Haz click aquí para copiar la URL

La academia de las musas

Drama Un día, un profesor de filología se encuentra con que su mujer cuestiona y critica el enfoque pedagógico de las clases que imparte en la "Academia de las Musas" cuyo fin es regenerar el mundo a través de la poesía. (FILMAFFINITY)
1 2 3 4 5 >>
Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
3 de enero de 2016
32 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ética no es una abstracción filosófica, sino que debe regir el comportamiento de las personas. Aprovecharse de los demás no es un juego inocente – aunque a veces no haya vencedores claros ni vencidos del todo derrotados – que debe de ser revelado y denunciado. Si además se utiliza el lenguaje como seducción, tergiversando la realidad a conveniencia del hablante, no cabe permanecer neutrales, sino que se impone la obligación de desenmascarar al falsario que manipula a su antojo a todo el que por inocencia, necesidad o indefensión cae preso de la tela de araña urdida con el único afán de aprovecharse de su posición privilegiada (ya sea del profesor con su clase, del terapeuta con sus pacientes o del político con sus votantes).

José Luis Guerín nos propone una sutil reflexión sobre la importancia del lenguaje como embeleso o enajenación, diluyendo la frontera entre realidad y ficción, difuminando los contornos de lo reconocible hasta llegar a la falsificación a través de la palabra. Partimos de la base que el habla es vehículo de comunicación, ya sea para transmitir conocimiento, difundir enseñanzas, propalar información o emitir mensajes (que pueden ser verdaderos o falsos, bienintencionados o turbios, deleznables o sólo falaces). Pero cuando se utiliza arteramente es un arma de destrucción masiva, porque sirve a propósitos innobles o egoístas, con la censurable ambición de obtener un beneficio personal a costa de la credulidad cándida del oyente.

Con la apariencia de falso documental, su director y guionista explora un microcosmos de personas que pasarían por inteligentes y lúcidas, pero que, sin embargo, sucumben a las añagazas de la mentira vestida de poesía, cultura o historia, sin darse cuenta que la pomposidad del lenguaje y los eruditos tropos utilizados son una pantalla cuyo único fin es distraer la atención sobre lo que no se dice o se oculta. El engaño permanece velado, arrinconado, despreciado, como si no tuviera importancia o no fuera digno de salir a escena por ser demasiado cochambroso e infame para reclamar su merecida atención. Lo que se calla es tan importante – a veces incluso más – como lo que se nombra. Aunque la mentira se vista de seda culterana, mentira se queda.

Estamos ante una cinta atípica y contracorriente, alejada de la zafiedad reinante y del veneno escapista del cine facilón. Está pergeñada con inteligencia y perspicacia y destinada a un público tan atento como lúcido e instruido, que no se asuste de ser tomado por sujetos despiertos, observadores y juiciosos, con capacidad de sacar sus propias conclusiones aunque sean desasosegantes. Una alhaja minoritaria que pasará desapercibida.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
14 de diciembre de 2015
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La academia de las musas” de José Luis Guerin fue premiada con el Giraldillo de Oro en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. La obra comienza con una mirada a las clases del profesor de filología Raffaele Pinto, su pasión por la poesía lo conduce junto a sus alumnas a formar una academia de musas con el fin de cambiar el mundo desde la poesía. La cámara de Guerin acompañara a los personajes desde un punto de vista objetivo intentando comprenderlos sin juzgarlos. Una obra que toma la realidad para transformarla en una ficción que te hace creer hasta la ultima de sus palabras.

Guerín una vez mas huye de la industria cinematográfica y decide emprender este proyecto en solitario. Sin avergonzarse ni un momento por las limitaciones económicas, las hace suyas y las luce con orgullo, realizando un cine sincero que no quiere parecer lo que no es. Contrario a la “tiranía del guión” busca el azar en su obra, de esta forma se deja llevar por los actores, a través de unos diálogos improvisados hasta un mundo lleno de poesía, musas, celos y luchas de poder.

Su capacidad para extraer la esencia del cine, le permite realizar una obra completa que consigue que el publico se deje llevar, llegando a confundir por momento cuanto hay de realidad y cuanto hay de ficción en una obra que solo parte de la realidad pero que desde esa base conduce al espectador por una ficción llena de enredos y contradicciones. En definitiva: cine en estado puro.

