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Philomena

Drama Basada en hechos reales. Philomena Lee, una adolescente irlandesa que vivía en un internado de monjas, se quedó embarazada y se vio obligada a dar a su hijo en adopción. Cincuenta años después, decide contárselo a su hija y se pone en contacto con un periodista de la BBC para que le ayude a contar su historia y a encontrar a su hijo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 108
Críticas ordenadas por utilidad
12 de noviembre de 2013
58 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Márchate, oh niño humano!
A las aguas y lo silvestre
con un hada, de la mano,
pues hay en el mundo más llanto del que puedes entender.
En 1986 William Butler Yeats escribió el poema El Niño Robado que, basado en una leyenda irlandesa, cuenta cómo unas hadas intentan engatusar a un niño para que se vaya con ellas. Cincuenta años después de aquella magnífica composición, la mitológica trama del poema se convirtió en una espantosa realidad, cuando en las décadas de los 50 y los 60, miles de jóvenes irlandesas fueron enviadas a conventos y separadas de sus hijos ya que, según la iglesia católica, su embarazo fuera del matrimonio las convertía en seres amorales incapaces de hacerse cargo de los niños. Gracias a esta excusa, monjas como las del monasterio de Roscrea, un pequeño pueblo situado al norte de Tipperary, embolsaron grandes cantidades de dinero vendiendo a estos pobres retoños a pudientes familias americanas. Un caso similar al de los niños robados del franquismo en España, que ha vuelto a ser noticia recientemente por la fría impunidad con la que ha sido resuelto.
Un argumento que en principio podría parecer completamente deprimente, queda agradablemente amenizado por tres factores que hacen de este largometraje un entrañable cuento de noventa minutos: el director, Stephen Frears, un ducho narrador de historias británico, que sabe cómo tratar temas peliagudos sin que el resultado se convierta en un indigesto melodrama; el actor principal, Steve Coogan, un grande del humor que pondrá una sonrisa en nuestra cara en los momentos más incómodos y, por supuesto, Judi Dench, y aquí va una apuesta anticipada como firme candidata para el Oscar a la mejor actriz principal, en el papel de Philomena, una interpretación que es todo ternura y empatía, llegando a conseguir, desde sus primeras escenas, que el espectador se preocupe tanto por ella que se olvidará de todo lo que pase a su alrededor.
Pero no queremos crear malentendidos, al cine, en esta ocasión, iremos a llorar, no tengan la menor duda; sin embargo también vamos a reír y a hablar sobre un sinfín de temas delicados abordados con mucho tacto pero sin cortapisas, vamos a descubrir las diferentes reacciones de las personas ante situaciones extremas, la bondad y la maldad, la comprensión, el egoísmo y la indiferencia, todo de la mano de una mujer que nos dará una auténtica lección de lo que significa el perdón como medio de encontrarse bien con uno mismo.
Frears, que se dio a conocer con su fantástico filme Mi hermosa lavandería, 1985, es un director cuyo abierto tratamiento de temas como la homosexualidad y el racismo, dentro del submundo marginal inglés, pronto le creó la fama de realizador controvertido, la cual corroboró con Ábrete de orejas, 1986 ó Sammie y Rosie se lo montan, 1987, en una época en la que había que andar con pies de plomo dado el duro régimen con el que Margaret Tatcher se ganó el epíteto de Dama de Hierro y que actuaba como revulsivo de ese tipo de historias. Pese a ello, el director no quiso encasillarse y, en 1988, mostró al mundo que es capaz de dirigir a un reparto estelar para realizar un drama de época de lo más burgués, gracias a la fantástica Las amistades peligrosas. Con Philomena, Frears vuelve, con más fuerza que nunca, a levantar ampollas con su polémico punto de vista de la sociedad contemporánea.
La cinta relata la verídica historia de Philomena Lee, una mujer que, como toda adolescente, conoció a un chico que le gustaba, éste la invitó a una manzana de caramelo en una feria local comenzando así un idilio amoroso. Una manzana mordida que representa, en perfecto simbolismo, el pecado carnal de una joven que cometió el error de nacer en el momento inoportuno pero que, con los años, recordará esa dulce fruta como una experiencia inolvidable. El desconocimiento de este tipo de relaciones derivado de la inexistente educación sexual, y la imprudencia que este desconocimiento conllevaba, hizo que la joven quedara embarazada y tachada de maldita por las monjas que se hicieron cargo de ella. Una vez dio a luz, el niño fue vendido a una familia estadounidense a la edad de tres años bajo la desesperación de la joven. Cincuenta años guardó el secreto de su forzada separación, más avergonzada que atemorizada por las infames acusaciones con las que las monjas la amenazaron, hasta que finalmente se lo contó a su hija quien, enormemente apenada por la terrible confidencia que acababa de escuchar, se lo relató a un periodista en horas bajas junto al que comenzó la búsqueda del pequeño Anthony.


