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Memorias del subdesarrollo

Drama Que las contradicciones del burgués reflejan las de la sociedad dominada por la burguesía, lo demuestra esta amarga historia, que hubiera sido intrascendente si no hubiera ocurrido en los vertiginosos días de la revolución, cuando todas las contradicciones se pusieron al rojo vivo. La película ofrece un monólogo interior dirigido a la calle. Inspirada en la novela homónima de Edmundo Desnoes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
13 de junio de 2010
59 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí una película sorprendente, en blanco y negro, producida por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), instituto nacido en 1959 con el ideario de la revolución castrista. Sin embargo, ello no quiere decir que este filme sea una obra sectariamente propagandista y apologética del castrismo. De hecho si por algo se conoce al director Tomás Gutiérrez Alea es por la sociología objetiva conque imprime el contenido de sus películas; donde, partiendo de que él simpatiza con la Revolución Cubana y no reniega de ella, es capaz de ser lo suficientemente valiente y atrevido como para ironizar, criticar, poner de relieve y hacer himcapié en algunas de las hipocresías, hastíos o absurdos que conlleva la sociedad nacida de ella, algo que se puede comprobar también en otras películas de Gutiérrez Alea, como por ejemplo: "Fresa y Chocolate" (Cuba 1993).

He aquí dos ejemplos notorios de los diálogos críticos y salinos que tienen estas “Memorias del Subdesarrollo”. Hay una escena donde el protagonista Sergio Carmona (interpretado por Sergio Corrieri) está siendo juzgado por haber tenido relaciones sexuales con una mujer de 16 años, Elena (interpretada por Daisy Granados); entonces él hace la siguiente reflexión que es un análisis de la sociedad revolucionaria que acaba de triunfar en Cuba, de su gente y del sistema marxista:

+ “Empezaron a tratarme como si yo hubiese engañado a una infeliz del pueblo. Ahora todo es el pueblo.”

Igualmente podemos entrever una curiosa y sorprendente crítica en la escena donde el protagonista acude a una conferencia sobre el Subdesarrollo, allí entre los intelectuales ponentes está precisamente el autor del libro en el cual se basa el guión de este filme, es decir, Edmundo Desnoes; al verlo fumándose un puro y luciendo entre los doctos, Sergio hace el siguiente comentario para sí mismo: “Quien te ha visto y quien te ve, Edmundo Desnoes, debes sentirte muy importante porque aquí no existe competencia, fuera de Cuba no serías nadie, aquí en cambio ya estás situado.”

A parte de todo lo dicho y de la política, si esta película tiene algún atractivo verdaderamente atrayente es la relación entre Sergio y Elena, entre el hombre maduro y la jovencita que a pesar de su aparente debilidad, cuando ve a un hombre que le puede dar mejoras, comodidades y elevarla estatutariamente en la vida, sabe usar el poder de su físico cautivador para seducirlo y conquistarlo aunque sea él el que se crea que la está conquistando a ella (de hecho en una secuencia donde ambos están visitando la casa de Ernest Hemingway en Cuba, Sergio se interesa por un librito de la biblioteca del famoso escritor estadounidense, lo toma, le quita el polvo y vemos que es “Lolita”, la novela del escritor Vladimir Nabokov (1955), con lo cual se nos está indicando que existe alguna similitud entre los llamativos amantes de aquella obra y los de esta película).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ehavled Jef
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14 de marzo de 2010
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
En efecto, en el film, se ponen de presente las otras contradicciones que se pueden vivir en la Cuba los 60. No sólo el problema de la pobreza previsible ante la autonomía de un pueblo que todavía no tenía la estructura suficiente para un proyecto autogestionario, sino y quizá más importante, la debilidad en una mirada continuista y fuerte de desarrollo cultural y de pensamiento. En un contexto tan austero, precario en grandes proesas culturales, sumido en el letargo, presentista hasta el paroxismo, se narra la historia de un hombre que posee cierta formación propia de la modernidad científica y literaria, pero también un hombre profundamente existencialista que busca respuestas al sentido de su vida, nadando en la contradicción de la novedad por lo que puede ocurrir en su Cuba y el profundo escepticismo por una sociedad vacua, infertil, paquidérmica y sin horizontes culturales claros. Casi al borde de la locura, por no poder dar cauce a su estética del vivir.

