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Solo contra todos

Drama. Thriller Francia, 1980. Un carnicero (Philippe Nahon) vive solo con su hija tras ser abandonado por su mujer. Un día la niña tiene su primera regla y corre hasta la carnicería de su padre que, al ver la sangre, cree que la pequeña ha sido violada. El carnicero sale enfurecido de la tienda y acaba agrediendo a un inocente. La niña es internada y él encerrado en prisión... (FILMAFFINITY)
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Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
30 de octubre de 2009
66 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
MORAL

En "Sólo contra todos" no se pretende realizar un juicio sobre qué es o no es moral, con una sencilla conversación en sus primeros minutos, y con el seguimiento de una figura como la de El carnicero, Gaspar Noé nos introduce en una Francia donde ese concepto, el de moral, parece escapar a toda consideración y ante la que no se atiende a motivos. Porque estamos ante una historia en la que no se buscan juicios y sentencias, se ofrecen: los de un personaje que está lejos de lo que cualquier ser racional y con dos dedos de frente abrazaría, y que se descubre ante nosotros tal como es, sin necesidad de pretender sonsacar un dictamen al respetable, sólamente transmitir su relato, y arreciar con cuantas conciencas pueda.

JUSTICIA

La justicia no se muestra en "Sólo contra todos". De hecho, bien se podría decir que ni existe. Es una justicia que los propios personajes toman como algo personal, que no atiende a razones y que sólo muestra rechazo hacía los engranajes más básicos y elementales. Podría considerarse un rechazo visceral, puro y fuera de toda razón, pero ahí está y cuestionar tal rechazo no va a aligerar las consecuencias de lo que vendrá a continuación. Porque El carnicero no está aquí para ofrecer conjeturas sobre lo bueno y lo malo, ni para otorgar una visión minoritaria, sino para remover cuanto sea posible con el simple objetivo de limpiar todo aquello que él considera suciedad y apariencia, ya que es un ser fascista, misógeno e incluso, podría decirse que totalmente arbitrario.


El debut en largo de Gaspar Noé, de ese modo, no tiene reparo en mostrar la realidad que considera necesaria mostrar para que se hurgue más en su personaje que en las posibles resoluciones que podría tomar un espectador ante tal espiral de violencia e irracionalidad.
Tras El carnicero se esconde un tremendo intérprete que da vida a ese personaje de una forma inconmensurable y, ayudado por esos planos tan bien buscados por el propio Noé, que sabe encontrar el lugar exacto donde situar el encuadre, da vida a uno de los engranajes principales de "Sólo contra todos".
Además, esa voz en off que rememora constantemente las sensaciones de El carnicero, ese sonido entre corte y corte que acrecenta la tensión y un espejo mugriento en el que se refleja con pureza y sin contemplaciones un tipo que está muy lejos no sólo de lo moral, sino también del colectivo, logran que el debut en largo de un director que a nadie deja indiferente se construya de modo tan notable que ni algunos elementos apartan de su visceralidad este alegato tan crudo y directo.



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Grandine
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1 de marzo de 2009
39 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
IMPRESIONANTE. Película de ruptura de géneros, perversa, repugnante pero movilizadora como pocas. Y tenía que ser el niño terrible de Gaspar Noé el que se anime a contar la historia de un perdedor, de un resentido, de un don nadie que carga sobre sus espaldas el fracaso de su vida y no se hace cargo de su derrota. Entonces tiene que salir a buscar a los culpables de su desgracia. Y para esta escoria de hombre todos tienen algo de responsabilidad y por supuesto que se la van a pagar. Es un despojo humano en una sociedad donde no hay lugar para los perdedores. Y todos lo sabemos: no hay nadie más peligroso que el que no tiene nada que perder. Película muy pero muy fuerte, que se atreve a abordar los temas más ríspidos como la violencia, la xenofóbia, el incesto y la locura sin un ápice de sutileza. Obra mayor del cine de los últimos 20 años.
Srita davidlynch
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25 de septiembre de 2007
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces cuando vemos una película tendemos a compararla con otras, pues bien, yo esta vez no puedo; no puedo permitírmelo. Si la debo comparar con algo os la pintaré más bien como un mal puñetazo que se recibe inesperadamente, uno de esos que te dejan confuso a la par que perdido y nervioso. Podría definirla también como un inquietante discurso lleno de desesperación y de odio contra todo; contra los que viven pisoteando, contra la miseria de unos, contra la riqueza de otros, contra un mundo incapaz de perdonar o tender una mano, contra una realidad asquerosa y cruel; contra la existencia misma...

La historia que se nos cuenta, es la de un carnicero que por un malentendido cree que han violado a su hija y mata deliberadamente al presunto violador en cuestión. Va a la cárcel, cumple condena y tras cumplir su deuda con la ley se ve en la calle; sin nadie, sin nada, perdido... Un desquiciante matrimonio de conveniencia terminará por sacarlo de quicio y perturbará su mente haciendo surgir en su cabeza ideas cada vez más oscuras que lo llevarán a un estado emocional confuso y desesperado. De ahí vendrá todo lo demás... con un ODIO EN MAYÚSCULAS nos asaltarán a mano armada los inquietantes pensamientos de un hombre que siente que ya no puede más, que está cansado de ese perro mundo que le aprieta la garganta, y que tiene claro que solo se sobrevive en condiciones siendo un mal cabrón o siendo rico. La moral solo es un estorbo para el pobre, y él ya se ha despojado de ella; sólo le queda su orgullo y su rabia.


La voz en off te golpea, te remueve; escupe su desesperación con una violencia animal, es insultante, racista, machista, cruel; todo lo cruel que puede ser aquel que siente que ya no queda nada por perder; pero también desgarradoramente sincera, todo lo sincera que puede ser la voz del que piensa que ya le queda poco por lo que vivir.

La cámara por otro lado es austera, cruda; y los cambios de plano sobresaltan al espectador sucediéndose en ocasiones con el estruendo de un disparo; incluso los rótulos ayudarán a predisponernos a temer lo que pueda suceder. Pero en mi opinión, todos son recursos tan lícitos de usarse como de no hacerlo, aunque personalmente creo que enriquecen el tono de la trama. Aún así; todo eso queda en un segundo plano; aquí los verdaderos protagonistas son la aplastante filosofía del carnicero, y el actor que lo encarna; impresionante su trabajo, os juro que me ponía hasta nervioso el verle y oírle (lo pude escuchar en V.O.S. gracias a dios).


"Chapeau!!". Un pedazo de nueve le pongo, que ya tenia ganas de ver algo tan arriesgado y demoledor.

Disfrútenla.
HEIFER
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27 de septiembre de 2006
35 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay duda alguna de que al franoargentino Gaspar Noé lo que menos le preocupa es herir la sensibilidad del telespectador. Desde el comienzo nos encontramos con una película dura, chocante, con rótulos azotados contra la pantalla y sonidos violentos. El vértigo de los primeros minutos, que resume (para aquellos que no vieron "Carne") el pasado del protagonista, pareciera tener como objetivo marear al televidente, para que el impacto de las escenas posteriores sea aún más crudo y poco digerible.
Porque eso es Noé: un plato difícil de digerir. ¿Por qué habemos personas que, en alguna u otra medida, gustamos de este cine? Tal vez encontramos un inexplicable encanto en la indigestión de este carnicero que es Noé. (Y es raro, porque nunca me ha gustado el cine gore.)
Yo creo que la respuesta tiene que ver con que todos los recursos estéticos (bastante originales, por lo demás) convergen con la idea de violencia contenida en la trama y en el personaje. No es sólo mostrar violencia por la violencia (como en el caso del gore), sino presentar una propuesta estética y moral. No estoy seguro de si esa propuesta sea antiestética; sí es antimoral, al menos desde una concepción tradicionalista. Tampoco creo que Noé sea un inmoral; de hecho, pienso que no está de acuerdo con los pensamientos de su protagonista. Pero plantear una película en que se expliciten esos pensamientos, esas ideas, esa rabia contenida, ya es extremadamente violento, tal vez más que una escena de homicido o violación.
No sé hacia dónde nos quiere llevar este tipo, pero creo que ya ha conseguido sacar al telespectador de su inercia, aunque sea sólo meditar con el corazón acelerado si no será mejor aprovechar esos 10 segundos que nos da para que nos vayamos, o rendirnos a nuestra curiosidad y atenernos a lo que venga.
Alex
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24 de octubre de 2009
21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guión en torno a un personaje deprimente, nauseabundo (produce náuseas), un hombre desgraciado, quizás esquizofrénico, con satiriasis, obseso, harto del mundo, sin trabajo y sobre todo invadido por continuos y malos pensamientos.

Aún así, entre tanto pensar y repensar en negativo, algunas de sus reflexiones se pueden recuperar como filosófico-existencialistas al estilo francés. Por ejemplo:

«En cuanto los padres no tienen nada para darle a los hijos, éstos meten a aquéllos en un asilo, para que revienten solos y en silencio. Pero a los hijos no les importa un cuerno. El amor filial es un mito. A su madre uno la quiere mientras le dé leche. Y a su padre mientras le preste dinero. Pero cuando los pechos de la madre están secos, cuando los bolsillos del padre están vacíos, lo único que queda por hacer es meterlos en algún armario, esperando que mueran pronto y al menor costo. Así son las cosas. Así es la ley de la vida. Solo cuando hay herencia los hijos simulan ser amables. Pero cuando la única herencia es una heladera o una tele ni siquiera vale la pena simular. Tan sólo lo mínimo indispensable para tener la conciencia en paz. Una llamada al mes, unas lágrimas en el velorio y deber cumplido. (...) Las relaciones humanas son tan solo miserables negocios. (...) Follar no vale la pena. Cuesta muy caro. Aunque te ayuda a pasar el tiempo. Pero cuando se te van las ganas de follar, notas que no queda nada por hacer en el mundo. (...) La vida es un gran vacío. Siempre lo fue y siempre lo será. Un gran vacío que podría continuar perfectamente sin mí.»

O también en un tono más sociológico: «Los ricos nunca van presos. Uno de cada diez, por ejemplo. La cárcel es para los pobres. Cuando eres rico la ley está de tu lado. Pero si eres pobre no tienes derecho a robar, sólo a que te roben. Eso sí lo permiten.»

En fin una película para salas de arte y ensayo; porque algo así no cabe en salas de cine para gente común y corriente que lo que quiere es una gran pantalla para apasionarse, olvidarse de sus problemas, recrearse en dimensiones de alegre fantasía o felicidad, evadirse en el mejor sentido de la palabra.
Ehavled Jef
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