención esta actitud en Robson, que tiene excelentes películas, pero no tanto en Cosmatos, aunque sí algo en Hellman.
El reparto es más que interesante: Lee Marvin, Robert Shaw, Linda Evans, Maximilian Schell, y Horst Buchholz. Actores capaces de llevar a buen puerto proyectos más enjundiosos que este. Pero aquí no brillan como deberían. Es un resultado incluso mediocre, poco terminado, quizá no mal planteado pero si con deficiencias que lastran la cinta. En general, y salvo excepciones, las últimas películas de directores notables, como es el caso de Robson, no suelen encajar del todo, ni en la industria y el público, ni siquiera en su filmografía. Quizá pretendan hacer cosas nuevas, o asegurarse un éxito en taquilla. No sé. Probablemente única y exclusivamente ocurre que se les acabó el ingenio creador, ese algo imposible de concretar pero que se aprecia perfectamente en el resultado final.

¿Quién podía imaginar que, una película escrita por Abraham Polonsky (“Body and soul”, “Force of Evil”, “Tell them Willie Boy is here”…), dirigida por Mark Robson (“The champion”, “The harder they fall”, “Peyton Place”…), con fotografía de Jack Cardiff (“Black Narcissus”, “The Barefoot Contessa”, “War and Peace”…)… Interpretada por Lee Marvin, Robert Shaw y Maximilian Shell, y con la presencia de ese ángel llamado Linda Evans, pudiese resultar un verdadero fiasco?

¡Y, sí señores, “EL TREN DE LOS ESPÍAS” resultó un rotundo fracaso! La historia (como se rodó) carece de impacto; las actuaciones lucen desganadas; la química entre Marvin y miss Evans, totalmente ausente; las escenas de acción pasan sin ton ni son… y no hay ni un sólo personaje masculino con el que uno pueda conectarse, quedándonos Elsa Lang (Evans) cuyas descolgadas a su pareja suenan frescas y deliciosas. En el resto de la historia, sólo el desenlace resulta con cierto brillo al demostrar lo fatuos que, tantas veces, resultan los deseos de venganza y los afanes de complacer al ego.

¿Qué pasó? ¿Se le acabó el talento a todo el “mundo”?... ¿O acaso el sabio Fatum decidió oponerse a un filme que, por obra de quién sabe quién, se estaba convirtiendo en otra “rara” apología antisoviética? ¡Vaya usted a saberlo!

Sin embargo, cuando uno indaga un poco y descubre algunas notas sobre la producción de la película, puede enterarse de que, el rodaje estuvo lleno de obstáculos, porque, Mark Robson, lo adelantó sintiéndose bastante enfermo, al punto que tuvo que dejar su tarea en manos de Monte Hellman para que lo terminara como pudiese. Sus funciones como productor, pasaron a manos de Gene Corman, quien nunca tuvo muy claro que hacer con lo que faltaba… y para colmo, también Robert Shaw estuvo en tan malas condiciones de salud, que su rol tuvo que ser abreviado y hasta su voz debieron doblarla… y ambos, Robson y Shaw, fallecerían con dos meses de diferencia cuando todavía el filme se hallaba en proceso de postproducción.

Así las cosas, “EL TREN DE LOS ESPÍAS”, fue un filme tan a la deriva como la aventura que viven el coronel Harry Wargrave (Marvin), Haller (Mike Connors) y Elsa Lang (Evans), tratando de cruzar Europa en el Atlantic Express, con el general Marenkov (Shaw) a bordo, un desertor ruso al que están llamados a proteger. Una operación poéticamente denominada, Cosecha de Invierno, pues, mucho tendrá que ver con su proceso y con su resultado final.

Es este un filme a la vez fácil y difícil de olvidar, porque grandes talentos estuvieron involucrados en su desarrollo... ¡y ninguno se merecía semejante resultado!

Título para Latinoamérica: EL EXPRESO DE LOS ESPÍAS

Desde mi punto de vista, una película puede ser mala pero entretenida; "El tren de los espías" es una película mala pero entretenida, con más de lo primero que de lo segundo, que encadena una serie de situaciones de acción, riesgo y enfrentamiento, en una Guerra Fría que de vez en cuando se calienta bastante... Estamos ante un caso curioso, en el que todos los talentos parecen estar desaprovechados o mal aprovechados, pues el director, Mark Robson, tenía algunas buenas películas a sus espaldas, y por otro lado el guión es de Abraham Polonsky, director y guionista represaliado por la "caza de brujas" con varios títulos de importancia en su filmografía. Además, el reparto es encantador, y está encabezado por nada menos que Lee Marvin.

Pese a todo, falla el guión y falla la dirección; y el reparto, salvo Lee Marvin, está limitado por papeles cortos, que apenas tienen desarrollo en la historia, o que carecen de entidad: Horst Buchholz, por ejemplo, sale para saludar y poco más. Luego, claro, es una película con mala suerte: a la muerte de su director hay que añadir la de Robert Shaw, con pocos meses de diferencia. La dirección tuvo que acabarla Monte Hellman, y la producción, Gene Corman, y, si no se hubieran producido tantos contratiempos, tal vez el resultado hubiera sido más satisfactorio.

Es un film hecho con un gran presupuesto, y con varias estrellas de cine (Lee Marvin, Robert Shaw, Maximilian Schell, Horst Buchholz), y sin embargo el resultado parece más propio de una película de bajo presupuesto, o hecha sin esmero, o de fórmula: se abusa de las maquetas de trenes, las escenas de acción son rutinarias, la historia de amor no convence, los soviéticos y los terroristas (en fin, los malos) son simples estereotipos, campa el maniqueísmo, y hay momentos que son de vergüenza ajena: qué casualidad que el helicóptero de los buenos pasa por la cima de la montaña justo cuando los malos están en esa misma cima a punto de hacer explosiones en dicha montaña, para provocar un alud...

Amigos lectores de esta crítica, nos encontramos delante de un film bastante desconocido y justamente poco valorado, un thriller mediocre de espionaje a la antigua usanza. Está protagonizado per un actor también mediocre y sobrevalorado, Lee Marvin.
Espionaje, intriga y misterio se funden en esta película que aburre al espectador con una trama bastante ridícula, ambientada en un tren que cruza Europa de sur a norte. El film está rodado con un escaso presupuesto, que se nota demasiado en las maquetas de los trenes. También el guión y las situaciones absurdas que viven los protagonistas, denotan un ligero tufillo de película de serie “B”
Resumiendo: Una pobre trama de espionaje y acción, véanla y les defraudará.