Mi loco Erasmus

Es genial en muchos aspectos, y demente en casi todo lo demás. Recuerda bastante al "documental" de Chris Waitt, La historia de mis fracasos sexuales, aunque quizá sin la visión falocrática del inglés, aunque, lo mires por donde lo mires, el ego es el leit motiv de ambas narraciones. No obstante, es mucho más de lo que parece, y aunque la historia se encuentre inmersa en la cutrez, éste parece ser el modo de expresión que Dídac ha elegido para reflexionar sobre su visión del mundo, totalmente fiel a lo que parece ser su estilo de vida. En definitiva, no te la dan con queso, bueno, no todo el rato...
Respecto al tema que parece tratar, el erasmus, no es más que el pretexto que desencadena todo el proceso creativo posterior del artista. Pero él lo explica mucho mejor en la cinta. Pasen y vean.

Espoleados por la deportación forzosa a los desiertos de la “indiegencia” cinematográfica, las criaturas de la cosa artística afilan su instinto de adaptación a climas extremos para hacer de la escasez arte. Hablamos de cineastas advenedizos o consagrados en mayor o menor medida, al amparo de las nuevas tecnologías de difusión y distribución (dos conceptos completamente distintos, a veces casi opuestos) y siempre en los márgenes de las corrientes preponderantes.

Paseando por los suburbios del audiovisual español encontramos un movimiento tan interesante como demasiadas veces silenciado llamado “nueva comedia española”, movimiento que cultiva un tipo de manifestación sentimental denominada “posthumor” o, como Jordi Costa (mecenas intelectual de este movimiento) define, el “humor que no hace gracia”. Un cajón desastre transmedia cuando no recursivo, de submundos dentro de submundos en los que conviven por igual Juan Cavestany, los Venga Monjas, Alberto González, Canódromo Abandonado o Miguel Noguera, inspirados en el universo chanante y con el empuje de otros cineastas no necesariamente posthumorísticos como Nacho Vigalondo.

Dentro de esta nueva ola destacan Los Pioneros del Siglo XXI, con Carlo Padial como cerebro y Didac Alcaraz como brazo ejecutor y ego absorbente de los excesos del primero. Ambos son creadores del espacio de Youtube “Go Ibiza Go” y con él de un innovador subgénero de entrevistas “que se pudren” (Vigalondo dixit), es decir, que supuestamente empiezan y nunca acaban, se rompen, se pierden en un maremágnum de sonidos e imágenes perturbadoras y absurdas. Padial y Alcaraz hacen añicos cualquier regla básica audiovisual a golpe de errores intencionados en el montaje de los vídeos y elementos caóticos y delirantes. “Go Ibiza Go” es a Youtube lo que un tema de Venetian Snares es a la música.

Con “Mi loco Erasmus”, nuestros amigos pioneros se embarcan en una aventura a priori interesante como es el mundo Erasmus en Barcelona, para renegar de su premisa y acabar hablando en formato “mockumentary” de algo completamente diferente como es el proceso de creación de una obra audiovisual de género documental. Este modus operandi puede recordar al espacio anteriormente mencionado, pero esta vez la incoherencia se queda en el plano narrativo, revisitando los lugares comunes del género documental en clave posmoderna y conservando cierta integridad formal no exenta de vaivenes de la cámara, planos dentro de planos e insertos de Facebook como voyeur cibernético en una especie de actualización metanfetamínica del tren de sombras de José Luis Guerín.

“Mi loco Erasmus” es como esos estados de alteración sensorial toxicómana de los que el sujeto, angustiado, cree que nunca va a poder escapar. O como esos vídeos de decapitaciones y miembros amputados que queremos pensar, queremos creer, que no son de verdad, que son una mentira perfectamente orquestada para causar en nosotros el horror más puro. No queda otra que rendirse a esta oda al nihilismo pergeñada por los terroristas más brillantes del panorama audiovisual español. Señoras y señores, con todos ustedes, el fin del cine.

El principio de la película nos plantea el intento por parte de Dídac de hacer un documental sobre los estudiantes de Erasmus, que viven en Barcelona. Este comienzo es muy interesante, donde además vemos el trabajo del protagonista como dibujante, con esos retratos de los distintos estratos sociales y con las declaraciones de esos estudiantes y el motivo por el que vienen a España a estudiar. Pero según avanza la película se transforma en los problemas del protagonista en su negocio de venta de camisetas y su otro trabajo en el banco cambiando los carteles publicitarios.
Esos problemas de financiación, pese a la ayuda económica de Miguel Nogueira y la colaboración con Carlos Vermut ( director de Diamond flash ), este último como encargado del tema visual de la película en sus carteles y créditos se van diluyendo para contarnos las opiniones de los vecinos y la familia de Díidac.
Lo mejor de la película es:
- Esos dibujos muy originales diseñados por Dídac, representando a los estudiantes de Erasmus, a los que vemos hablar y moverse produciendo grandes situaciones cómicas.
- La explicación por parte del periodista Oscar Dalmau , de porque vienen los estudiantes de Erasmus a España.

Hermético vacío nihilista y posthumorista del que salen escenas brutales. Magnífico el irracional empeño del director por alargar la escena de Didac y su compañero trabajando. Delirio deprimente y decadente de un pseudoartista, un Banksy fracasado, un juguete roto del mundo del arte, alguien que intenta hacer su obra magna sobre un grupo de jóvenes que se emborrachan y follan entre ellos. Brutal la parte kitsch de los créditos. "Keep it cutre" como diría el gran Ignatius Farray. Obra maestra y totalmente necesaria para reforzar este género tan sumamente inteligente y a la vez absurdo.

Hasta que no he entrado en Filmaffinity para ver otras opiniones sobre esta (llamémosla) película, no he acabado de comprender que todo lo que me estaban contando era falso.

Ya me estaba pareciendo extraño tanto interés por un proyecto abocado al fracaso desde el principio. Un documental sobre los estudiantes extranjeros del Erasmus en Barcelona se convierte poco a poco en las elucubraciones de un friki al que nadie entiende.¿Estamos ante un loco o ante un genio?

Si no se trata de un documental, la otra opción es la comedia. Pero en ese género también falla, pues está todo tan desestructurado y fragmentado y con ritmo tan lento y monótono que no tiene ninguna gracia. Únicamente nos reímos un poco al ver la cara de pasmo que se le queda al amigo Miguel Noguera intentando comprender las extrañas explicaciones del "genio" Didac Alcaraz. Nos hace gracia sin darnos cuenta que es la misma cara que estamos poniendo nosotros mientras nos preguntamos ¿Pero, Qué nos están contando?