Doña Flor y sus dos maridos

Se trata de una película que sigue bastante fielmente la novela del mismo nombre escrita por Jorge Amado, que viene a ser lo mismo que decir Brasil en estado puro. No es una comedia perfecta y menos para los puristas, pero recomendaría que repasáramos las comedias españolas del mismo año de producción que ésta. Los actores son -eran- muy populares en Brasil y la protagonista me atrevería a decir que es conocida en todas partes gracias a películas hechas en otros países. En su conjunto, me parece una película que consigue lo que persigue: divertir, presentar una visión relajada y divertida del sexo, una vida sin estrés ni agobios.

Una puntualización sobre el lugar en que e desarrolla la acción: no se trata como dice la sinopsis de un "pueblito brasileño (llamado) Bahía", sino de la ciudad de Salvador, capital del estado brasileño de Bahía, por supuesto trasladado a una época anterior a la de realización del filme.

Película colorista, sensual, epidérmica, socarrona e insinuante que desgrana los detalles de la novela de J. Amado con una narrativa cinematográfica convencional pero de indudable atractivo porque B. Barreto sabe captar la esencia del escritor brasileño.
De corte costumbrista y apuntes de realismo, el largometraje describe un ambiente de clima cálido y de vida en la calle, un entorno de promiscuidad y de ludopatía, que se perfila como un relato franco y diáfano no exento de ribetes de crónica social.
Pero sin olvidar la vertiente humorística y vocación casquivana que marcan el contraste de intenciones en un argumento que deliberadamente opta por el triunfo de lo atorrante.

1943, Brasil. El país sudamericano está de carnaval y durante las celebraciones en un pequeño pueblo fallece Vadinho (José Wilker), asiduo apostador, mujeriego, vago, gran amante y esposo de doña Flor (Sonia Braga), joven religiosa, abnegada a su marido, enamorada pero dolida por su forma de vida.

Tras su muerte, que se muestra en la primera secuencia del filme, se produce un gran flashback que cubre la primera hora de la película, donde se explora la relación entre los protagonistas, el matrimonio apenas sostenido por el ámbito sexual, los vicios de Vadinho y la desesperación de Flor.

La segunda mitad del metraje se da cuando la protagonista busca rehacer su vida con un nuevo matrimonio, en este caso contrae nupcias con el Dr. Teodoro (Mauro Mendonça), amable, entregado, profesional en su campo, músico y no el más diestro en el ámbito sexual. La cotidianeidad de la pareja se interrumpe cuando a la mujer se le aparece Vadinho, que busca seducirla.

Uno de los primeros largometrajes del realizador Bruno Barreto dirigido apenas con veinte años, es una comedia con tintes eróticos que incluye sobre el final un poco de realismo mágico. Se basa en un libro homónimo (1966) del escritor Jorge Amado, cuenta con guion del propio Barreto junto con Eduardo Coutinho y Leopoldo Serran.

El filme fue incluido en la posición #39 de la lista de las cien mejores películas brasileñas de la historia, realizada por la Asociación Brasileña de Críticos de Cine (Abraccine), además de recibir una nominación a los Globos de oro de 1979, en la categoría de Mejor película extranjera, que finalmente perdió ante la infinitamente superior Höstsonaten (Sonata de otoño, 1978) de Ingmar Bergman.

La película por un lado contextualiza a la mujer en una época donde su único condicionante es ser una buena esposa y hogareña, que necesita el acompañamiento de un marido como complemento para una vida ideal, de ahí el sufrimiento por el primer esposo y la necesidad por buscar rehacer su vida.

Desde ese punto, está claro que hay una visión retrograda de la condición de la mujer, que sí se piensa era algo común en el cine de comedia con rasgos sexys o eróticos del momento, ejemplos hay en Italia o México. Lo relevante del filme, es como Flor logra quebrar -más o menos- este apartado, basta con ver el poster promocional, así como la hilarante secuencia final donde incluso se da claras cuentas del carácter jocoso del largometraje.

Interesante propuesta, no tan divertida, aunque el humor es algo muy subjetivo.

Esperando visionar una comedia, me encuentro sumergida en un drama doméstico con tema de total actualidad, la violencia de género. Si en la machista "Gabriela" la protagonista se veía reducida a objeto sexual, cocinera y esposa sin voz ni voto, en ésta Barreto riza el rizo: Sonia Braga también en el papel de esposa humillada y maltratada pero seducida por su marido gamberro y putero. Si éste es el mejor humor de Jorge Amado, declaro que Jorge Amado no me gusta. Por otro lado, el escritor no se corta a la hora de retratar los aspectos más duros de la sociedad brasileña.
El tema de la gastronomía, el marido infiel y la magia de Bahía se abordan en un moderno sucedáneo protagonizado por Penélope Cruz y Murilo Benicio, Woman on Top, esta vez sí maquillando las sucias calles de Bahía y suavizando pobreza, delincuencia e infidelidad hasta reducir la película a un bello cuento infantil.
Se agradece la fidelidad con la que el director muestra la realidad brasileña, no apta para amantes de estereotipos, tangas y pósters de playa.

El tiempo sí que pasó por esta película en este segundo visionado después de muchos años.

La historia me sigue gustando aunque me pareció un poco lenta en la primera mitad de la cinta, pero la prefiero al libro, ya que este es un tocho dificil de digerir.

Quizás sea la hora de una nueva versión, aunque es dificil ya que Sonia Braga sigue estando soberbia, la ambientación es bastante buena, se podría mejorar el ritmo y la actuación de José Wilker por ejemplo.

La pobre de Doña Flor pasa de un extremo al otro, de un marido que le da mala vida a otro que es excesivamente práctico y responsable. Yo conozco un caso pero al revés, que pasó de una marido práctico a otro más vivales.

Pero ¡Qué es lo que queremos las mujeres! No hay uno intermedio o necesitamos alguna que otra expansión como Valdomiro. Una cosa es clara en los matrimonios ni meterse, luego el que sale escaldado es el intermediador.