Jardines de piedra

Tras el sonoro fracaso que supuso "Corazonada", en los 80 Coppola tuvo que sacar su carrera cómo fuera. Dirigió películas menores y con mucho menos presupuesto de los que barajaba en los 70 (con esas cuatro obras maestras dirigidas en esa decada) y lo hizo lo mejor que pudo con algunas películas admirables cómo "La ley de la calle" o "Cotton Club". En esos años se sitúa "Jardines de piedra". No está el amigo Nicolas Cage que en esos años ya trabajaba en algunas pelis de su tío pero si que estan dos de los actores más utilizados por Coppola: James Caan cómo protagonista y Laurence Fishburne un papel muy secundario (Fishburne ha aparecido en "Apocalypse Now", "La ley de la calle" y "Cotton Club").

Quizá fuera porque Coppola no quería vivir otro infierno en un rodaje cómo el que vivió con "Apocalypse Now" por lo que no se traslado a ningún lugar a rodar escenas de guerra. Quizá fue, tal vez porque no tenía el presupuesto necesario para hacerlo o que simplemente Coppola está vez no quería mostrar ninguna escena de guerra que puede ser.

El caso es que la dirección de Coppola no es tan sobresaliente cómo en otras ocasiones pero que aún así su mano se nota. Dirigida con sobriedad y con la experiencia de un director que había realizado varias películas importantes ya.

Cuenta con una historía cuanto menos interesante pero demasiado típica y con varios tópicos y que en ocasiones en una película de estas con soldados le pides mucha más mala leche de la que tiene en algunas escenas.

Los actores lo hacen bien. Tampoco es que Anjelica Huston tenga un papelazo pero bueno. James Caan comparte el protagonismo junto a D.B. Sweeney y ambos están bien. James Earl Jones tiene los momentos más graciosos.

Pues eso, no es lo peor de Coppola ("Jack" y su fragmento de "Historias de Nueva York" ocupan ese lugar) pero tampoco es lo mejor. Simplemente una película que se puede ver pero que tampoco es ninguna maravilla.

Excelente y original película acerca de la guerra de Vietnam. Mediante un sobrio guión y sin necesidad de secuencias de batalla y acción, el film nos cuenta la realidad de dicho conflicto a través de un héroe de guerra, excelentemente interpretado por James Caan, a quien se ha denegado la posibilidad de participar en la lucha. La magnífica dirección del maestro Coppola y el excelente reparto junto con el mencionado guión, convierten este film en una de las mejores historias sobre Vietnam contadas en el cine.

Aprovechando el recuperado filón sobre películas acerca de la Guerra del Vietnam, y cabe decir que él es el principal instigador gracias a esa magistral lección de gran cine como es “Apocalypse Now” (1979), Francis Ford Coppola regresó, con menor fortuna y menos medios épicos, con ésta personal y sincera historia de amistad, honor y romance que se rodea, como en el mejor verano del amor del 68, el acuartelamiento de la Guardia Nacional, dónde sus oficiales y reclutas rinden honor a los caídos en combate. Entre ellos están los sargentos de instrucción Clell Hazard (James Caan) y Goody Nelson (James Earl Jones). La mayor parte de su tiempo, cuando no lo pasan con los recién alistados, sufren los improperios de su superior, el capitán Homer (Dean Stockwell). La llegada de un nuevo recluta, Jackie Willow (D.B. Sweeney), aspirante a oficial y con el objetivo de embarcarse en la Guerra del Vietnam, despertará la simpatía y admiración de Hazard que, a la vez, no ve el conflicto con buenos ojos.

Vietnam desde dentro, o desde fuera. Desde el último capítulo o reducto donde los muertos en combate son enterrados con todos los honores y desde una perspectiva liberal pero sin dar concesiones al pacifismo militante, son los aspectos más característicos de éste drama de Coppola que pasó desapercibido por los cines, mientras “Platoon” (1986) de Oliver Stone, o “La Chaqueta Metálica” (1987) de Stanley Kubrick triunfaban con toda la pólvora que dejaban a su rastro.

“Jardines de Piedra” pasa por ser un film modesto, pero el director de “El Padrino” sabía dónde meter bien el dedo en la llaga gracias a la carga emocional de su contenido. Las caracterizaciones de Caan y Earl Jones son la mejor aportación de una visión del Ejército que siempre se le ha otorgado una visión más disciplinaria y conservadora de la que se cree.

