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Excalibur

Aventuras. Fantástico. Drama Tras una larga y cruenta guerra, Uther Pendragon le ruega al mago Merlín que le ayude a seducir a la esposa de su nuevo aliado, el Duque de Cornwall. Merlín accede, pero a condición de que el fruto de esa unión le sea entregado. Esa misma noche, es concebido Arturo. Dieciocho años después, los nobles de un reino cuyo trono está vacante intentan apoderarse de Excalibur, la espada mágica que está incrustada en una piedra desde la muerte de Uther. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 133
Críticas ordenadas por utilidad
8 de octubre de 2007
211 de 253 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que por sí solas justifican la filmografía de un director. “Excalibur”, la obra maestra de John Boorman, hace que el resto de su obra resulte casi anecdótica.

Todo funciona, y no era nada fácil. Primero porque cuando se pretende conjugar al mismo tiempo el género de aventuras, con la acción, con el drama, con el romanticismo y con el fantástico y hacerlo en la Edad Media –la época histórica peor representada en la historia del cine- las posibilidades de errar son muchas.

Además tiene mucho más mérito, por el año de su realización, principio de los ochenta. El nuevo cine a lo “Stars Wars”, “Alien” y todo bicho viviente parecido hacía furor. Los Oscar sólo le otorgaron una nominación a la excelente fotografía de Alex Thomson, (que ya había trabajado en temas medievales en la semiolvidada “Alfredo el Grande”) que logra que casi cualquier fotograma sea una obra de arte. Poco premio para tan gran película. De todas formas a finales de la década ya era una obra de culto.

La magia e impacto constante de la belleza de sus imágenes se compaginan con un desarrollo argumental carente de errores, lineal y muy clásico y que nos deja unos diálogos de una verosimilitud y fuerza cercano al mejor teatro.

La puesta en escena y los vestuarios, sencillamente inimitables. Las armaduras del diseñador Bob Ringwood (“Batman” o “Troya”) fuera de categoría.

Y como casi todas las grandes películas, esta también tiene una gran banda sonora. La música de un jovencito Trevor Jones (32 años) es sencillamente espectacular, y aunque utiliza algunas piezas clásicas lo hace siempre con gusto e inteligencia. Luego seguiría demostrando lo grande que es con “El último Mohicano” o “En el nombre del padre” entre otras.

Es difícil encontrar un elenco de actores en mayor estado de gracia que aquí. Son muchos y todos están bien. Mucho sello inglés. Un recuerdo para ese Merlin, Robin Williamson (que ya había participado de otra estupenda película medieval como “Robin y Marian”), que nos lleva a una interpretación tragicómica que quedará en el recuerdo. Pero es absurdo citar a nadie más, ya digo, que todos, absolutamente todos, están bien.

¿Reproches? Ninguno, si cabe, que Boorman tergiversa a su antojo la obra de Malory retirando casi todos los elementos cristianos, convirtiéndolos en paganos como el Santo Grial. El neoceltismo de hoy hace el resto, con la exaltación de los druidas y de un mundo creado a medida de los intereses e identidades nacionales de nuevo cuño.

“Excalibur” es y será la mejor película sobre el mito artúrico que existe, además de aportar una madurez al cine, impropia del momento en que se hizo, y sobre todo por el tema, en el que se suele caer en lo adolescente rápidamente, como ha pasado decenas de veces posteriormente.

Aunque se vea las veces que se vea, siempre se encontrarán estímulos nuevos, que traerán el goce y disfrute al espectador.

Nota: 9,6.
vircenguetorix
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2 de noviembre de 2005
113 de 130 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente largometraje que narra no la historia sino la leyenda del Rey Arturo. Partiendo de esta base, aquellos que deseen una reconstrucción histórica correcta, con los "muros hadriáneos", con un clima semi glaciar -como corresponde a la pequeña glaciación del período en que se desarrollaron las tropelías del verdadero Arturo en Britania-, con mujeres con cabezas rapadas y luchando desnudas contra los romanos, con hombres como osos pintados de blanco y azul, mejor que espere, incluso, a una nueva versión del primer publicista del tres al cuarto al que propongan tal proyecto.

Boorman nos habla, nos cuenta la leyenda: y la leyenda, como la fábula, no entiende de rigor histórico. El término que pondera sobre todos los demás a lo largo de este metraje es "leyenda", y de ahí podríamos derivar otros muchos como "héroe", "virtud", etcétera, logrando en un cómputo global un excelente código de bondades éticas que se pueden substraer de la leyenda (de hecho las leyendas de héroes, de un Aquiles, de un Ulises, de un Arturo, vienen a dejar una pequeña moraleja, un sabor ético-didáctico)

Excepcional.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
merzbild1a
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7 de febrero de 2009
63 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho, mucho tiempo, soñé que deambulaba por un mundo que me era extraño y al llegar al cabo de un camino de piedra roja, me encontré con un río que me impedía el paso y en este río había un puente y en el puente, un hombre cuyo rostro no podía ver, puesto que siempre soy ciega cuando sueño.

