Destino final 5

Comentar una película que ya cuenta con cinco entregas en su historial es casi tan inútil como producirla. ¿Existe alguna quinta parte de cualquier saga que merezca mención alguna? Pocas producciones logran traspasar el umbral de la secuela, como máximo de la tercera intentona, sin perder el norte en el camino. Repiten fórmula tan descaradamente como aparecen en pantalla actores de saldo recién salidos de un telefilme juvenil de serie B. Ahí está Fast & Furious como ejemplo perfecto de franquicia delirante con cinco retoños en su haber. Y la maquinaria no parece mostrar síntomas de agotamiento.

Justo lo contrario a lo que sucede con Destino final. Oliéndose el desgaste, la saga protagonizada por la mismísima muerte ha decidido cerrar el círculo en esta quinta entrega, con una aparición especial en el último instante que sólo reconocerán aquellos que, allá por el 2000, vieron la primera parte. Por si fuera poco, los títulos de crédito nos deleitan con un mix de las mejores muertes, en una especie de homenaje de todo menos enternecedor. Para colmo, las cifras en Estados Unidos no han acompañado a la cinta, que ha recaudado la mitad que su antecesora. ¿Motivos suficientes para cerrar el chiringuito? Pues oiga, ¡esperemos que no!

Destino final no es como Saw, que con cada nueva entrega empaña más el historial de lo que fue un brillante debut. La película jamás surgió como aspirante a clásico sino a rebufo del éxito de otros filmes de terror para adolescentes como Scream o Sé lo que hicisteis el último verano. A diferencia de todas ellas, no alarga de forma inverosímil una trama y unos personajes que ya no se sostienen (véase Scream 4). La saga no engaña a nadie: festín de muertes enrevesadamente macabras. Y en ver cómo se las ingenian para hacerlas más rebuscadas radica su única razón de ser.

Obviando la calidad interpretativa de los actores (con doble de Fran Rivera incluido), la verosimilitud de una trama absurda, la mayor o menor sofisticación de los guiones, obviando, en definitiva, todo lo que no debería obviarse de una película, nos encontraremos con una sesión de lo más disfrutable. Pocas veces una muerte en pantalla provoca reacciones tan opuestas como la risa y el miedo. Después de cada escena en la que la muerte se despacha a gusto en su particular venganza, el espectador queda del todo satisfecho por haber recibido exactamente lo que buscaba: puro entretenimiento macabro.

Después de una tercera parte medio qué, y una cuarta más bien mala, en la quinta parte de "Destino final" parece que los guionistas han trabajado un poquito más (dentro de lo que cabe).
La secuencia de la destrucción del puente es el mejor accidente de toda la saga, superando en espectacularidad al accidente de tráfico de la segunda, incluso.
Las muertes muy "curradas". En las escenas se genera tensión con la banda sonora y mostrando muchos elementos, de los cuales no sabes cómo terminará muriendo la víctima y terminan sorprendiendo.
Además el 3D está bastante bien.
Creo que hasta el momento (y supongo que es la última), es la tercera mejor de la saga, después de las dos primeras.

Sin duda, esta secuela de DESTINO FINAL compensa las horribles dos últimas partes anteriores que nada se parecían a las dos grandes primeras partes y que apenas nada las unía con la historia original. Por suerte, esta última parte sí que está unida a la primera y más de lo que yo me esperaba, para eso hay que estar atento al gran final de la historia. Además, los créditos nos deleitan con un mix de todas las muertes de las cuatro primeras películas para poder volver a verlas pero en esta ocasión en 3 D, y eso que la anterior ya había pasado en cine en 3 D. Es interesante el giro que le dan al final de la historia, pero lo mejor sin duda son las muertes que son más salvajes que nunca, originales y, sobre todo, mostradas con unos efectos especiales y con ayuda del 3D, que provocan una tensión en el cuerpo que te mantiene durante una hora obsesionado con resolver la forma en que morirá cada uno de los 8 protagonistas principales tras la terrorífica escena inicial en la premonición del gigantesco puente en obras sobre el mar, la mejor escena de terror inicial de la saga.

La quinta parte, volviendo a los orígenes en dos aspectos, consiguiendo reenganchar al espectador nuevamente, y dándole la importancia que tiene a esta genial saga.

La película nos presenta un grupo de empresa que emprende un viaje de trabajo, durante ese viaje uno de los pasajeros tendrá una visión, una premonición nefasta próxima, y adelantándose a los hechos conseguirá salvar a varios de sus compañeros, pero la felicidad de sobrevivir se volverá una angustia por la supervivencia, y el enemigo será la Muerte.

Esta quinta entrega es una vuelta a los orígenes, utiliza la técnica que se utilizo en la primera película que tanto éxito le dió, la de una premonición, escenas impactantes e impresionables, creando conmoción en el espectador, junto con un desarrollo lineal, sin saltos temporales ni flashbacks, manteniendo el orden y la tensión.

Respecto a los actores, todos jóvenes, de segunda clase, los típicos de estas películas, que sí lo hacen bien, pueden conseguir mejores papeles, y aunque no son muy atractivos a las cámaras, cumplen perfectamente, creando la sensación de temor e histeria.

La segunda vuelta a los orígenes, no la comenta, dejo que la descubráis vosotros mismos, interesante para mí gusto, así que sí aquellos que dejasteis de ver Destino Final, continuarlo, la película se lo merece y los que no la conozcan, se están perdiendo una saga tremenda.

“Destino Final” fue una modesta y agradable sorpresa hace ya más de 10 años, un soplo de aire fresco y original al generalmente mediocre cine de terror juvenil. Ni monstruos ancestrales ni asesinos enmascarados en pos de vírgenes y fumetas, sino la mismísima Parca perseguía mediante inesperados accidentes a los imberbes supervivientes de un avión explosionado, para ejecutar su implacable plan de “equilibrar” el mundo de los vivos y los muertos.

Tras el éxito de la propuesta vinieron las inevitables secuelas, cada una peor que la anterior hasta tocar fondo con la, a todas luces, infumable “El destino final” (sic), así que no se auguraba nada bueno. Pues hay que reconocer que sin ser ninguna maravilla del séptimo arte, la maltrecha saga ha remontado el vuelo con algo más de esmero en su desarrollo a base de evisceraciones espontáneas, glóbulos oculares a la juliana y barbaridades ingeniosas varias, que harán las delicias de los aficionados al género con leves tendencias sádicas, como un servidor.

La estructura es la misma que las anteriores entregas: premonición de un desastre inicial por parte del protagonista que logra salvar a unos cuantos personajes y posterior encadenamiento de muertes de los mismos, a cada cual más estrafalaria. Pero aún así posee suficiente ritmo, tensión e imaginación como para mantener el interés del respetable durante una horita y media que pasa como un suspiro.

Repito, no es para tirar cohetes, pero cumple como secuela de horror solvente, sangrienta y entretenida, exprime con acierto el formato 3D (sobre todo en la impresionante secuencia inicial en el puente) y tiene el plus añadido de un broche final muy disfrutable si se tiene fresca la primera parte… No digo más.