Los Tarantos

Alucinado me encuentro tras ver en Cine de Barrio "LOS TARANTOS" de Francisco Rovira Beleta de 1963.

Contando una historia universal el amor entre dos personas de pueblos o etnias rivales. El propio director dijo en varias ocasiones que pretendía rodar un Romeo y Julieta gitano, situando la acción el barrio barcelonés Somorrostro, barrio de inmigrantes andaluces (la mayoría de ellos de etnia gitana) y lugar de cuna de la bailaora Carmen Amaya, con la que contó para interpretar a la matriarca del clan que lleva el nombre del film.
Carmen Amaya, Antonio Gades, Daniel Martin,...fueron las pocas caras profesionales del reparto. La mayoría del reparto no profesional, muchos de ellos eran gitanos del propio barrio.
Rodado muy al estilo Berlanga (desde la improvisación previa antes de la grabación) y en muchas ocasiones ocultando la cámara en lugares estratégicos de la ciudad para conseguir una mayor veracidad y ahorrar costes, ej: en los extras.

Con un poderío visual extraordinario, una banda sonora a golpe de guitarra flamenca y con unos momentos dramáticos que logran estremecer.
La película, una rareza dentro del cine español, es un documento social de aquello que no gustaba al Regimén y tendría que ser de obligado visionado para todos los amantes del cine.

La película, ahora por desgracia en el olvido, llegó a estar nominada en los premios Oscar a mejor película extranjera compitiendo con películas tan prestigiosas como Ocho y medio (8½) Federico Fellini, El cuchillo en el agua de Roman Polanski, Koto (Twin Sisters of Kyoto) de Noboru Nakamura y The Red Lights de Vasilis Georgiadis. Haciendose finalmente con la estatuilla la película del director italiano.

Hoy he conocido la obra del fantástico y enigmático Francisco Rovira Beleta y como Rick Blaine (Humphrey Bogart) al final de Casablanca "Louis, creo que este es el principio de una gran amistad". Tomo sus palabras y digo: "Rovira Beleta esta tarde de sábado puede ser el principio de una gran amistad".

Gran película sin atisbos de innovación técnica o poética
que consigue llenar los ojos del espectador de pasión
ritmo y consigue zambullir la conciencia sobre un romeo y julieta
gitano lleno de carga emocional y música

como anotación anecdótica quede que Morgan Freeman
comenzó su pasión flamenca después de ver esta película

Tiene ritmo y buena música. Además está llena de escenas rodadas en una Barcelona muy auténtica (más que la de ahora, puro plástico para turistas), aunque ya desaparecida en su mayor parte.
No me gusta mucho la interpretación de Carmen Amaya, pero sí como baila.
Magnífica la boda gitana por lo que tiene de música y de documento.
Lo de la honra de la novia es para mearse y no echar gota... ¡Cuanta tontería y cuánta hipocresía!... antes y ahora.

Uno de los títulos, con todo merecimiento, más celebrados del cine español. Supone la traslación del clásico "Romeo y Julieta" al universo gitano. Esmerada y de una atmósfera propia que capta magníficamente ese mundo tan particular de nuestro acervo cultural que es el mundo de los gitanos, con su flamenco y su sangre de raza propia, contiene geniales interpretaciones de Carmen Amaya y Antonio Gades, con espléndidos acompañamientos de Sara Lezana y Antonio Prieto, que disimulan el insuficiente carisma de Daniel Martín para incorporar un papel de la envergadura de ser el Romeo gitano.
La película es un calco milimétrico del original shakesperiano: dos muchachos se enamoran. Él es de la familia de los Tarantos, una familia pobre y humilde; ella es de los Zorongos, familia bien acomodada y poderosa. Ambos clanes se odian desde hace años. Otro aspecto destacable que se muestra es la estratificación de todas las edades por las que atraviesa el individuo: los chiquillos que no entienden de odios y pudieran suponer una afortunada concreción de lo que se quedó en tragedia para sus hermanos; los amantes, el punto intermedio y como tal el que acaba perdiendo más; los mayores, que por una actitud de orgullo y soberbia de el padre de ella acaban por desencadenar una tragedia previsible. Fue nominada al Oscar a la mejor película extranjera, repitiendo el estimable Rovira Beleta después con "El amor brujo".

Barcelona era una ciudad de contrastes, un crisol de culturas con claras diferencias sociales y económicas, que a principios de los 60 vivió una revitalización industrial, el gobierno tecnócrata de Franco con sus planes de desarrollo tenía a la burguesía catalana contenta y satisfecha con ayudas económicas privilegiadas. Por suerte, los independentistas ni estaban ni se les esperaba. No todos los inmigrantes llegados a Cataluña tuvieron la misma suerte, a la zona sur de la Ciudad Condal llegaron muchos huyendo de la pobreza y la miseria, donde los desheredados convivían en los barrios marginales, conglomerados de minorías étnicas y raciales como eran los gitanos.. Esta es una nueva revisitación del drama de “Romeo y Julieta” de Shakespeare, trasladada gracias a Rovira Beleta, a la cosmopolita y gran ciudad catalana.

Tarantos y Zorongos se han convertido en dos clanes rivales en disputa por lejanas y viejas rencillas. El joven Rafael (Taranto) y la casi niña Juanita (Zorongo), se enamoran viviendo una pasión imposible. Un musical flamenco donde con una fuerza y realismo asombroso se plasma la idiosincrasia de la etnia gitana, sus rituales y costumbres, sus virtudes, sus traiciones y miserias, la pasión de vivir de los enamorados y el odio y el rencor que arrastran ambas familias. La exaltación de los sentimientos expresados magistralmente mediante la expresión corporal del baile flamenco, con una poderosa gran estrella flamenca Carmen Amaya, madre del novio, una mujer valiente y llena de temperamento que está dispuesta a perdonar y sacrificarse por la joven pareja.

Daniel Martin y Sara Lezana debutando ante la cámara, encarnan admirablemente a la infortunada pareja, recreada estupendamente por el cineasta en la fisicidad de unos escogidos exteriores que describen perfectamente la cotidianidad en la vida de esa etnia gitana, alejándose de una visión folclórica estereotipada. Un jovencísimo Antonio Gades debuta como secundario amigo de Rafael, marcándose una farruca en plena Rambla barcelonesa. La mejor película del cineasta catalán y de las más recordadas del cine español, una especie de ópera gitana que gustó a los americanos, candidata al Oscar de aquel año que ganaría Federico Fellini con su 8 y ½.