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Rey por inconveniencia (Rey de corazones)

Comedia Octubre, 1918. En los últimos días de la I Guerra Mundial, el soldado Charles Plumpick (Alan Bates) es enviado por sus jefes a desactivar las supuestas bombas dejadas por los alemanes en retirada a su paso por un pueblito francés. Plumpick llega al lugar, sólo para encontrarse con que los internos de un manicomio abandonado han tomado el pueblo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
3 de mayo de 2008
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me recuerda un chiste; Juan pincha una rueda de su auto frente a un manicomio, saca los cuatro tornillos que sujetaban la rueda pinchada y los deja en el suelo a un costado, cuando se dispone a cambiar de rueda otro auto que pasa a gran velocidad pisa todos los tornillos y los envía al demonio, el hombre comienza a buscar los tornillos sin suerte y muy preocupado se pone a pensar que hacer. Mientras tanto un loquito colgado de un paredón del manicomio que había mirando todo, le llama para que se acerque y le dice:

Loquito: no te preocupes, todo tiene solución,
Juan: que solución si perdí los cuatro tornillos,
Loquito: le sacas a cada una de las otras tres ruedas un tornillo y con esos tres tornillos pones la rueda de auxilio en su lugar hasta que soluciones la pinchadura,
Juan: que bueno, no se me había ocurrido, te puedo preguntar una cosa
Loquito: si,
Juan: porque estas en el manicomio ?
Loquito: estoy aquí por loco y no por idiota.

Que bueno no confundir idiotez con locura, detrás de un gran genio siempre hay un loco o los grandes genios todos han sido muy locos, etc. etc.…. Que bueno saber diferenciar entre locura y realidad, leí que perder contacto con la realidad es estar loco. Ahora bien, si perder contacto con la realidad es estar loco, como se interpretaría “perder contacto con la realidad cuando la realidad es una locura”, es estar sano o no ??. Casi siempre evitamos lo que nos daña, inclusive muchas veces la realidad, y eso no es estar loco, solo es tratar de evitar lo que nos daña. Siempre hubo locos por conveniencia. En el medio de una guerra un manicomio es un lugar relativamente tranquilo y seguro. La locura exime de muchas responsabilidades o de todas, y a veces también es posible que nos exima de la carcel.

Tal es el planteo de la película, “los mas locos” sueltos como sanos matándose entre si simulando cordura en el arte de matar y “los menos locos” encerrados simulando cordura al recrear en el pueblo la atmósfera social de la sociedad que los encerró.

La película tiene momentos memorables, ya sea por su música, fotografía y las actuaciones en general, la dirección impecable como todo lo de De Broca, el guión de Daniel Boulanger como siempre es magnifico, en la traducción se pierden muchas cosas, pero igual se entienden las metáforas que el guión intenta construir, como el tema de los animales sueltos por el pueblo (el único animal suelto que puede matar no siendo para comer es el hombre), genialidades como la reflexión sobre la justificación social de los cornudos, porque se justifica socialmente al cornudo, o sea porque es necesario su rol social, “”de no existir cornudos, tampoco existirían amantes””. Muchas son las cosas que hay en esta pelicula para pensar y disfrutar. Película que con el tiempo fue injustamente olvidada.
IVEMEFREE.
IVEMEFREE
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2 de marzo de 2009
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé cómo explicar la alegría de haber encontrado en toda la red al menos una referencia a esta extraordinaria película que ni siquiera figura en la trayectoria de Alan Bates que se expone en Wikipedia.
Creo que es imperdonable porque la realización de este film vanguardista dejó una huella muy marcada en quienes lo recordamos.
Si hoy se volviera a estrenar sería tan o más actual que la actualidad misma de este mundo en el que vivimos.
Ojalá alguien se acuerde de reponerla en las carteleras de todo el mundo y yo seré la primera expectadora.
Fulvia
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31 de mayo de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta entrañable comedia dirigida por Philippe De Broca en 1966 es ante todo una deliciosa parábola sobre el absurdo de la guerra, que reinvindica con espíritu quijotesco "una sabia locura antes que una tonta cordura".
Como un mago, en la que sin duda es su mejor película, este director francés injustamente relegado en el olvido, despliega una fantástica galería de personajes extravagantes, tan poéticos como inolvidables.