Termino en spoiler por motivos de espacio. No se desvela nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Peaky Boy
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1 de marzo de 2014
39 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces se confunde buena labor social con mojigatería e intransigencia, integrismo moral (casi siempre sexual) con virtud excelsa, obsesión por creer saber lo que les conviene a los demás en vez de practicar la caridad cristiana (ayudar sin juzgar, apoyar sin censurar, acompañar sin sermonear). Los años cincuenta fueron una época aún dura y difícil para las mujeres que quedaban embarazadas fuera del matrimonio – y los países católicos, con su simplista obsesión talibán por la castidad y la abstinencia a cualquier precio, su censura de todo goce y toda alegría sensual o sexual, han deformado y tergiversado la percepción de la belleza de la vida y uno de sus más preciados frutos: la maternidad.

Esta entrañable película británica bucea en las consecuencias de unos actos de principios de los años cincuenta y de las consecuencias y ramificaciones que tuvo durante más de cincuenta años en su atribulada, adorable, incombustible y bondadosa protagonista. La añoranza, la nostalgia, la desazón, cuando llega la vejez y sentimos que tenemos que enderezar algún traspiés que hubiéramos acometido en nuestra vida (traspiés que no se refiere a haber sido madre soltera, sino a haberlo ocultado como si fuera un estigma inapropiado y lacerante). Una búsqueda y reconstrucción pormenorizada y paciente, abocada a la incertidumbre y la melancolía, la tristeza o el desánimo. Todo camino que se emprende puede tener un desenlace imprevisto y riesgoso.

Quizás el guión sea algo lánguido y timorato, con demasiada presencia de un Steve Coogan (no en vano es también productor y guionista) dando vida a un personaje algo cargante en su malhumorada vanidad (tanta supremacía intelectual le hace perder de vista al ser humano), hurtando casi toda sutileza y diezmando la profundidad del relato, optando por la soflama simplista en vez de ahondar en las contradicciones del individuo, donde bondad y maldad van de la mano y se decanta según el momento y la casualidad.

Pero ahí surge la inconmensurable Judi Dench, en una de sus más memorables creaciones, donde su bondad, su capacidad de perdón, su remordimiento vital, su desazón existencial encuentran el mejor de los talentos y el más excelso de los talantes para convertir en inolvidable lo que no deja de ser el relato de una mujer sencilla, adorable y adicta a los culebrones, que deja un indeleble sabor a conocido y reconocible y que te acompaña más allá de la proyección. Ella merece la pena y justifica la película toda. Sin ella no pasaría de discreta obrilla llena de buenas intenciones, con ella alcanza categoría de testimonio perdurable.
antonalva
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2 de marzo de 2014
33 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Stephen Frears decidió dirigir esta película debía tenía el azúcar alto, solo así se explica que cuando sales del cine, después de verla, te encuentres al borde de un coma diabético. Puro caramelo liquido que te mantiene pegado a la butaca y te empalaga de tal manera que tardas un buen rato en darte cuenta de que la película es mala. Porque lo es. Como mucho vale para una sesión de tarde de domingo en casa pero poco más.

No reconozco en esta historia pastelosa al director de dos de mis películas diez: “Café irlandés” y “Las amistades peligrosas”. ¿Dónde ha dejado Mr. Frears ese manera suya tan peculiar (dura, satírica e irónica a la par que conmovedora) de hacer crítica? Porque en esta película brilla por su ausencia. Es imposible mostrar reprobación por algo o alguien y a la vez intentar quedar bien con todas las personas o instituciones cuya actuación, supuestamente, estamos denunciando.

Lo mío con los Oscars no tiene arreglo porque no entiendo la nominación como mejor actriz a Judi Dench por un papel absolutamente soso, blando y sin ningún tipo de arista y mucho menos entiendo la nominación a mejor película.

En fin, si alguien realmente está interesado en saber lo que pasaba en Irlanda en los conventos de la Magdalena, gestionados por las hermanas de la Misericordia en nombre de la Iglesia católica, no es esta la película que deben ver.

En “The Magdalene Sisters” el director Peter Mullan nos narra cómo las muchachas que acogían en estos conventos, enviadas allí por sus familias o por los orfanatos, eran encerradas y, para expiar sus pecados (que iban desde ser muy lista o muy tonta a haber sido violada), eran separadas de sus hijos, obligadas a trabajar en las lavanderías todos los días del año, pasaban hambre y eran sometidas a todo tipo de castigos físicos y morales.

Muchas de ellas jamás llegaron a salir de allí.
MAFALDA
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30 de enero de 2014
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que se centra en Philomena (Judi Dench) una mujer de avanzada edad que durante su juventud tuvo a un hijo en un convento de monjas, el cual le fue arrebatado, 50 años después junto a Martin (Steve Coogan) un periodista que acaba de ser despedido de su trabajo emprende un viaje para encontrarlo.

De esta forma inician un periplo con varias sorpresas en su haber, la narración se va llenando de algunos momentos cómicos que la vuelven muy agradable, el trabajo de Dench es realmente sobresaliente, logrando condensar esto mencionado junto al impacto dramático que el film lleva inherente de acuerdo a su trama.

Frears logra su cometido, postrando en pantalla una obra amena, con una historia que se sostiene muy bien, resulta atractiva, nos vemos afectados por lo que vemos y con gran criticidad ante los excesos religiosos, y además muy reflexiva en eso mismo, la pareja protagonista congenian de gran forma.
10P24H
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20 de febrero de 2014
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
30/13(17/02/14) El realizador inglés Stephen Frears nos ofrece un inteligente drama que nos habla sobre todo de la capacidad de perdonar del ser humano, añadiendo sugerentes dosis de comedia británica. Traspasa a la pantalla una historia real que a muchos españoles nos recuerda a un tema candente en nuestro país, como es la desaparición de bebes a manos de monjas para ser vendidos, no es exactamente el mismo caso el que se relata.

La historia se centra en el drama de la irlandesa Philomena Lee (gran Judy Dench de mayor, buena Sophie Kennedy Clark de joven), siendo una adolescente en el año 1951 tras un encuentro sexual con un muchacho en una feria se quedó embarazada, los padres la repudiaron internándola convento de monjas para chicas descarriadas, Abbey Ross Sean en Roscrea en el Condado de Tipperary, allí tendrá a su hijo Anthony, para residir allí debe de firmar un documento renunciando a su retoño, además tendrá que trabajar en la lavandería 7 días a la semana con solo una hora en la jornada para ver a su Anthony, hasta que a los tres años del niño una familia lo adopta sin avisarla y sin poder despedirse de él, la madre sufre dolorosamente, Philomena decide no contar su trauma aunque visita regularmente el convento para intentar recabar información sobre Anthony, hasta que en el 50 cumpleaños de Anthony decide contar su odisea a su hija, esta se lo cuenta a un periodista en horas bajas, Martin Sixsmith (buen Steve Coogan), acaba de ser despedido como asesor del gobierno de Tony Blair, al principio es reticente a investigar, lo tilda de ‘historia de interés humano’ de forma denigrante, lo piensa mejor y ve potencial en el relato, comenzando Martin y Philomena la búsqueda de Anthony, llevándoles de Inglaterra a Irlanda, y de allí a USA, entre los dos surgirán choques por sus diferentes personalidades.

El guión está escrito por Jeff Pope (‘The Last Hangman’) y el protagonista Steve Coogan, adaptan el libro de Martin Sixsmith ‘The Lost Child Of Philomena Lee’, un duro drama que en las hábiles manos de Frears se convierte en una agradable experiencia, sabiendo no caer en las fáciles fauces de la sensiblería.La cinta se podría encuadrar en la categoría de road-movie de buddy-movies, es decir, cinta de 2 personajes contrapuestos en viaje, los dos protagonistas, Philomena y Martin pertenecen a dos universos paralelos, ella es una mujer mayor muy amable, el es de mediana edad y de maneras toscas, ella es muy católica y él es ateo, ella es una mujer sensible y calmada, él cínico e iracundo, y como es de esperar entre los dos se establece una singular relación de tiras y aflojas. El ritmo resulta muy fluido, con momentos emocionantes mezclados con elementos de humor que sirven para desengrasar, ello tocando temas como el amor de madre, el amor de hijo, del perdón, de la redención, de los sentimientos de culpa, de la represión sexual católica, sobre la fe inquebrantable, sobre las paradojas maléficas de la Iglesia, sobre la piedad, sobre las raíces espirituales, incluso toca la homofobia, esto en la sutil crítica a la administración de Ronald reagan a la que se acusa de culpar a los gays de provocarse el Sida.

La cinta ha sido acusada de anticatólica, de arremeter duramente contra esta institución, tiene una temática muy parecida al film de Peter Mullan ‘The Magdalene Sisters’, las dos nos cuentan como a mediados de SXX las jóvenes irlandesas que se quedaban embarazadas fuera del matrimonio eran rechazadas por sus familias por su retorcida moral cristiana, cuando habrá algo más cristiano que querer a tus hijos? Habrá algo más cristiano que querer a tus nietos? Estas desamparadas jóvenes eran internadas en cuasi-presidios donde para empezar les obligaban a renunciar a su hijos, esto era aprovechado por estas instituciones para lucrarse, amén de tratarlas como esclavas en trabajos de lavandería, en el film de Peter Mullan también se contaba como estas chicas eran acosadas sexualmente por los clérigos.

Judy Dench es el pilar más sólido para alejar la historia de ser un telefilm, una actuación portentosa, exhibe una estremecedora empatía, desprende dulzura, vitalidad, inocencia, sensibilidad, derrocha entrañabilidad, tiene momentos de gran ternura sabiendo combinar diferentes facetas, desde la amargura, la ilusión y el humor, una gigante de la interpretación que traspasa la pantalla con su honda mirada, te crees su bondad, su amor, su resignación, Espléndida. Steve Coogan encarna con sobriedad al periodista, alejándose de sus roles cómicos, sabe mostrar una sutil evolución en su comportamiento, se compenetra de modo sobresaliente con Dench, con diálogos que discurren con naturalidad entre ellos, que van de lo trivial, a lo sexual o a la profundidad espiritual. A destacar Sophie Kennedy Clark como la juvenil Philomena, en su corto papel emite emociones, cariño, con el desgarrador momento cuando ve como se llevan a su Anthony, te dan escalofríos.

La puesta en escena es propia de un veterano talento como Frears, con un adecuado diseño de producción de Alan McDonald (‘The Queen’), con un hermoso convento y entorno, con un Washington precioso de grandes monumentos, y esto fotografiado por Robbie Ryan (‘Fish Tank’) con colores cálidos, con lindas tomas de la capital de USA, destacando el bello tramo final en el nevado convento, a esto se suma la delicada música del galo Alexander Desplat (‘El Discurso Del Rey’), que conduce con serenidad las emociones. (Continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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