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El graduado

Romance. Drama Benjamin Braddock (Dustin Hoffman) vuelve a casa después de terminar sus estudios universitarios. Es un joven que alberga un gran rencor contra la hipocresía y la corrupción de la sociedad que lo rodea. La señora Robinson (Anne Bancroft), una amiga de la familia, se encapricha de él y lo hace su amante. Pero cuando Benjamin conoce a Elaine (Katharine Ross), la hija de la señora Robinson, todo se complica... (FILMAFFINITY)
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Críticas 128
Críticas ordenadas por utilidad
22 de febrero de 2008
178 de 216 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película rompedora de los tiempos en que la revolución sexual exponía sus argumentos a la sociedad estadounidense. Fue la película más taquillera en USA en el año 68 convirtiéndose rápidamente en un icono para los jóvenes yankies. El graduado mostraba a la familia media-alta americana de puertas para dentro: divorcio, adulterio, alcoholismo... situaciones políticamente incorrectas durante la América de Jonhson. Por ello, aunque ahora parezca un poco desfasada, impactó como un obús en los cerebros más beatos de la América profunda. American Beauty se inspiró sin duda en el clásico, para convertirse en su revisión noventera.

Nichols se llevó un esperado Oscar. Meritoria utilización de las sobreimpresiones y del zoom como elemento desestabilizador, aunque las modas hayan aniquilado esa inusual manera de realizar cine. La escena de Hoffman pegado a los barrotes del zoo mirando a los monos y un segundo después el contraplano cojonudo con el gorila de fondo, es desternillante. También los encuadres juegan un papel psicológico importante en la historia. El final es original, desmesurado y absurdo, y quizá por eso me gusta.

El reparto excelente al igual que la banda sonora, reclamo publicitario de Nichols para inflar las taquillas. Una gran obra. 9.2

-"Ven conmigo hijo. Quiero que prestes atención a una palabra. Es muy importante. ¿Me escuchas?"
-"Sí. Le escucho."
-"¡Plásticos!"
Txarly
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6 de abril de 2007
136 de 159 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El graduado” nos puede parecer ahora una película comercial y facilona pero en su momento tenía mucho de película de cine de autor y era muy arriesgada y vanguardista, no sólo por su temática para la época sino una forma de rodar que hasta entonces era casi desconocida.

Es por ello que los buenos amantes del cine consideremos a esta película un ejemplo de cómo se puede buscar al mismo tiempo ser moderno y sin embargo contar una historia, algo de lo que cada vez abunda menos.

Mike Nichols, todavía se sentía un director de teatro y su participación como director de cine no contaba más que con otra adaptación de una obra de teatro como “¿Quién teme a Virginia Woolf?” que había resultado todo un pelotazo aunque más de crítica y de premios que de público en realidad. Por lo tanto cuando coge la cámara todavía experimenta, le gusta probar cosas, y lo hace maravillosamente, eso sí ayudado en todo momento por el enorme director de fotografía Robert Surtees (“Quo Vadis”, “Mogambo”, “Ben Hur”...) así cualquiera pensarán ustedes. Pero quitando a este último, el resto de la película son casi debutantes y primerizos, empezando por los dos protagonistas, Dustin Hoffman, sólo había hecho un pequeño papel en una película menor y Katharine Ross –nunca ha vuelto a salir tan guapa como aquí- también un par de papeles secundarios. Ambos están perfectos y sobre Dustin ya avisa de lo que vendría a continuación: Una gran carrera profesional, aunque es verdad que con demasiados altibajos. El complemento a ellos dos, Anne Bancroft, que estaba por entonces en su mejor momento (venía de rodar “Siete mujeres” con el maestro John Ford) y que era también una gran actriz de teatro está simplemente maravillosa.

La historia se basa en la novela de Charles Webb que era semidesconocida, en realidad una “novelita” que no es que esté muy bien escrita realmente pero el productor de la película –que también fue para él su primera vez- Lawrence Turman se gastó el poco dinero que tenía, mil dólares, y compró los derechos; con otro tanto que puso Mike Nichols rodaron la película. Luego es verdad que la MGM compró los derechos de exhibición y empezó hacérsela suya pero no en un principio, que repito era una cinta de bajo coste y bastante personal y rompedora.

El guión lo escribió el primerizo Calder Willingham, que luego también escribió otro guión protagonizado por Dustin Hoffamn como “Pequeño gran hombre”, no cabe duda que la sencillez, humor y cercanía de los diálogos hace que la cosa funcione a la perfección.