Cuando me acerqué hasta él para que me cediese el paso, me dijo que lo haría a condición que le respondiese una pregunta: "¿Qué es el Grial?". Y una imagen acudió a mi cabeza, pero se desvaneció y lo siguiente que recuerdo es que me había despertado con esa sensación frustrante que produce darse de bruces con el quicio de la duermevela. Pero ¿y la respuesta?

Algún tiempo después, vi esta película. O no, me he expresado mal, no es del todo una película. Es un eco de Camelot, una reverberación lejana. Pero no el mito vulgarizado que quieren vendernos ahora. Pues Camelot no es un cadáver arqueológico ni un descubrimiento histórico ni una un montón de películas horrorosas que tratan de explicar lo que no debe ser jamás explicado, Camelot es un pellizco de sombra entre el tiempo y el espacio, una silueta difusa que atisba tras la niebla de las Edades Oscuras. Camelot no existe tal y como lo quieren que exista, en su solidez de piedra antigua, Camelot existe como lo imaginó Thomas Malory, con un pie en el mundo de los hombres y otro pie en el mundo de los Fae. Si fuera parte del pasado real del mundo, no habría Morgana LeFay ni un brazo misterioso brotando de un lago, esgrimiendo una espada. Ni habría Merlín encerrado en su prisión de magia ni Mordred con su máscara de oro ni habría cabalgata de viejos y cansados caballeros bajo una primavera que habla de juventud y gloria. No habría nada salvo algunos restos en un respetable museo inglés, unas ruinas que pudieran ser de cualquier castillo, unos nombres vetustos y polvorientos a figurar en las notas al pie de página de los libros de Historia de Inglaterra.

“Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que sueña tu filosofía”. Boorman busca senderos perdidos y los encuentra y plasma sobre lienzo el mapa para llegar hasta algo cuya grandeza sólo podemos alcanzar a intuir y cuando llegamos, no sabemos si hemos estado en otro lugar o en otro mundo o en otro sueño. Pero no importa. "Excalibur" es, desde tiempos inmemoriales, una leyenda y parte de la Historia más oculta, aquella que nos pertenece no por tangible, no por real, sino por verdadera.

Mitocidas, dejad reposar este reino en su inextinguible letargo. No más ordinarieces, no más películas vulgares. Si no sabéis de hechizos, no intentéis explicarnos la magia.

Ah, una última cosa. Ya conozco la respuesta a la pregunta del hombre del puente. El significado del Grial es...
Neathara
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10 de septiembre de 2006
71 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
La leyenda artúrica tratada con exquisito celo, en una maravillosa peli mil veces imitada, pero nunca igualada. Además de unas excelentes interpretaciones (incluso sale un desconocido Patrick Stewart, que ya era calvo), de un guión férreo, de una banda sonora bellísima y de un ritmo fabuloso, cuenta con una fotografía cuidadísima que predispone nuestros sentidos para lo que estamos viendo. Un principio oscuro para narrar tiempos tenebrosos; después tonos verdosos, azules y plateados para subrayar el esplendor y las esperanzas; más tarde, tonos ocres que denotan la tristeza y la degeneración que sufren los personajes y sus comportamientos; y, por último, la pantalla se tiñe de tonos rojos, remarcando la tragedia final, un crepúsculo sangriento en el que acaban toda la magia y el ensueño.
No recomiendo su visión, sino que la ruego. Luego ya me darán las gracias.
Kingo
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31 de diciembre de 2008
58 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
---Banda sonora de Wagner (Siegfried funeral march)-----

Wagner transformó el pensamiento musical a través de la idea de Gesamtkunstwerk ("obra de arte total"), la síntesis de todas las artes poéticas, visuales, musicales y escénicas queda plasmada en su monumental ópera dividida en cuatro partes El anillo del Nibelungo. Wagner construyó su propio teatro de ópera para escenificar estas obras del modo en que él las imaginaba.

-----------Excalibur---------

Una hermosísima película donde por intención o por limitación, ahí ya tendríamos que entrar a valorar la obra de Boorman, se separa el cine del teatro aunque ambas compartan el arte escénico como punto en común.

El ritmo de la narración adquiere una cadencia onírica, fantástica e irreal imposible de ser presentada en teatro.

La escena final es donde más se acentúa esta identidad puramente cinematográfica. Necesariamente iré a Spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Travisloock
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