La lista negra

Este film da carpetazo 17 años después, a la saga de “Harry el sucio”, tras cinco (con esta) entregas el personaje se ha movido con mucho éxito dentro del ámbito cinematográfico, ha sido el catalizador de muchas opiniones encontradas y ha prevalecido su jerga sin llegar a resultar un dinosaurio envejecido por sus propios criterios ideológicos. Es ahora el momento de jubilar al personaje, sin despreciar su origen ni los principios que le vieron nacer como un icono social. “La lista negra” no es una gran película, tampoco es una mala película, digamos que intenta cumplir un objetivo que es sobretodo mantener un nivel digno, algo que al menos consigue. Es un film con tremendos altibajos, que hay que achacar a un endeble guión que presenta dos batallas diferentes, una con el personaje y otra con la historia siendo en ambos casos poco continua en cuanto a calidad, a pesar de tener buenos momentos y divertidos. Harry continúa (como no podía ser de otra manera) con su lucha contra la burocracia, los jefes incompetentes, siendo ahora mucho más veterano y con una enorme reputación, incluso la prensa se interesa por sus procedimientos para lograr sus objetivos. En cuanto a la historia es un tanto vacía, si bien parte de una proposición interesante como es la de un asesino en serie que utiliza una lista en la que aparecen sus futuras víctimas, ésta no está nada trabajada, es difícil solidarizarse con el tipo de personas que aparecen en esa lista lo que hace difícil la complicidad a la hora de entrar en la trama, la identidad del asesino es casi insustancial y la investigación de Harry y su compañero queda arrastrada por lo que les sucede a ellos mismos en lugar de las pretensiones del asesino. El salvavidas de este film radica en el efecto colateral que ejerce la figura de Eastwood, su presencia y credibilidad, la simpatía que corre por nuestras venas y que nos lleva a preocuparnos por él y no por el resto de las víctimas de la lista. Tenemos la oportunidad de ver a un Jim Carrey en el inicio de su carrera y a Liam Neeson que igualmente comenzaba su despegue, pero sin duda la película es Eastwood un gigante entre los grandes que cierra una etapa de su brillante carrera.

Supongo que por motivos comerciales, el bueno de Clint se atreve a meterse en la piel del inspector mas duro de S.Francisco, el cual ha envejecido notablemente (algo así como Roger Moore en Panorama para matar pero con más canas), y ahora se enfrenta no con sus superiores sino...con la prensa, en particular con una linda reportera que está calado que se enamorará de él hasta las trancas.

El guión es flojito, la acción roza lo inverosímil con un eastwood de puntería 100% y el cual tiene la facultada de no ser rozado por las miles de balas que le disparan, el malo de la peli no tiene gancho ninguno y visto hoy parece ridículo.

Que se salva, pues poquito, pero lo justo para no irte a la cama sin ver el final, ya que Dirty Harry se merece un respeto, alguna de sus frases que deleitan al personal y el final que resulta gracioso (sino consigue meternos en tensión algo es algo). En fin muchos fallos y recomendable para fans del personaje en su última? (nunca se sabe, díganselo a stallone) aventura.

Que haya envejecido no quiere decir nada, no es excusa decir que la peli es flojita por eso, es por el estúpido guión y la mala dirección, Buddy Van Horn será un excelente doblador, pero como director no tiene mucho que hacer.

En cuanto a la interpretación de Clint, una vez más encarnando al rudo y astuto inspector Harry Callahan, yo también coincido en que es su peor registro de la saga, resulta mucho más hastiado y vulgar.
Lo demás, consigue entretenernos un poco sus viejas costumbres y sus ácidos comentarios, nada más.

No hay más leña que la que arde y nadie vendrá a solucionar las cosas ni a enderezar ese gen egoísta que hace tiempo se torció. De todas maneras en el hecho de que Clint Eastwood sea capaz de alternar cosas tan sumamente grandiosas de un lado de la cámara con otras como ésta del otro lado, sólo debe explicarse con algo de corte metafísico.
Es cierto que Harry Callahan ya había sido exprimido hasta la saciedad, que ya había denunciado las condiciones laborales de los policías de San Francisco, la estupidez de los responsables políticos y de la prensa. Es cierto que ya había poco más que sacarle al pobre Callahan, un par de disparos por aquí y un par de bofetadas por allá. Pero lo que han hecho los responsables de esta producción no tiene mayor justificación que perpetuar en el tiempo una fórmula en otra hora exitosa. Más no hay.
Quizás la gracia de ver actores hoy de éxito en los casi inicios de su carrera como Jim Carrey, todavía sujeto a su histrionismo menos sugerente. Por lo menos muere pronto, no desfallezcan.
Harry Callahan consigue ser un superhéroe sin capa, las mujeres, a pesar de sus insultos, caen rendidas, los malos parecen imbéciles ante su porte. La realidad se prediseña con sus elevaciones de cejas y, mientras, Harry Callahan consigue insuflar a un cierto modelo masculino en vías de extinción sus últimos estertores para alcanzar el vaso de whisky.
Lo más grave es que parece que algunos ni se han enterado. RIP.

Poco me esperaba de "La lista negra" al ser ésta la quinta entrega del inspector Harry Callahan. Sin embargo, me equivoqué al creer que no aportaría nada nuevo. Si bien el comienzo es tópico y centrado más en la acción fallida que en la trama - con unos asesinados en los tiroteos que se "mueren" además fatal -, hay que darle una oportunidad.
Para empezar, aunque el carácter poco ortodoxo del personaje ha sido explotado hasta la saciedad, las frases lapidarias de Clint Eastwood siguen siendo irónicamente sensacionales. También el director, Buddy Van Horn, juega fenomenalmente al despiste con el espectador haciéndole suponer cosas que después cambian inesperadamente y logra mantener el suspense hasta el final, a través de una historia muy bien desarrollada y finiquitada.
Pero su punto fuerte, lo que realmente la destaca por encima de otros de los casos de Callahan es la profunda crítica que realiza al sistema judicial americano, a lo que la gente es capaz de hacer por fama y, sobre todo, a la falta de ética de muchos periodistas que sólo buscan sangre y morbo.
No obstante, lo mejor y lo más sorpresivo lo dejo en spoiler: