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Primer plano (Close-Up)

Drama. Documental Mezcla de ficción y documental en la que se recrea la historia real de cómo un admirador del reputado director iraní Mohsen Makhmalbaf se hizo pasar por él ante una familia que lo acogió en su casa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
9 de noviembre de 2012
30 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice Jean Luc Goddard que el cine es "una verdad 24 veces por segundo". Si bien la mayoría de los cineastas, y muy especialmente en el cine norteamericano actual, tienen por objetivo fabular 24 veces por segundo, hay aun quienes piensan que no hay historia más poderosa que la propia realidad, y que buena parte del mejor cine si nos llega es porque nos recuerda lo que somos o lo que podemos ser o lo que quisiéramos haber sido.

Kiarostami, nos muestra de una forma tan naturalista como potente, mezclando documentos reales con recreaciones de una realidad, la historia, no de un fraude, ni de un engaño, sino de la impostura de un amante del cine cuyo mayor anhelo es sentirse parte de ese mundo, y que la gente le vea como tal.

Es una historia tan maravillosa como triste en el fondo, que yo personalmente podría llegar a entender, y hasta sus víctimas parecen haber entendido, aunque no así muchos espectadores que no ven mas que un fraude de un aprovechado con oscuros fines. Es la "Rosa púrpura del Cairo" de Woody Allen, pero al reves, donde alguien apasionado por el cine, pretende pasar de espectador a estar al otro lado de la pantalla para imaginarse dirigiendo lo que allí acontece.

El film es único, inmenso, susceptible de ser objeto de tratados o tesis doctorales, de una fuerza subyugante, que solo la verdad puede alimentar. Pero también es un experimento y por momentos un documental dramatizado, en el que aparecen y actúan como actores los protagonistas reales, que son el propio suplantado Mohsen Makmalbaf y su suplantador Sabzain, unidos por esta historia, pero sobre todo lo que es, es una pieza única de cine a traves de la realidad, y por encima de todo, de amor incondicional, por un arte que nos apasiona a tantos.
zymu
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14 de marzo de 2009
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Primer plano” es puro cine. Moviéndose en los límites que separan a la realidad de la ficción consigue en todo momento mantener al espectador maravilladamente atento a la narración.

La trama es sencilla: Un hombre se hace pasar por un reputado director de cine ante una familia vecina. Envenenándoles con falsas esperanzas de ser los protagonistas de su próxima cinta se aprovecha de ellos. El fraude que comete tanto moral como económico acaba llevándolo a la cárcel. Las intenciones de este hombre -así como su amor por el arte- hará despertar en el espectador honestos sentimientos en el clímax del juicio.

Pese a ser un documental la suave y precisa mano de Abbas Kiarostami consigue que nos sintamos dentro de su universo cinematográfico con una dolorosa maestría. Imprescindible.
Pep
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4 de mayo de 2013
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sus protagonistas son reales. Son las personas que estuvieron inmersas en un episodio ocurrido en Teherán, en el que una familia fue víctima de fraude por parte de un hombre que se hizo pasar por el director de cine, Mohsen Makhmalbaf, y durante dicha suplantación, pernoctó una noche en aquella casa y recibió 1.900 tomans en calidad de préstamo y sin intención de devolverlos. Cabe explicar que, en 1990, un tomán equivalía a 8 riales y un rial se cambiaba por un centavo de dólar, lo que significa que la demanda era por una suma inferior a 20 dólares.

Un suceso como éste no interesa mucho a los estrados, pero, sí interesó a H. Farazmand, un periodista que lo vio como una historia digna de Oriana Fallaci, y al director, Abbas Kiarostami, quien, de inmediato, se unió a él para investigar, filmar el proceso y reconstruir lo sucedido en aquellos tres días en que existió, Bogus Makhmalbaf, como apodó el periodista al hombre enjuiciado.

Como víctima, aparece la familia Ahankhah, cuyo hijo, Mehrad, tomará la vocería; y como sindicado figura, Hossein Sabzian, un hombre de humilde apariencia, separado y con dos hijos (uno a su cargo), pero de quien luego sabremos que es un hombre culto y con algunas posiciones bastante claras. Su pasión es el cine y es un gran admirador de, Moshen Makhmalbaf, cuyas películas, “El Ciclista” y “El Matrimonio de los Benditos”, considera perfecto ejemplo de la labor que debe desempeñar un realizador ya que, según considera, “un auténtico artista es alguien que está cerca de la gente”.

Conocer sus razonamientos, ahondar en sus carencias y necesidades, y darse cuenta de la clase de ser humano que hay en este intelectual sin empleo y olvidado, expandirá nuestra conciencia y nos pondrá ante una realidad que reclama comprensión, tolerancia y amor… y que casi nos pide a gritos, que abandonemos para siempre el afán de juzgar, de condenar, y de escrachar, la última ligereza que se está poniendo de moda.

El cine dentro de la vida. La vida dentro del cine. Eso es, <<PRIMER PLANO>> (alusión a la permanente posición de la cámara frente al sindicado); y en uso de su habitual y ejemplar minimalismo, con el que demuestra que el arte no exige ostentaciones ni reclama despilfarros, Abbas Kiarostami se consolida como un realizador virtuoso, cuya sensibilidad no debería dejar a nadie indiferente, pues, da cuenta de un entendimiento tan hondo del ser humano, que sería necesario replicar constantemente. ¡Siempre lamentaremos que esta suerte de cine no obtenga la difusión que se merece!

Termino con una de las frases dichas por, Hossein Sabzian, durante su juicio, porque sin duda acierta en un hecho incontrovertible:
“La cárcel es buena para los buenos y mala para los malvados. Les da una lección a las personas buenas, pero los malvados siempre se vuelven peores”.
Luis Guillermo Cardona
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3 de abril de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película llena de humanidad, austeridad y humildad, incluso en su forma. Sin aparentes fisuras en el guión Kiarostami dirige una película brillante y sencilla con un argumento exento de sentimentalismos. Con un montaje excelente el aclamado director iraní nos relata la historia de una gran persona amante del arte, que vive la pobreza de su día a día evadiéndose en el cine y la literatura, razón por la que es demandado por tentativa de fraude por haberse hecho pasar por el director de cine Mohsen Makhmalbaf.

Es una película que conmueve. Nos hace pensar que hay gente verdaderamente buena en este mundo.
lloryo
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1 de abril de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Digan lo que digan, jamás pensé que se podría mezclar de una forma tan potente el documental verídico con una narración ficticia ( o falseada), consiguiendo un resultado demoledor, que va a caballo del hiperrealismo y del realismo cinematográfico, o falso realismo. Independientemente de éste efecto, el cual es enorme, la temática de Kiarostami sigue siendo la misma: "quién no llora no mama", sólo que aquí las consecuencias son reales. Es un bello alegato en favor de la libertad artística dentro del cine, quizás un poco extremo, pero no hace ningún mal a nadie. Siempre hay lugar para el perdón: en conclusión, una obra maestra. Admirarla, olvidaros de la realidad ficción, o ficción realidad, o realismo documental, y dejaros llevar.
Álvaro
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