Pero, creo que esta falta de continuidad y este vivir al día, es hoy por hoy, una constante en la forma de vida de toda Latinoamérica, la de un lado, la de centro, o la del otro, y me atrevería a decir que de todos los países de la orbe. Quizá si hayan lugares donde pueda amplificarse una persona como Sergio, pero ello no quiere decir que sea la característica natural de los países más desarrollados. En todos los países hace falta esa mayoría que no cuestiona, que no pregunta, que asume, esa mayoría que no tiene tiempo para desarrollar una idea estética del vivir, porque sale a conseguir todos los días lo básico para su subsistencia, y a generar sin saberlo, las condiciones para que otros puedan desplegar sus horizontes de vida culta y moderna.

Muy bien narrada la película - docuemntal, con muy buenos argumentos, y con una capacidad para superar los efectos del paso del tiempo, que me han dejado en una especie de asombro agradable.
Pessoa F
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30 de septiembre de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 1968 Tomás Gutierrez Alea dirige Memorias del subdesarrollo. La película ubica su acción (aunque decir ubicar es meterse en terrenos pantanosos, pues el film es bastante disperso) en el momento clave de la revolución cubana, y haciendo hincapié en la transición de esta, acabando en un momento crucial de la historia, no sólo cubana, sino mundial, con la crisis de los misiles de Cuba. Es cierto que la obra es muy diferente a otras películas de Alea, como por ejemplo Muerte de Un burócrata. Si en aquella encontrábamos un humor ácido que servía entre otras cosas para realizar una disección crítica sobre la fortuna del país, Memorias del subdesarrollo es una película totalmente política y supera las barreras de la simple manera cómica. Por suerte, es Alea el que está detrás de las cámaras, con lo que llega a imponer una personalidad muy fuerte que hace que el film no se convierta en un simple folleto propagandista. Evidentemente quien busque una crítica al gobierno cubano que se vaya olvidando, pues la película está producida por el ICAIC el órgano cinematográfico que nació después de la revolución y como sustento político de esta.

El subdesarrollo al que hace referencia el título de la película es al que acontece en el propio País. Los subdesarrollados son precisamente sus habitantes, o por lo menos así los denomina el personaje principal de la película. Aquí la obra denota su carácter singular porque si en muchas películas dirigidas en procesos revolucionarios son los propios constructores del estado o héroes populares los personajes protagonistas de sus films, en Memorias del subdesarrollo, el personaje principal es ni más ni menos un burgués diletante a la situación, que sirve como testimonio a todos los procesos de cambio que suceden en el país.

Pero el film no es una obra convencional en ninguno de sus aspectos. Arte y ensayo en su máximo apogeo. Si hablamos de punto de vista habremos de decir que el personaje principal expresa sus máximas en el recurso de la voz en off, pero la acción no es como la de una película convencional. Muchas veces, los pensamientos de Sergio Corrieri (su personaje también se llama Sergio) no acompañan a las imágenes y el montaje fragmentario nos introduce escenas que muchas veces no se relacionan con la historia, y es que precisamente no se puede hablar de una obra con planteamiento, nudo y desenlace. La obra acomete la tarea de retratar una historia sin el mayor temor de recurrir a las convencionales pautas de narración clásicas. Muchas veces, pasado y presente de nuestro protagonista se entremezclan sin que haya unos límites realmente claros que los diferencies.

El eje principal es que se hace a partir de las declaraciones, obviamente partidistas de nuestro protagonista, el espectador se crea en la mente una imagen más verosímil de lo que estaba sucediendo en realidad, o más bien dicho, de lo que creía Alea que estaba sucediendo. En realidad, Memorias…es una película sobre todo honesta, y no tiene en sus fines la manipulación, sino el simple objetivo de contar una historia cercana mediante unos recursos poco convencionales. Por estos motivos, seguramente se pueda decir que la película no tuviera un éxito demoledor precisamente entre el pueblo cubano más llano, sino que sólo hayan sido unos pocos los que realmente hayan captado la verdadera esencia de la película. Alea no es un director autoritario, no intentan convencer con la fuerza, sino con la poesía. Por eso su cine es más hablador que guerrero.

De hecho, pese a que nuestro personaje está totalmente contrapuesto a lo que está sucediendo en Cuba, cosa que podemos comprobar en todo momento, mediante sus reflexiones (él precisamente es el personaje que acuña el término de subdesarrollados, refiriéndose a los Cubanos), no hay intención por parte de Alea de Mortificarlo, sino todo lo contrario, y es que en muchos momentos lo dignifica. Lo que si queda claro es que se realiza una gran escisión entre su estamento y el pueblo más pobre, y el espectador sólo tiene que fijarse en las escenas finales del tribunal para darse cuenta.

Es pues la poética un tema principal en el film, y sin ella difícilmente se podría haber constituido la película. Si en Muerte de un burócrata Alea no recogía la música como unas intenciones artísticas, en Memorias ocurre lo contrario, y muchas veces se recurre a composiciones de música clásica (como las cuatro estaciones de Vivaldi), no como un simple acompañamiento, sino como una clara forma que vale por sí misma. Y es que si hay que comparar la película, no lo haríamos con las producciones norteamericanas, sino con otras corrientes cinematográficas como la Nouvelle vague, y es que muchos cortes que realiza Alea en la película puede recordarnos perfectamente a una especie de Godard inquieto, al de la segunda etapa, en que la política formaba un factor indispensable en sus películas.

Pero a Alea no le interesa la propaganda, eso que quede claro. Y citando palabras textuales suyas.: No me interesa un cine puramente de propaganda política porque es algo circunstancial, que solamente funciona en el momento de la arenga y no opera en un público amplio ni en todo momento'.
Kyrios
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12 de noviembre de 2008
24 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
273/09(11/11/08) Extraño film, nada convencional, casi de arte y ensayo, en parte documental en parte ficción. Sucede en entre el 1.960 y el 1.961, época crucial en la vida de la isla cubana. Gira en torno a Sergio (Sergio Corrieri), un rico ex negociante que aspira ser escritor. La cinta intenta será través de su protagonista un espejo de Cuba, siguiendo las relaciones de Sergio tanto con amigos como amantes, todo ello relatado a base de monólogos interiores que versan desde lo más mundano llegando a lo más profundo, que sería la disertación del marxismo. Entiendo que para muchos sea una gran película pero yo me he aburrido, no me ha enganchado, me ha resultado fría y distante pero aún así se nota calidad de guión, en las interpretaciones, en su dirección artística, vamos que mala no es, simplemente no ha conectado conmigo. Recomendable a los que gusten de cine político-social. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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28 de septiembre de 2009
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una Cuba revolucionaria alzada por el triunfo del socialismo, Sergio (Sergio Corrieri) se siente solo, hastiado y desesperanzado. Los cauces del subdesarrollo han inundado con más ahinco al pueblo cubano. Su vida de europeo tropieza obligatoriamente con el subdesarrollo de sus compatriotas.

Así se desarrolla una audaz crítica a la realidad social de Cuba posterior a la Revolución. Si bien resulta lenta y "lagunera", "Memorias del subdesarrollo" aborda, desde un caso particular, una temática compleja y vigente en Latinoamerica: el subdesarrollo. Pero no sólo en términos económicos, sino de ideas, de cultura, de pensamiento. Logra con éxito ilustrar las incoherencias que sustentan este subdesarrollo que abrigamos aún hasta nuestros días en Latinoamérica.
Kurazis
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