Una obra que no pretende ser maquillada; con una imagen tosca, sin música dramática para acompañar los diálogos de los personajes y sin ocultar las tomas incompletas. Guerin sumerge al espectador en la academia haciéndolo cómplice de su cámara, que acompañara a los protagonistas por sus contradicciones internas, sus dudas y sus temores. Sin invadir el espacio privado de los personajes con planos a través de los cristales generando simbolismos y permitiendo percibir el espacio sin alejarnos de lo verdaderamente importante: la palabra.
NoTodoEsUSA
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6 de diciembre de 2015
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo lo infravalorado del Sr.Guerin en nuestro país, y más aún teniendo joyas como esta en su haber.

Partimos de una clase de filología en la que la poesía, la literatura, el arte, la belleza y el lenguaje forman parte importante y núcleo duro de las conversaciones entre profesor y alumnas... Musas. Existe un feedback absoluto, aprendizaje de unos y otros, experiencias, comentarios... Es incluso abrumadora la cantidad de pasión que se destila de todas las palabras dichas en ese aula.
Se recogen relaciones entre las alumnas y, a su vez, con el profesor. Un documental desfigurado, una ficción borrosa, no queda claro del todo qué acontece aquí.
Importante y llamativo es el uso del italiano, el catalán y el castellano casi a partes iguales, con la belleza que aporta esta ensalada de idiomas. El idioma de la poesía es el suyo propio ¿No?
A medida que avanzamos nos adentramos más y más en las historias que mezclan a los personajes. Todas las musas tienen en común al profesor en su vida. Es, ciertamente, el nexo a través del que construimos el argumento.
Viajamos a través del lenguaje, viajamos también a Italia, viajamos a las formas de entender el lenguaje de la poesía y lo que esta nos suscita...Intentamos desentrañar la misión de las musas, todo desde el prisma de Guerin y su estilo naturalista, puro... Y personal como pocos.

Es, en definitiva, un film con unas imágenes y un lenguaje tremendamente connotativo, pero que no desmerece en absoluto su valor denotativo.
MartinScocerse
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de enero de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Situada, aparentemente, en las antípodas intencionales de su mágica, inalcanzable EN LA CIUDAD DE SILVIA, LA ACADEMIA DE LAS MUSAS regala el impagable placer de saborear ese preciado milagro que es el de un cineasta situado en la cumbre de su propia e insondable delicadeza creativa. En ese álgido privilegio que es comprobar cómo éste es capaz de investigar, de forzar los límites y de disfrutar manipulando, pellizcando los protocolos de su intransferible manual de exigencias pergeñativas.

LA ACADEMIA DE LAS MUSAS deviene un cáustico, divertido y malévolo dispositivo cinematográfico de ficción, en el que las hechuras documentales se confabulan para enriquecer y definir la tersa cadencia malévola hacia la que el relato se va encaminando, descubriéndose para sí mismo, gozoso y permisivo, una envenenada armonía de imprevisiones absolutamente procaz, refinada, sutil como un laberinto de espejos inconsciente y demandador, oculto en la sombra de la conspiración maquinada por la modesta exquisitez escénica conjurada por el creador de GUEST.

Guerín acierta a evidenciar esa naturaleza de incertidumbres y reconcomios, atendiendo a la controversia (pugnas de opiniones entre alumnas y profesor, alumnas entre alumnas, etc.), al cambio de posicionamientos (la musa convertida en objeto de deseo, el profesor como manipulador todopoderoso y seductor, y, luego, como patética víctima de su propio anhelo/discurso), al encuadre de personales recovecos inadvertidos (la esposa como musa pretérita, como musa paciente, como musa agredida, como musa sabia por experiencia, como musa asustada y bregadora), a, en definitiva, la postulación del arte cinematográfico como única, inmejorable arma introspectiva desde la que no indagar en la verdad, sino en la mentira que la construye.

Con todo, a pesar de la ímpetu medularmente cinematográfico desde el que está originada su afilada intencionalidad sediciosa, tal y como ha sido referido al principio de este análisis, en oposición a la inolvidable EN LA CIUDAD DE SILVIA, LA ACADEMIA DE LAS MUSAS descerraja con vitriólica virulencia un provocador discurso sobre el poder de la palabra. También de sus peligros, de sus engreimientos y sus insuficiencias. Una reflexión sobre la manipulación ejercida por quien se sabe dueño de ella, que no puede ser más pertinente, dada las características del personaje que inicia el relato de los hechos, no lo olvidemos nunca, dentro de esta consciente, ensayística fábula del profesor de las palabras crueles y germinales. Raffaele Pinto aglutina pérfidamente ese interés.

