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Expiación, más allá de la pasión

Romance. Drama. Bélico En el verano de 1935, Briony Tallis (Saoirse Ronan), una precoz escritora de 13 años, cambia irremediablemente el curso de varias vidas al acusar a Robbie Turner (James McAvoy), el amante de su hermana Cecilia (Keira Knightley), de un crimen que no ha cometido. (FILMAFFINITY)
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Críticas 228
Críticas ordenadas por utilidad
6 de enero de 2008
243 de 281 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que la aclamada novela de Ian McEwan, el filme se divide en tres actos. El primero de ellos es donde el conjunto rinde a su más alto nivel. La ambientación, la banda sonora, la cada vez más experta puesta en escena de Joe Wright y la fotografía cuidadosamente colorista nos sumergen de lleno en un universo, de sentimientos ocultos, donde la verdad puede convertirse en algo de lo más subjetivo. Desde el principio la pareja protagonista se compenetra a la perfección: entre Knightley y McAvoy saltan las chispas. La idea de que la acción esté marcada a ritmo de implacable máquina de escribir, a parte de ser de por sí una idea genial (por respetar la obra original), indica quién es el auténtico personaje central de la trama… quién va a forjar el destino de sus seres más queridos. Desde la ambigua situación en la fuente hasta la explosión erótica en la biblioteca, pasando por los momentos previos a la cena, absolutamente todo en el primer acto roza la perfección. Realmente huele a obra maestra.

La lástima es el segundo acto. Curiosamente no falla el aspecto cinematográfico, sino el novelístico. Me explico: Joe Wright y su equipo al completo llevan a cabo aquí también una gran labor. Los actores siguen a la altura, el acertado cambio de fotografía transmite la desolación de la guerra y de los amantes y hay alguna que otra escena para enmarcar, como la de la playa de Dunkerque, que demuestra el grado de implicación del director londinense con la obra: un larguísimo plano secuencia prodigioso a la par que aterrador. Como ya se ha dicho, lo que flojea es la base. Al igual que el personaje de Robbie y sus compañeros, la historia parece ir sin ningún rumbo (quizás se note demasiado el hecho de que Knightley y McAvoy compartan escasos momentos en este tramo). Si a ello le sumamos la exagerada duración del acto, es inevitable mirar el reloj de vez en cuando, lo cual es una lástima, porqué -repito- la factura técnica es impecable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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25 de enero de 2010
215 de 275 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo que llevo escuchando por ahí y leyendo en Filmaffinity y en otros campos de la comunicación que los Oscars están podridos, que los reparten a dedo quienes detentan el poder en la Industria, que las mejores películas no son las que están nominadas, etc... A esa corriente de opinión, cada día más pesada y cansina y defendida machaconamente con argumentos cada vez más mediocres, yo le daría nombre: "corriente de pensamiento retromongólico cinematográfico" y añadiría su eslogan debajo: "Los Oscars son como el Mc Donnals". En los últimos tiempos más gafapastas, modernillos y gilipuertas varios denostan producciones tan cuidadas como Expiación por el simple hecho de ser candidatas al premio honorífico del Cine por excelencia.

¿ES QUE ACASO HABEIS VISTO UNA PELÍCULA COMO ÉSTA ANTERIORMENTE EN EL CINE?

Porque resulta que mirando evaluaciones y demás, llego a la conclusión de que me gusta a mí, al entrenador de petanca de mi padre (que es un gran cinéfilo) y a mi puto mono Amedio. La respuesta es NO. Jamás habeis visto una obra así en el Cine, y creo que pasará cierto tiempo hasta que realicen otra igual. Pero eso sí, no se preocupen, por el camino nos atiborraremos de engendros como "Avatar" que a día de hoy y tras un mes y medio en las pantallas posee la inestimable cifra en FA de más de 22.500 votos y 750 críticas y que nos cuenta una mediocre historia filmada antes un millón de veces con distintos nombres.

¿ACASO AVATAR ERA UNA HISTORIA ORIGINAL DE... AMOR?

No, desde luego. Esta película la ostenta por derecho propio y que desconociera su existencia hasta ayer confirma mis temores más fundados de una revolución neobolchevique gafapasta y analfabeta para asaltar el mundo del Cine llenándonos de mierda en 3D, montones de dibujos por ordenador haciendo mongoladas e historias requetecontadas mil veces con diferentes formatos plásticos. ¿La mierda se demanda o nos la echan por encima disfrazada de arte y luego damos las gracias? Yo paso.

Una serie de dudas me corroen sobre esta película:

-¿Los actores cometieron algún pecado por actuar impecablemente?
-¿El maravilloso plano secuencia en la playa en Dunkerke lo filmó James Cameron?
-¿Acaso la fotografía y la banda sonora no acarician todos los segundos de metraje con una dulzura increíble?
-¿No ha sido hermoso que nos engañen de esa manera?
-¿El final no te emociona porque la puta realidad no es como te la esperabas?

Esta película me ha conmovido tanto por la excelente manera de rodarla como por contarnos una historia de amor verdadera. No he dicho buena, he dicho verdadera, que siempre es mucho más fiable que las demás. Y sí, debo de ser un tipo muy raro. Y el entrenador de mi padre. Y mi puto mono Amedio.