Porque creo que es eso lo que nos llama poderosamente la atención a todos de “El graduado” y es que creo que una parte importante de los hombres nos podemos sentir muy identificados con el personaje, con la historia (¿quién no ha vivido algo parecido?), con sus paranoias, al fin y al cabo estar enamorados es estar un poco loco y que todo se pare a su alrededor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
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1 de octubre de 2009
78 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suele haber alguna etapa en la vida (aunque con frecuencia puede tratarse de un estado más o menos permanente) en la que parecemos ir a la deriva, sin propósito, sin saber qué hacer. Un punto muerto en la carretera, sin tener idea de hacia dónde tirar. Como circular por un desierto en el que se ve todo igual, en el que no se aprecia el final en el horizonte.
Uno de esos puntos muertos se presentan, por ejemplo, cuando terminamos los estudios. Ya hemos obtenido un título. ¿Y ahora qué?
Nos hemos pasado años disfrutando de la condición de estudiante, sin pensar gran cosa en el mañana, relegando el desagradable cometido de sentirse un desempleado más que da vueltas mendigando un empleo, o de acomplejarse porque la perspectiva de volar del hogar paterno y materno es aún insultantemente lejana. O de notar insidiosamente la presión del ambiente. De tu exitoso padre, empresario de altos vuelos (o que ejerce cualquier profesión de esas rimbombantes), de los amigos de la familia, todos ellos gente muy pudiente y muy sofisticada que vive en chalets y que organiza fiestas y barbacoas en sus suntuosos salones y piscinas...
¿Y qué tienes tú? Si ni siquiera tienes claro a qué te vas a dedicar.
Vas a cumplir veintiún años y crees que no eres nadie.
Pero eres joven, y cada recodo ofrece posibilidades atrayentes, tentaciones en las que caer por más que te hayan inculcado que hay que huir de ciertas tentaciones, y el hecho de que estés desorientado no quita que tengas unas ganas tremendas de pegarte la gran vida, de divertirte y de saborear la jugosa fruta que se te ofrece.
Tienes veintiún años, un porvenir aún desconocido, y mientras tanto se te colocan en bandeja unos placeres irresistibles que no te conducirán a nada más que al placer en sí y seguramente a complicaciones nada halagüeñas, pero... Qué demonios. El cuerpo está para aprovecharlo.
Así es como te ves con tu carrera universitaria recién concluida, en la flor de tu juventud, un poco perdido, y una mujer vertiginosamente atractiva en su mórbida madurez te regala noches de luna y estrellas sin fin. Sexo fácil y sin ataduras, tal vez porque ella siente que se le escapa la juventud y quiere tantearla por última vez, tal vez porque para ella representa la libertad y la felicidad inconsciente que no tuvo mucha ocasión de experimentar cuando era el momento. Tal vez porque en tu carne lozana quiere palpar lo que se le escapó demasiado pronto.
Ella es lo más excitante de esa marcha insegura y a la deriva en la que te mueves. Hasta que por fin te das cuenta de que hay algo (o, mejor dicho, alguien) que se perfila como una meta a alcanzar. Como lo único que se ve claro, allá en el fondo.
Elaine Robinson.
Pero existe un pequeño problema. Es la hija de tu amante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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2 de julio de 2010
63 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tiempo es el juez de cualquier cosa a la que queramos llamar arte. Ha pasado mucho tiempo desde el año 67. El hombre ha ido a la luna, ha inventado el chip, el ordenador, la parabólica, el ojo de halcón (en el tenis) y el wonder bra. Pero hay cosas que no cambian. Cagamos sentados, la vida está jodida, en Lleida hace un calor que te cagas en verano, y el Graduado es el Graduado. Punto.

Cualquier chaval de 20 años debería ver esta película, y disfrutar con ella, y sería incomprensible que no encontrara algo en ella, porque cuenta su propia historia, la pecera en la que habita, el fondo de la piscina en el que vive, las puertas acristaladas con las que topa y que le impiden el paso y atenuan sus gritos, ... el mar de dudas. Los que ya no tenemos 20 años, los que ya la hemos cagado, la vemos con una nostalgia casi dolorosa. Y decir eso de una película da una idea de la potencia que tiene.

La música es inolvidable. Las interpretaciones son apabullantes. Los alegatos radicales. Los dialogos brillantes, precisos e hilarantes. Las imagenes simples, honestas y elocuentes. Como la primera, durante los créditos de inicio: un chaval regresa de la universidad. La cinta transportadora de un aeropuerto arrastra su cuerpo pasivo. Se oye "Sound of silence" mientras los altavoces anuncian los próximos vuelos.

Un largo plano que concentra toda la película. Excepto el final.

¿Y cual es el final? Preguntad a cualquier chaval de 20 años.
Uma
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28 de octubre de 2005
55 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inteligente como pocas, logra que nos metamos en la piel del desorientado hijo de una familia bien, que se siente agobiado por las expectativas que sus padres y demás personas de su entorno proyectan sobre él.
Tampoco me cuesta nada creer la actitud de la señora Robinson, la típica mujer amargada, mal follada en su matrimonio.

Me gusta mucho cómo lo lleva el director hasta el preciso instante en que la hija descubre todo el pastel entre Benjamin y su madre. En esta parte está la chicha: esas escenas surrealistas durante las fiestas por el premio que consiguió el chaval (inolvidable lo de la inmersión en la piscina, aunque un pelín alargada su escena), con esos encuentros nocturnos en el hotel y con esa cita con la hija de los Robinson.
Me gusta menos cuando intentan apartar a la chica y él la sigue hasta la universidad. Aun así, los momentos que podrían aburrir se salvan por algún que otro "chiste" y por la estupenda música.
Y ya llegando a la extrañísima boda, me vuelve a gustar.

Creo que Hoffman está fantástico. ¡Pues claro que gesticula poco!, un niño pijo educado en los mejores colegios tiene que guardar la compostura. Y, a pesar de eso, logra transmitir todas sus inseguridades al espectador al principio y toda su determinación (y desesperación) al final.
Anne Bancroft no está nada mal, pero su papel de madura seductora no me parece demasiado difícil, sobre todo con un físico tan adecuado que "trabaja" por sí solo.
jastarloa
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