Argumento trillado y hasta flojo, no exento de propaganda bélica, en el que James Caan, como siempre, salva la situación: una actuación franca y correcta, que configura un personaje de temperamento y valía. Jones no lo hace mal, aunque su personaje sea risible (por actitudes así es que hay tantos "jardines de piedra"...). Siento cierta pena por Coppola, la misma que sentí por Gabo a propósito de "Memorias de mis putas tristes": cuando un genio hace algo por debajo de sus facultades, nada se celebra.

331/08(07/10/22) Decepcionante film del gran Francis Ford Coppola, obra con gran potencial que se pierde tras su atractiva premisa de retratar la retaguardia militar de la Guerra del Vietnam, lo que había tras los cientos de muertos que llegaban de Asia, retratando a la Guardia Nacional de Arlington ("Somos soldados de juguete", se autodenominan despectivamente) encargada de oficiar los funerales de los caídos en guerra en el Cementerio Nacional de Arlington durante 1968 y 1969 (de ahí el título, por las lápidas de piedra). Pero esta idea se pierde en mil y un clichés, que encima se pisa el pie al mostrar al principio lo que va a suceder al final. Coppola dirige el guión de Ron Bass (“Rain Man”), que a su vez adapta la novela homónima de Nicholas Proffitt. Coppola ya dirigió la probablemente mejor cinta sobre el conflicto en Indochina, como fue la epopeya “Apocalypse Now”, aquí el film es el post, pero desgraciadamente lo que era mala leche, mordacidad, salvajismo, valentía, personajes complejos, ingenio, aquí se torna en blandenguería, donde todos los personajes son buenos, todos idealistas que defienden (valga la redundancia) sus ideas, no hay conflictos reales (pero si hasta hay una pelea entre un soldado y un pacifista que se resuelve de forma grimante), nadie es gris, todos se preocupan de todos, suceden los funerales pero la emoción es zero, hay subtramos que nunca me tocan mínimamente la fibra sensible, la central se da con un muchacho que llega a la Guardia de Washington, pero lo que desea fervientemente es ir al conflicto vietnamita, allí lo coge de mentor un veterano de la guerra que intenta aleccionarlo, y esto me resulta acartonado, sin vida, prefabricada relación; pero no hay desarrollo alguno de los personajes, nadie aprende lección alguna, todos son lo mismo al principio que al final, todo me ha resultado más plano que el encefalograma de JFK, amén de ser (imperdonablemente) almibarado (lo de la lectura de la carta del soldado muerto me resulta no apto a diabéticos). Intenta ser una crítica contra la Guerra pero sin estar en la misma, solo vista a través de los informativos con reporteros de guerra. Un film que sigue la máxima del del ‘Odia las guerras y compadece al guerrero’ (o más o menos).

Tiene como principal atractivo el lujoso cartel de protagonistas encabezado por un racial James Caan, un carismático James Earl jones (entre ambos tiene buena química, sus ententes son lo mejor de esta errada cinta), y una meliflua (aquí) Anjelica Huston; también está el pipiolo DB Sweeney con una actuación tópica de soldado patriótico con gran sentido del deber, su damisela encarnada por una mujer florero Mary Stuart Masterson, en roles secundarios están Dean Stockwell como comandante estoico de fuerte carácter, y los grandes posteriormente actores Laurence Fishburne y Elias Koteas, como militares.

Una película que nos habla del compañerismo, la camaradería, del sentido del deber, del sentido de las guerras, pero todo ello en un nivel muy superficial, nunca llega a rascar por sus ansias de agradar, por su poco arrojo en confrontar ideas, todo es de un buenismo sonrojante. Tiene tramos tan discordantes y fuera de lugar como cuando van de maniobras, me recuerda al film de Clint Eastwood “El Sargento de Hierro” con una situación calcada, pero aquí resulta un pegote que solo parece estar ahí para dar algo de acción a una película monocorde hasta el tedio. Lo peor es que se supone que su rush final me debía conmover, y me ha dejado frio, pues tampoco es que el soldado muerto tenga personalidad alguna, un arquetipo sin alma.

Film donde todo huele a corrección política del tiempo, tan lisa como fallida. Gloria Ucrania!!!