Como impetuoso especialista académico, como ácido proclamador de continuos desafíos, como sujeto sabedor de la caudalosa seducción que ejerce sobre los rostros que le escuchan, como eminente citador (a conveniencia) de las palabras escritas por los clásicos, como descifrador de los significados de éstas, pero también como ser sobrepasado por la malevolencia inherente a su (todo) discurso. Aquí es en donde, sin duda, emerge, actúa, se revela como el más inesperado de los hallazgos del film el personaje de la esposa del profesor. Rosa se postula como la desobediencia al orden impuesto por el verbo absoluto de su esposo.

En el desacatamiento, en el rebatir, en la pugna contra las reglas establecidas por Raffaele para conquistar sus intereses, ella se apresura a verbalizar la oposición a ese incierto estado de las utopías entre las paredes de un aula. Sus palabras, además, irán pincelando su hondo perfil de personaje zaherido, temeroso, conmovedora y cortésmente desesperado, que, magistralmente, estalla en una arpía, ponzoñosa, titánica y lucidísima escena final, que pareciere estar concebida por el mismo Mankiewicz, ese gran baluarte de la palabra cinematográfica.

La aparición de Rosa, además, obliga a Guerín a imponer un sencillo recurso escénico, que, paradójicamente, acaba procurando una significación de inusitada, fértil magnitud observativa. La decisión de, en la mayoría de los duelos verbales que acaecen lejos del aula, proteger, acosar con delicadeza, atender a la naturalidad regalada por los actores no profesionales convocados, mediante el uso de un cristal, una cortina, una ventana, esto es, un elemento transparente (pero visible), que permite la clara observación del gesto y la reacción encuadrados, se torna hallazgo primordial. Ese obstáculo apercibe, por un lado, de la naturaleza ficticia del relato (en tanto que imposición requerida por una voluntad ajena al presunto anonimato reclamado por los personajes) y, por otro, permite rescatar a estos de su posicionamiento teórico, intelectual, contrincante dentro del juego urdido por el profesor, cual si de una máscara transparente que los despojara de ese rol se tratara.

Aguerrida convocatoria de múltiples deslices, instigante, serena confluencia de flaquezas, amenidades (el film tolera una sanísima comicidad en muchos de sus pasajes) procedimientos, desagravios y deliberaciones sesgadamente humanos, asombroso dispositivo de exigencias y desinhibiciones cinematográficas, LA ACADEMIA DE LAS MUSAS se muestra como una culta concreción teórica de recorrido lúcidamente inagotable, en la que, por encima de todo, se pone en evidencia el gozo de su creador en procurarla, en saborear la oportunidad dispuesta, en aprovecharla para, mediante ella, hacer hablar al lenguaje cinematográfico palabras/imágenes que, por desgracia, el Séptimo Arte ha dejado de pronunciar. La pureza perdida como material mediante el que combatir. Guerín, ese inquieto relator de la imagen convertida en balbuceo nada inocente.
Musiczine
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
José Luis Guerín, como siempre, a contracorriente, ajeno a las modas y estableciendo un reto con el espectador más valiente, (alguna de las veces rozando el aburrimiento, todo hay que decir...), muestra aquí los diálogos entre un profesor y sus alumnas, idealizando el papel femenino a lo largo de la historia e indagando en la función que establece el hombre en todo el entramado de las relaciones de pareja y la belleza idealizada de las musas, como punto inicial de una conversación con el espectador. Así, formando capas que se superponen, para excarvar entre pasado y presente y cuestionando las relaciones amorosas, utiliza el cine como expresión final donde la poesía es otra de las capas internas de la conversación entre imágen como cable para llegar al receptor. Un feedback que deja la puerta abierta a la interrogación sobre el futuro del amor, que se pone en duda varias veces durante el trabajo, unas veces como invención de la poesía y otras como fruto del desorden de la relación del hombre con la mujer (véase la metáfora de mezclar los libros en las estanterías, entre el profesor y su desconfiada esposa).
Si se entra en ella, es un trabajo de análisis muy curioso. Un trabajo de un realizador audaz, difícil y nada accesible; pero no por ello, interesante.
enyel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow