Nono, el niño detective

Vincent Bal es un director belga especialista en proyectos para niños y adolescentes que presenta aquí una película juvenil con toques policiales. De narrativa dinámica, Bal sabe bien lo que funciona para el público más joven y no titubea a la hora de trabajar con actores de renombre que podrían haber rechazado los papeles por tratarse de una historia más juvenil; de ahí que intuyamos que trabajar con el belga debe ser un privilegio y porque se sabe que, cuando se trata de jóvenes, Bal es uno de los mejores directores europeos. La historia es fresca, divertida y amena; muy fácil de seguir, dinámica e interesante. La comedia tiene momentos de intriga y de investigación policial mientras Nono intenta averiguar qué ocurrió con su madre y por qué su padre quiere guardar el secreto. Aún para un público joven, el guión trata una temática que no es muy apropiada para ellos, que es el suicidio. Intentar contar algo así en una película dirigida a niños es difícil. Bal sale del paso sin meterse en profundidad, más bien lo cuenta de soslayo y no insiste en el tema por lo que en esos momentos la historia flaquea algo porque no se desarrolla un elemento tan determinante como este. Ya que lo has metido, inventa algo; no lo intentes disimular haciendo que a Nono no le afecte particularmente y se quede satisfecho con la explicación que le da su padre. La interpretación favorece a la película. La expresividad de Nono y el rápido sentimiento de empatía que se le coge unido a unos veteranos Isabella Rossellini y Burghart Klausner cuyas tablas se notan en el resultado final de la película ayudan al disfrute de la cinta que se deja acompañar por música de estilo de jazz de las películas policíacas ambientadas en los años 40 o 50; una partitura que le va a bien a las escenas de investigación. The Zigzag Kid gusta a toda la familia. Una comedia divertida y entretenida.