Bridget Jones' Baby

La comedia romántica no es de mis géneros preferidos. Los romances banales y las historias típicas nunca han sido totalmente de mi agrado y normalmente me aburren y no saco casi nada interesante de ellas. Sin embargo, quizás por la nostalgia que me produce o por su humor inglés, 'El diario de Bridget Jones' siempre me ha parecido una cinta muy decente.

El éxito de la primera entrega trajo consigo un bajón con la segunda parte: 'El diario de Bridget Jones: Sobreviviré'. Aquí, a pesar de alguna broma inspirada, la historia se sentía repetitiva y sin fuerza, aunque Zellweger hizo lo que pude por salvar a la película y consiguió darle un mínimo de interés. Después de esta seguna parte, se plantaba una incógnita: ¿qué pasa con la tercera parte? Durante los años posteriores se planteó esta duda entre los seguidores de esta «saga». Las operaciones de Zellweger en la cara provocaron el pánico entre productores y público e incluso se planteó un cambio de protagonista con Reese Whiterspoon —por suerte nunca se dio—.

Afortunadamente, 2016 nos ha regalado el supuesto final de la historia de Bridget Jones. Dirigida por Sharon Maguire —directora del primer filme— y con guion de la propia Helen Fielding —autora de las novelas de Bridget Jones— junto con Emma Thompson —cuyo personaje probablemente es el mejor de la película—, esta 'Bridget Jones's Baby' nos cuenta una historia sencilla de enredos al más puro estilo Bridget Jones: Bridget liga con un guapo con el que tiene sexo y a los pocos días tiene sexo con Mark, su antiguo marido. Al poco descubre que está embarazada y no sabe de quién de los dos es el bebé.

Maguire nos regala una entrega sólida, con un humor muy acertado —casi todo el tiempo—, con un ritmo adecuado y con unos personajes muy divertidos. Patrick Dempsey convence, aunque no entusiasma, como rival de Mark, Renée Zellweger demuestra que, a pesar de su aspecto, sigue conservando la chispa que la caracteriza y Colin Firth, aun con arrugas y canas, sigue siendo el Mark Darcy, el apuesto cabellero que enamoró al público en la primera película.

La historia es, quizás, típica y, en ciertos puntos, predecible, pero da lo mismo. La cinta cumple su función, da lo que promete, lo que un fan de Bridget Jones podría esperar: una «aventura» sencilla, con mucho drama y romance y muy entretenida. La banda sonora combina muy bien el estilo clásico con el moderno, al igual que las bromas que, aunque no son tan mordaces como cabría esperarse, funcionan correctamente.

En resumen, 'Bridget Jones's Baby' es un acierto de comedia romántica que recupera lo que hizo exitosa a 'El diario de Bridget Jones' y rescata antiguos personajes e incluye algunos nuevos muy divertidos. Si te gustó la primera y la segunda te pareció regulera, lánzate de cabeza al cine. Estoy convencido de que, como mínimo, pasaréis un rato agradable.

-Bridget Jones vuelve con energía y cierta nostalgia, pero su excesivo amor por el patetismo y su inconcebible nivel de absurdo sumados a la vulgaridad e innecesariedad del conjunto; convierten esta secuela en un ridículo circo de los horrores.
-El reparto funciona tan bien como siempre y el regreso de Sharon Maguire es un soplo de aire fresco. No sé si reírme o llorar de vergüenza, decido hacer ambas cosas.

La primera entrega de esta trilogía (que adaptaba el best-seller de Helen Fielding), fue una agradable sorpresa para el género que nos descubrió a un personaje encantador y honesto con el que podíamos empatizar como seres humanos. La película fue todo un éxito y lo de comer helado tras las rupturas se convirtió en un delicioso cliché. Tres años después y para intentar repetir el éxito de la original, Universal le pasaría el testigo a la directora Beeban Kidron (“El hombre que vino del mar”). La secuela no sólo no estuvo al nivel de la primera, sino que fue un desastre de la cabeza a los pies, convirtiendo al encantador personaje en una parodia de si mismo que insultaba a las mujeres. Ahora 12 años después, la saga regresa con la directora que lo empezó todo, a los mandos. Sharon Maguire es esa directora, y junto a Renée Zellweger y Colin Firth; representan los nombres importantes de esta secuela. Repiten algunos secundarios como: James Callis, Celia Imrie, Sally Phillips o Jim Broadbent. En cuanto al guión tenemos a tres encargados. Helen Fielding regresa para adaptar de nuevo a su personaje, le acompañan la magnífica Emma Thompson y el espantoso Dan Mazer. Ahora que Bridget ha vuelto a los cines y a nuestras vidas, voy a deciros si debéis estar felices, comer helado, o pasar directamente al whiskey doble.
Sinceramente, no he pasado un mal rato con esta secuela. Ni me he aburrido ni me ha ofendido como la segunda parte. No obstante es una película bastante lamentable. Claro está que Bridget no debió volver tras su primera aventura, pero en esta ocasión la historia resulta prometedora y parece poder acercarnos un poco más a Bridget, al mismo tiempo que el personaje desarrolla una madurez que le otorgan la edad y las decisiones. Todo esto no quiere decir que el personaje deba perder su torpeza o rasgos característicos, pero deberíamos apreciar interesantes cambios. Por supuesto todo esto son suposiciones. De hecho la película no hace nada de ésto y focaliza la torpeza de Bridget por encima de su humanidad, llevando el absurdo a niveles indecibles. El personaje ha perdido muchas de sus características principales y parece haber sido reducido a un revoltijo de imbecilidad, incompetencia, ignorancia y rasgos caricaturescos. Lo único realmente gracioso de la película es traer de vuelta a un personaje que nos hablaba de la importancia de aceptarse a uno mismo en contra de la tiranía de la imagen, con la cara de una actriz tan operada que en las cámaras lentas duele mirarla.
En algunas ocasiones (tres o cuatro) la película deja a un lado el sinfín de burdas y reiterativas chorradas carentes de ingenio y originalidad, y nos sorprende con escenas formadas de emociones honestas y conmovedoras, en las que Renée Zellweger resulta tan creíble y cálida como divertida. También hay algunos diálogos bastante agudos, casi todos en la boca de una Emma Thompson que se come cada escena convirtiéndose en el mejor -casi único- activo de la película; al igual que Hugh Grant lo fue en la segunda. El último elogio va para el triángulo amoroso, que pese a su previsible avance, resulta extremadamente funcional y diferente de lo que estamos acostumbrados a ver. Firth y Zellwegger aún funcionan bien en pantalla. En especial si tenemos en cuenta que esta película refuerza los arquetipos de mujer tonta y banal que encuentra la dimensionalidad con la maternidad y figura del hombre "pagafantas" máximo.
Todo es obvio, todo es burdo, todo es superficial, todo es patético y todo es caricatura en dos horas de constantes golpes y situaciones sencillamente humillantes que parecen haber sido ideadas por el gemelo inepto de Dan Mazer (es difícil creer que él sea el gemelo con talento). Pero con la energía que aporta la dirección de Maguire, me es imposible no reír aunque sea de la vergüenza absoluta que me provocan las tonterías. Así pues, salgo del cine confuso, sin saber que tipo de circo he visto, sin saber cual era la necesidad de traerlo a la ciudad y sabiendo que era realmente malo; pero me he entretenido aunque sea a costa de algunas neuronas. Ahora a olvidar el regreso de Bridget a mi vida, el whiskey doble parece la mejor elección.

He de decir que no puedo ser objetivo con esta saga. "El Diario de Bridget Jones" forma junto con "Notting Hill" y "Love Actually" el trío de ases de mi familia: si aparece cualquier fragmento de una de ellas en la televisión, todos comenzamos a llamarnos los unos a los otros para acudir corriendo al salón. Cualquier compromiso o deber importante que tuviéramos queda inmediatamente anulado sin problemas, y si alguien duda un poco de si puede ponerse a ver la tele en ese momento, todos hacemos presión de grupo: hay que quedarse a verla hasta el final.

Por eso cuando me tocaron las entradas para el pre-estreno en Madrid me hizo especial ilusión; ilusión por volver a ver a Bridget y a Mark en la gran pantalla, si bien el tráiler me había parecido bastante sin más...

Pero bueno, ha habido suerte. Mucho más cercana a los diálogos y al tono de la primera que al de la generalmente lapidada segunda película, "Bridget Jones' Baby" nos da una historia divertidísima (más de lo que parecía a primera vista) en la que la pareja formada por Renée Zellweger y Colin Firth vuelve a brillar con luz propia. Hay un momento en el que aparecen imágenes de la primera peli y piensas "¡Joder, qué mayores están y en consecuencia qué mayor estoy yo!" Da igual. Bridget Jones tendrá nueva cara pero ella es la misma de siempre, al igual que su compañero.
Patrick Dempsey se queda en tierra de nadie: boh, no molesta, pero no tiene mucha química con el personaje principal y aunque su personaje cobra mucha importancia, parece que está ahí únicamente porque Hugh Grant rechazó volver a hacer el papel de Daniel (¡ojalá hubiera vuelto! ¡Habría sido alucinante!).
Los amigos y padres de Bridget vuelven a ser unos secundarios cojonudos, mientras que Emma Thompson es la verdadera robaescenas de la película (adquisición 10).

No es (ni pretende serlo) la película del año. Simplemente es un genial colofón y un regalo merecido a todos aquellos que cada vez que escuchamos "All by myself" pensamos "Aaaaaaaay tengo que volver a ver El diario de Bridget Jones".

Entre cabezada y cabezada, me doy cuenta de que cosas que son graciosas en personajes veinteañeros resultan simplemente grotescas en cuarentones.

También me doy cuenta de que el modelo de varón propuesto en el cine de consumo es el pringao total.

Pero, bueno, la gente reía en la sala, así que la culpa de mi aburrimiento debe de ser solo mía; habré tenido una tarde tonta.

Innecesaria secuela de la innecesaria secuela de la sobrevalorada "El diarío de Bridget Jones". Tener novio no es lo más importante en la vida de las mujeres, esa idea es machista y retrógrada. Las actuaciones son malas, el personaje de Renée Zellweger supuestamente tiene 40 años recién cumplidos, pero no cuela, la actriz anda cerca de los 50. En cuanto a la madurez de su personaje, anda más cerca de los quince. Lo mismo que el resto del reparto, son viejos y no pegan en sus papeles ni en sus actitudes, solamente ruedan la película con estos actores por que la saga es famosa. La fama es irrelevante, al igual que este bodrio insufrible y nada gracioso donde se promueve la inmadurez. La historia es la misma que la de una subtrama aleatoria en un culebrón venezolano de esos que echan a las cinco de la tarde, o la de un telefilme romántico de antena tres de sábado al medio día. Que la protagonista esté embarazada y haya dudas entre dos hombres sobre cual de ellos es el padre no es un guión. Otra forzada secuela absurda saca dinero