Haz click aquí para copiar la URL

Los peligros del Flirt

Comedia El profesor Stock y su mujer Mizzi siempre están peleándose. Mizzi trata un día de de seducir al Dr. Franz Braun, el nuevo marido de su buena amiga Charlotte. Un colega del Dr. Braun, el Dr. Mueller, que está enamorado de Charlotte, ve este flirteo de Mizzi como una buena oportunidad para él, aunque Franz y Charlotte son un matriminio felizmente casado. Por un malentendido, Charlotte piensa que su marido está interesado en la Srta. ... [+]
1 2 >>
Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
13 de febrero de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film nº 16 de Ernst Lubitsch (1892-1947). Es su segundo trabajo americano, que realiza a la edad de 32. El guión de Paul Bern adapta la comedia "Nur ein traum" (1909), de Lothar Goldschmidt (Lothar Schmidt). Se rueda en los platós de Warner Studios entre octubre y noviembre de 1923. Producido por Lubitsch, se proyecta por primera vez en público, en sesión de preestreno, el 3-II-1924 (EEUU).

La acción tiene lugar en Viena en mayo de 1923. El profesor Josef Stock (Menjou) y su mujer Mizzi (Prevost) forman un matrimonio desilusionado y aburrido por la rutina y la monotonía. El doctor Franz Braun (Blue) y su mujer Charlotte (Vidor) forman una pareja feliz e ilusionada. El socio de Franz, el doctor Gustav Mueller (Hale), está secretamente enamorado de Charlotte.

El film suma comedia de enredo, romance y retrato de costumbres. La obra obtiene un éxito notable. Es el primero de cinco films contratados por Lubitsch con la Warner. Con él da un giro a su modo de hacer comedias: deja de lado las farsas europeas para iniciar la etapa de las comedias americanas, en las que hace uso de sutilezas, ingenio, inteligencia, elegancia y picardía. Mueve al espectador a imaginar lo que la pantalla sugiere, oculta o no muestra. Equívocos, confusiones, sospechas, sueños, falsos supuestos y sobrentendidos, pasan a formar parte fundamental de la relación entre el espectador y la obra. Las sutiles referencias al sexo, las conductas transgresoras de normas convencionales, la prevalencia del valor del deseo sobre la hipocresía social, etc., son fuente de un humor fresco, natural, profundamente humano y muy divertido. El film marca el inicio de las comedias sofisticadas de sutil fondo erótico o "sex comedies".

Con ironía denuncia la moral puritana y convencional de la sociedad americana y pone de manifiesto su visión crítica del matrimonio. Realiza un "remake" en clave musical ocho años después ("Una hora contigo", 1932). En el film tienen una gran importancia los objetos: calcetín roto, cuellos de camisa, cajón de medias, espejo individual, ramo de flores, florero, par de copas, etc. Los objetos cumplen funciones simbólicas, de sugerencia, evocación o explicación. También tienen gran importancia los deseos soñados o imaginados: desencadenan sentimientos e impulsan la acción. Las comedias mudas de Lubitsch demuestran que no necesita ni sonidos, ni palabras, para hacer brillar la genialidad de su ingenio y la elegancia de lo que se ha venido en llamar el “toque Lubitsch”.

El guión desarrolla un relato entretenido, intimista, mordaz e irónico. Presenta una buena definición de caracteres, en especial de los femeninos. Charlotte es inocente y encantadora, Mizzi es coqueta y apasionada. Son notables las interpretaciones de Vidor y Menjou.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de marzo de 2008
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En comedias como ésta es inevitable referirse al toque Lubitsch. Ese toque indefinible que el gran director berlinés dejaba en sus películas. Hay quienes lo han comparado con el aroma de un buen vino ó con la inimitable técnica china del soplado del vidrio. Bueno, son ideas, aunque a mi parecer ese famosísimo toque es como un guiño de complicidad dirigido a los espectadores inteligentes.

Allí donde otros necesitarían gags convencionales ó imágenes más ó menos tópicas para lograr la sonrisa del público, Lubitsch necesita unos pocos elementos, pero eso sí, los dispone de tal forma y con tal artesanía que tanto él como nosotros sintonizamos la misma frecuencia. Lubitsch hace cine para espectadores inteligentes y, lo mismo que el uso desarrolla el órgano, el cine del director germano desarrolla nuestro intelecto. Y no me negarán que resulta más atractivo el cine del teutón, toque Lubitsch incluido, que la monótona uniformidad de los sudokus, si de potenciar la mente se trata.

