Como agua para chocolate

Como por aquí dicen algunos usuarios, y aunque otros se empeñen en ver lo contrario, "Como agua para chocolate" es una película que peca de ser extremadamente parecida a cualquier telenovela, ya sea por su trama, sus personajes o las típicas situaciones que se dan en estas.

Si la diseccionamos con calma, podemos observar que la historia (una de amores obstaculizados por una madre maligna -sólo faltaba ya que fuese madrastra para añadir una pizca más de tópico a la cosa-, que entrega al amorío de su hija -entiéndase, la protagonista- a su otra hija, aceptando el prometido para estar más cerca de la muchacha con la que se había prometido) no va más allá que la de cualquier telenovela, o que sus protagonistas (en especial la madre, que siempre es más mala de la cuenta, y explota y maltrata a su pobre y frágil hijita -entiéndase de nuevo, la protagonista) no son más que meros calcos de los típicos prototipos de estas series que tanto furor causan por allá en La Pampa y sus alrededores.

Lo que si me gusta del trabajo del señor Alfonso Arau, es ese halo de surrealismo al que recurre en ocasiones para hacer de ciertas situaciones o momentos algo más llevadero, divertido y sorprendente, y que, con gran desparpajo, ofrecen algo distinto al espectador, amen de esa resobada historia que tras de sí se cuenta, y que no da demasiado para la imaginación.

No entiendo demasiado su transcurso tampoco, donde en ocasiones no alcanzo a saber porque actuan como actuan los personajes, aunque ciertas cosas sí me gusten más por intentar desmarcarse un poco de lo ya visto (como la rebelión de Tita ante su madre).
Vamos, que no es tan buena como la pintan.

La rápida sucesión de los acontecimientos al principio de la película ya deja claro que se trata de una adaptación de una obra literaria. Yo no lo sabía antes de verla, pero lo distinguí enseguida. Quizás se podría haber adaptado mejor el guión.
El reparto no me pareció mal pero tampoco maravilloso. No se porqué, pero tanto dramatismo en la actuación me recordó un poco a cualquier telenovela. Es una lástima porque el realismo mágico de la historia de Esquivel daba mucho más juego que para eso.
Es una pena que la música de Leo Brouwer sea interpretada por sintetizadores, mayormente, pues pierde mucho. Me gustó encontrar guiños al Tristán e Isolda de Wagner en los primeros minutos de música.

Jamás se ha adaptado de forma tan fiel un libro a un guión.
Delicioso libro y magnifica película.
"Estar como agua para chocolate: es decir, a punto de explotar de rabia o de pasión amorosa"

PD: Me gustaría que no permitieran realizar comentarios sexistas ya que sois tan estrictos con los acentos y las faltas de ortografía, tener en cuenta esto también, gracias.

Ensueño

Voy bajando del cerro con un venado a cuestas. La caza ha sido buena. Siempre he tenido buen ojo y pulso firme en el gatillo a la hora de apuntar con el rifle. Sin embargo esta habilidad, pronto será utilizada en un evento que convulsionará al país. Lo he visto en muchos “sueños”. En visiones. Un viejo chaman me hablo del arte de “ensoñar”.
Las campanas del pueblo de Chimalistac que ya alcanzo a ver a lo lejos, doblan, llamando a misa. Su sonido me hace reflexionar. Descanso un poco sobre la piedra y pienso en mi casa.
La hacienda “Los arcos” que pertenece a mi abuelo. La que nunca heredare porque solo estoy de paso en esta misión. Casi duermo sobre la piedra. Veo las amplias escaleras de madera oscura y las paredes blancas. Pisos de adoquín en el patio. Sombreros de charros en las paredes de la estancia. La casa es cómoda y entonces llaga a mí, el olor inconfundible de la comida.
Las mujeres de la casa preparando los platillos mexicanos. El olor del chocolate caliente. El patriarcado se mezcla con el aroma del café, de la comida, de los cuerpos de las mujeres, que desde que llegue a esta hacienda me atienden como a un pachá.
El hombre siempre manda. La mujer al servicio del amo. Mujer abnegada y hacendosa.
Se conquista al hombre por el estomago.
El viejo hacendado tiene varias mujeres. Otras casas. “Casa grande”, “casa chica” y “capillitas”.
El machismo mexicano. Como me lo inculcaron desde niño. “¡Un hombre lavando trastes… eso es para jotos”!
¡Mujer! Dame de comer, láveme los pies, dame de comer, lava la ropa chatita, amamántame… limpia mis botas, ponte el rebozo, en la soledad… te hare el amor.

La figura del viejo parece borrosa, casi como un fantasma.
La abuela rencorosa, soporta la infidelidad porque así tiene que ser. Hace la comida.
Por eso cuando el viejo se cayó del caballo, ella descanso. Fin de el “Pedro Paramo”.
Tías, hermanas, primas esposas, madres. Es el mundo que me cobija como una burbuja de jabón. Aquí no entra la puta. Porque es la familia.
Que deliciosas enchiladas con harta cebolla.
Las imágenes se alejan. Las campanas dejan de tañer. Rita con sus ojos grandes, negros, rizadas pestañas y sus trenzas perfectas, me espera. Necesito abrazarla. Porque el viento, el frío viento que trae la revolución me cala hasta los huesos.
Los ecos de las armas se escuchan ya.
La locomotora ruge, el vapor que deja, parece el hervor de una gran olla en ebullición. Ya no es al aroma de la cocina mexicana y mis mujeres. Es el olor de la maquina armada hasta los dientes. Voy a Tlaxcaltongo… voy a dejar frio al viejo Carranza.

Notable película mejicana de principio de los años 90 basada en un relato de Laura Esquivel. No sabía que estaba basada en un relato hasta que lo leí aquí. No me he leído este relato. Solamente he gozado durante casi dos horas con esta película. Los actores me han parecido estupendos. La mayoría de ellos me han transmitido diversas emociones excepto el personaje de "Pedro", que mucha mucha cosa no me transmitió y es el único que me dejó con un poco de mal sabor de boca.