El hilo de la historia está situado a fines de 1918, en un pueblecito del norte de Francia. Con las fuerzas aliadas avanzando, un batallón alemán recibe la orden de retirarse pero no sin antes dejar sembrados terribles explosivos coordinados a un mecanismo de relojería. Las fuerzas aliadas, previendo este tipo de despedida de los perdedores, envían a un especialista, el británico Plumpick, para que encuentre la bomba y la desactive.
El protagonista (interpretado por Alan Bates) llega a la ciudad que fue abandonada no sólo por los alemanes sino por sus propios habitantes que sospechan la inminencia del desastre. Pero la desolación no es absoluta. Un puñado de pacientes del manicomio del pueblo, deambula con alegría y espíritu libertario por las calles desiertas y dan la bienvenida al soldado británico, nombrándolo con el título de Rey de Corazones.
Pendiente de alcanzar su objetivo sin despertar el pánico, Plumpick jugará a contrarreloj el doble rol como rey de los locos y desactivador de bombas, buscando la que los alemanes han dejado escondida y que puede estallar en cualquier momento.
Mientras crece el peligro, se acrecienta también la afinidad con sus encantadores huéspedes entre los cuales se encuentra la exquisita Coquelicot (Genevieve Bujold) de la que se enamora. Una película impregnada de poesía en todas las imágenes que tengan que ver con los locos; y de suspenso, en las anécdotas de guerra. Los dos mundos se entrecruzan en el corazón del protagonista, que deberá optar por uno.
Es una película que puede verse infinitas veces, nada más que para dejarse envolver en la frescura poética de su pura magia que no ha logrado desgastar el tiempo.
Adela Hache
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24 de mayo de 2010
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me acordé de esta película, que por cierto, no muchos de mis amigos o conocidos vieron.
Acabo de buscarla en internet y apareció esta página, debido a que salió el tema de las desmanicomialización de Basaglia en la década del 70 en la ciudad de Trieste, Italia, y hete aquí que inmediatamente relacioné con Rey por inconveniencia. Quizá fue esta película como uno de los elementos más relevantes como para que yo luego estudie psicología, pero con una concepción crítica, donde uno no deja nunca de preguntarse cuál es la locura y cuál la cordura en esta sociedad. Y coincido en que esta película no perdió actualidad.
Cómo me gustaría volver a verla.
Saludos a tutti
Saba
Saba
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12 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha habido muchas formas de decir no a la guerra y de mostrar un posicionamiento antibelicista en el cine y, en realidad, cualquier recurso puede funcionar si la denuncia se hace mediante el ingenio. Philippe de Broca tira para adelante a través de la comedia y sobre todo, mediante una idea tan surrealista que leída en la sinopsis parece mala y sin embargo, por arte o magia del cine, esa idea se convierte en una deliciosa aventura en un pueblo desierto que queda en tierra de nadie.

Es una maravilla llegar a la conclusión de que al final quienes están locos son los que pegan tiros, abanderados por razones que tendrán que ver con lo que sea, ya que al fin y al cabo la consecuencia nefasta es la de sembrar la tierra de muertos. Los motivos de las guerras siempre se han de poner en duda, lo mismo para esta IªGM que sirve de escenario para la película como para cualquier otra guerra, el caso es que en un pueblo francés coinciden soldados escoceses con sus uniformes de gala con el ejército alemán en retirada. Y en medio un grupo de locos que se han escapado del sanatorio.

No importa la falta de lógica de algún momento: cómo se escapan, cómo vuelven, por qué no disparan unos soldados, por qué hacen lo que hacen. Lo que interesa de la película es la gran fiesta que montan en el pueblo durante las horas que pueden, el carnaval, los animales del circo y sobre todo, la locura tan especial que los tiene apartados del mundo exterior y que ciertamente tanta falta haría más allá de su mundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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