Dos copas de licor que se ofrecen son algo más que dos copas. Lo sabemos bien. Somos cómplices de Lubitsch. Nos guiñó el ojo y lo entendimos. Una cucharilla removiendo un café ó un chocolate tienen su lenguaje subliminal y sobreentendido. El sexo existe. Es etéreo y no lo vemos. Está en el aire. Pero existe. ¿Quién, sin verlo, no sobreentendió el beso de amor?

Lubitsch la consideró su mejor comedia. No es su mejor película y acaso tampoco su comedia maestra, a mi juicio, pero es indudable que estamos ante una obra absolutamente lograda, casi sin palabras, porque si una imagen vale más que mil palabras, si la imagen es de Lubitsch su valor supera la Enciclopedia Británica. Además, en la edición remasterizada, la música está adecuadamente elegida y confiere a la obra un ritmo a veces intimista y a veces trepidante. Y hablando de música y del toque Lubitsch fíjense en la pieza que Mizzi interpreta al piano y las sugerencias que evoca.

Adolphe Menjou, bien. Marie Prevost, desbordando sensualidad, que es de lo que se trata. Monte Blue un tanto desajustado en su papel de galán seductor. Le viene algo grande. Su imagen se ajusta más a la de marido convencional y aburrido. Y por último Florence Vidor espléndida en su rol de esposa aparentemente engañada.

En resumen, buena comedia, donde todo se engrana con delicadeza, sin brusquedades ni cabos sueltos y donde los espectadores somos algo más que eso, por obra y gracia de un director genial y su toque de distinción.
FATHER CAPRIO
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
29 de marzo de 2008
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé qué película habrá visto el compañero o0_oscar_0o para afirmar que estamos ante un drama de "matrimonios mal avenidos". Los matrimonios, efectivamente, pasan apuros por ese flirt caprichoso que anuncia la traducción castellana, pero la lupa que los contempla está cargada de ironía. Quizás lo que despiste sea lo muy negro que resulta a veces su sentido del humor, rayano en el sarcasmo. Como siempre, el maestro es un ídem desnudando las miserias e hipocresías de la alta sociedad, sobre todo cuando los sentimientos entran en juego.

Por lo demás, el toque Lubitsch (es decir, la elegancia del sugerir en vez de mostrar, la imagen que nos ahorra decenas de insustanciales líneas de diálogo) sigue presente, de hecho más presente que en muchas de las películas del autor de Ángel. Los peligros del flirt juega en la misma liga que El abanico de lady Windermere, y si no es tan buena como aquella al menos se le queda muy cerquita, confirmando que su etapa muda fue una de las más brillantes que nos ha ofrecido el séptimo arte.

El espectador de a pie, además, podrá comprobar no sólo que las comedias de enredo ya existían antes de los tiempos del cine sonoro... sino que además se hacían mucho mejor.

Lo mejor: su elegancia narrativa, su ironía, hasta el reparto me parece que está estupendo (con Menjou a la cabeza).
Lo peor: que haya quien no reconozca su aún vigente modernidad.
nachete
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8 de agosto de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“¿Prometes serle fiel, tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándola y respetándola durante toda su vida?”

La primera pregunta que hay que hacerse sobre la fidelidad de un hombre (o mujer) es: ¿Eres fiel porque No sientes que necesites a otra persona distinta a tu pareja… o lo eres porque Quieres guardar respeto por aquel juramento que hiciste ante la iglesia? El sí a la primera pregunta significa que eres sinceramente fiel. El sí a la segunda significa que eres obligatoriamente fiel. Aquel es feliz porque está conforme con la pareja que tiene. Este sufre porque se reprime.

De este talante último, considero que son el doctor Franz Braun y su esposa Charlotte, por todos conocidos como “la pareja ideal”. A ambos, es claro que les pica el gusanillo cuando se sienten tentados –él por Mizzi, la mejor amiga de su esposa, y ella por Gustav Mueller, el colega de su marido-, pero ambos parecen recordar el respeto que se deben el uno al otro… y al final resisten con alguna otra ayudita –Mizzi porque presiona y toma siempre la delantera, lo que la hace perder interés y Mueller resulta siempre tan blandengue que no provoca un mal pensamiento-, con lo que el viejo y complicado juramento, no resulta difícil de ser cumplido.

Con guión de Paul Bern, basado en la obra de Luther Schmidt “Nur ein Traum” (Tan solo un sueño), el director Ernst Lubitsch ha hecho una comedia que ahora resulta bastante “fuera de onda”, porque parece ser que, con tantísima variedad de tentaciones y de sobra más cualificadas como las hay ahora, los matrimonios estables entre los que aquel juramento se cumpliese a cabalidad -por convicción no por deber- están ahora, en su mayoría, disfrutando de la gloria del Señor.