Si la veis seguramente la disfruteis enormemente, pero antes debereis quitaros las gafas. Salud.
Txarly
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4 de marzo de 2008
116 de 138 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuántas veces Briony Tallis se estrellaría contra el muro de la impotencia al no poseer el poder de regresar a aquel momento que lo truncó todo. Cuántas veces su corazón exudaría inútiles lágrimas de sangre y se retorcería de arrepentimiento al recordar.
Y cuántas veces se obsesionaría imaginando lo que pudo haber sido y nunca fue. Todo su ser se paralizó en aquel fatídico verano de 1935 y ya no viviría más que para volver y volver constantemente al tremendo e inconsciente error que cometió.
Esta es la historia de una penitencia autoimpuesta. De memorias ancladas en un pasado cuyo curso natural se desvió hacia la destrucción. La espeluznante sensación del remordimiento que jamás concede un instante de tregua.
A veces cometemos equivocaciones que pueden cobrarse el precio más terrible. Aunque seamos niños inconscientes. Incluso un acto de impulsiva venganza infantil puede saber a hiel y traer las más insospechadas desgracias.
Briony, que se deja invadir por la frustración y el rencor, en la ceguera de sentirse segundona y eclipsada, de creerse relegada al segundo plano de los hermanos menores que se encuentran en esa edad ingrata, en esa especie de tierra de nadie que es la preadolescencia. Frustración porque clama por su lugar en el orden de las cosas y nadie parece hacerle caso. Frustración porque ya empieza a experimentar sentimientos que le vienen grandes a su vacilante cuerpo inconcluso, y el objeto de su amor primerizo no la ve más que como a una niña. Rabia porque a su alrededor suceden acontecimientos que no comprende bien pero cuyas implicaciones sí intuye. Impotencia porque se halla rodeada de adultos que se comportan de forma extraña, ignorándola en sus tribulaciones.
Y un día explota, y la furia de su erupción llega muchísimo más lejos de lo que realmente deseaba. La explosión causa destrozos irreparables.
Tiempo después, cuando ella reflexiona sobre lo que hizo, la culpabilidad la aplasta. Y trata de buscar una manera de enmendar el daño... ¿Para calmar la culpa que la corroe, para buscar el perdón de los damnificados, entre los que se encuentra ella misma? ¿Para devolverles un futuro arrebatado?
Con una fotografía que en ocasiones casi deja sin aliento, tratada de una forma increíblemente bella, intimista, personal y emotiva; con una banda sonora como no podía esperar menos del genio Dario Marianelli, cautivadora, original (las teclas de la máquina de escribir marcando el ritmo), melancólica, delicada y apasionada; con unas interpretaciones en su justa medida, destacando sobre todo James McAvoy (¡menuda mirada!), Keira Knightley (por la que siento respeto y cuyo trabajo en esta obra me parece digno de elogio, emanando gran sensualidad en ciertos momentos y un desamparo infinito en los penosos intentos de su personaje, Cecilia Tallis, por rehacer su vida deshecha), y Vanessa Redgrave en su breve pero contundente aparición.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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30 de diciembre de 2007
176 de 287 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno no puede evitar sentirse engañado después de haber sido partícipe de esta experiencia cinematográfica tan brillante a nivel técnico como fallida en su estructura narrativa. Es una lástima, porque los primeros 50 minutos, toda una pieza de orfebrería fílmica, fluyen aparentando ser una simbiosis perfecta de todos los elementos audiovisuales al servicio de una narración concisa que atrapa y promete dar muchísimo más de lo que demuestra tener en la siguiente hora.

A partir de ese momento, la película cae en la más absoluta indeterminación y empieza a consumirse en su propia estilización. Véase como ejemplo paradigmático el inmenso, lírico y precioso plano secuencia de la playa, momento cinemático sublime pero totalmente innecesario para el avance de la historia y que queda al descubierto como un vehículo de lucimiento para Joe Wright y su equipo técnico.

Cuando parece que la historia se queda sin balas para mantenernos despiertos, remonta un poco el vuelo, para engañarnos como a chinos en un “sorprendente” final del cual me queda claro que si la Briony fuera una escritora de verdad, desde luego las editoras de baratas novelas rosa tendrían un nombre más que engrosar a sus listas, justito al lado de incompetentes como Danielle Stelle. En ese momento, la música de Marianelli (que acumula un acierto tras otro desde la magnífica “In This World” de Michael Winterbottom), la excelente fotografía de Seamus McGarvey (jugando en la misma liga de Kaminski respecto a la sobreexposición y balanceándose en la fina línea que separa al cine del anuncio de perfumes), el (por momentos) audaz montaje y las correctas interpretaciones del elenco principal pierden toda su importancia, puesto que la historia se ha desvanecido en la nada. Una reflexión sobre la necesidad de los finales felices intenta dotar al conjunto de una supuesta trascendencia metalingüística que no consigue más que maquillar el entuerto sin más consecuencia que un sonoro “MEH” por parte de un espectador cabreado por haberse quedado con el agrio regusto de un mal caramelo maravillosamente envuelto.
philelvrum
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12 de enero de 2008
61 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede negar que es una gran película, pero he de decir que no me dejó la sensación de las películas con mayúsculas. Coincido con todo el mundo en que la primera hora roza la perfección, con una fotografía genial, unas interpretaciones convincentes y una historia que te atrapa, pero ahí parece terminarse la película. Los recovecos por donde transcurre la segunda hora deslucen en gran parte el conjunto final de la película que solo se salva con el inesperado final. Para mí es el único final posible para arreglar el resultado y volver a atraer la atención del espectador al final del metraje. Aún con sus defectos y virtudes me atrevería a decir que esta muy por encíma de la media de películas en cartel, aunque eso también depende de lo que busques.
Juan Carlos
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