“LOS PELIGROS DEL FLIRT”, fue rodado con una atractiva fotografía y en un ambiente satisfactorio, pero la historia resulta tan común a lo que sucede entre un sinnúmero de parejas – situaciones por demás casi aburridas: la amiga que quiere quitarle el marido a su mejor amiga, celos fundados e infundados, encuentros furtivos...- que no consigue atraparnos porque su planteamiento se queda en la rutina y las imágenes ingeniosas que solemos ver en las mejores películas de Lubitsch, brillan aquí por su ausencia. Queda entonces el grupo actoral, pero éste tampoco brilla en sentido alguno, siendo quizás el mejor rol el de Mizzi, al cual la canadiense Marie Prevost, impregna con convincente perversión y picardía. A Adolphe Menjou, que después nos diera estupendas interpretaciones (“Forbidden”, “Morocco”, “A star is born”…), le dan aquí un papelito tan liviano que apenas puede dar cuenta de lo harto que está con su esposa porque no le remienda los calcetines.

Recomendable tan solo para aquellos que estén pensando en casarse… quizás les sirva de arrepentimiento antes de ponerse a jurar en vano.

Título para Latinoamérica: “MEDIAS DE SEDA, CALCETINES REMENDADOS”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
19 de febrero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las propuestas más fluidas, modernas y también radicales, en cuanto se acoge a la estructura de un vodevil clásico para trazar de forma sutil e irónica, la hipocresía de las apariencias, los devaneos, inseguridades y desavenencias en las relaciones amorosas. A diferencia de “Una mujer de París” de Chaplin, filmada un año antes en tono dramático, del que el alemán era admirador, y que en el fondo guarda muchas similitudes, el maestro Ernst Lubitsch recurre, desde su peculiar estilo, al refinado y sibilino humor para recrear el deterioro de las relaciones de convivencia matrimoniales de la clase alta eligiendo Viena como paradigma de la vida chispeante y lujosa.

Fue producida por la Warner en un intento por convertirse en un Estudio prestigioso, con guión de Paul Bern y fue la primera de las 5 películas que Lubitsch dirigió para esta productora. Se trata de una comedia erótica para la época que da una vuelta de tuerca a las relaciones matrimoniales para mostrarnos una visión cínica y descreída. Presentándonos la unión conyugal como un ciclo de amor inexorablemente devastado por el paso del tiempo. El berlinés lo muestra con dos ejemplos. Por una parte la pareja compuesta por Charlotte y Franz, en un estado de enamoramiento mantenido, propio del escaso tiempo que llevan casados. Y por otro lado Josef y Mizzi, la pareja veterana cuya relación ha pasado a un estado de aversión no disimulada, a causa de la monotonía y el aburrimiento.

Lubitsch lo recalca mediante una ingeniosa puesta en escena, con detalles elocuentes de ambas parejas, la primera con detalles de felicidad domestica, la segunda es todo lo contrario, una pareja que ni se ama ni se respeta. Ambientada en la capital de Austria en 1923, cuando era aún la ciudad de la risa y de los romances gloriosos, flirtea constantemente con el engaño sin abandonar nunca su tono de comedia. Lubitsch exhibe todo un muestrario de juegos afectivos, de equívocos y egoísmos personales que entrelazan a 5 personajes distintos: Mizzi es la mejor amiga de Charlotte, coquetea con todo el mundo y pretende a Franz, desconociendo que es el esposo de su amiga, mientras que Josef está muy interesado en descubrir a su esposa con otro hombre para poder divorciarse por infidelidad. Por último Gustaf Muller, compañero de trabajo y amigo de Franz con quien comparte consulta médica, está secretamente enamorado de Charlotte.

Como buena comedia que se precie, el film está pleno de situaciones equívocas unas veces por la casualidad y otras provocadas deliveradamente, pero siempre con elegancia y buen gusto, donde apenas se utilizan los letreros habituales del cine mudo porque sus imágenes lo dejan todo resuelto. Con Lubitsch, estos excelentes actores entre los que se encuentra el distinguido Adolph Menjou, se muestran exquisitos y logran extraer de la comedia los ricos matices que ella posee, preludiando además, todo el universo sofisticado que el cineasta alemán desarrollaría a lo largo de su exitosa carrera en Hollywood, en mi opinión, ésta es una de las más destacadas de su etapa silente, estaban por llegar un puñado de obras maestras que permanecen en nuestra memoria.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow