Regreso al infierno

El principal problema de “Regreso al infierno” reside en que en ningún momento consigue dejar suficientemente claro su posicionamiento ideológico. La peli de Irwin Winkler arranca como un film bélico convencional, con sangre, disparos y explosiones a tutiplén. Aparentemente, un manifiesto ultraderechista más que divulga el infierno vivido por los valientes soldaditos norteamericanos en su misión de paz por territorio iraquí y sus consecuentes efectos postraumáticos.

Sin embargo, la irrupción de una camiseta con un lema mandando a tomar por culo a Bush supone un brusco golpe de timón que parece renunciar al típico discurso victimista para afrontar la denuncia a las reaccionarias y abusivas decisiones del gobierno yankee. Falsa alarma. Al final todo queda en agua de borrajas. Ni fú, ni fá. Ni chicha, ni limoná.

Las terribles secuelas físicas y psíquicas de un soldado superviviente y su incapacidad para adaptarse a una vida normal ya las habían reflejado magníficamente otras pelis como “El regreso” o “El cazador”.

“Regreso al infierno” resulta, por lo tanto, un ejercicio inútil.

Si no fuera porque todos se lo toman tan en serio, parecería una parodia de mil películas de guerra anteriores. No hay ni un ápice de originalidad, todo son clichés ( el alcoholico, el que pierde su amigo, la tullida, el inadaptado social), la trama no aporta nada de nada, y para colmo, no se adopta una postura concreta respecto al tema de la guerra. O sea, que encima de sosa es cobarde, no sea que alguien se ofenda.

Hay que reconocer que sí, que es un telefilme bastante competente, pero es gracias a la interpretación de sus actores. No es que sea magistral, pero almenos dan el pego y son bastante creibles, incluso Jessica Biel parece una chica normal, y no la barbie aventurera que nos acostumbran a vender.

Estamos, pues, ante un producto totalmente prescindible que, quizás, tenga cierta relevancia en los USA, pero por lo que respecta al público patrio, la verdad, nos la trae bastante al fresco, y menos cuando no hay ningún mensaje claro que podamos sacar de ella.

Lo mejor: Una sorprendente Jessica Biel
Lo peor: Su indefinición ideológica

Una historia interesante (aunque seguramente más en Estados Unidos que aquí), contada de manera correcta (sin grandes alardes) y con actores creíbles. Sin duda, lo mejor es quiere describir la vuelta de los soldados tras la guerra y lo hace bien, sin caer en el recurso fácil de meter eslóganes contra Bush y la guerra.

Sin duda, para bien y para mal, la palabra que define esta película es 'correcta'. SIn duda, mejor ver esta película que "Hormigas Blancas" o "Los hombres de Paco" (la salud mental lo agradecerá).

Lo mejor, aunque mil veces visto, el episodio bélico inicial. A partir de ahí, las historias personales que ilustran el difícil retorno de los excombatientes de la guerra de Irak a la vida civil, añaden bastante poco. Si acaso, resaltar el esfuerzo de la Biel, una maciza que habitualmente se limita a lucir muslamen, pero que aquí va de seria; y no lo hace mal. Tampoco Jackson. Pero si uno se la pierde tampoco pasa nada. Una de tantas.

Interesante relato sobre las secuelas psíquicas y físicas de los combatientes de la Guerra de Irak. El recuerdo, la relación con familia, pareja o amigos, o el simple hecho de seguir vivo con una mutilación, son temas bien tratados. Quizás algo clichés, cierta sensación de "nada nuevo bajo el sol", pero mantiene el interés.
Su equidistancia política y su no-posicionamiento respecto a la guerra en sí es una obra maestra del equilibrismo, de la opinión neutra. Se critica los efectos de la guerra a la vez que se critica el antipatriotismo, el ejército es mostrado a la vez como creador de horrores y como el lugar donde se forjan las más grandes amistades...en realidad muchos de esos enfoques e historias se habrán dado en la realidad, pero la película no se posiciona, se limita a exponer. Eso sí, dando énfasis al sentido de cada historia, que es lo que al final da esa sensación de collage, de equilibrio entre contrarios.
Eso sí, los actores son buenos, el ritmo es bueno, técnicamente todo está en su sitio y uno no se aburre, y si no ha visto demasiadas películas o documentales sobre las consecuencias de la guerra, hasta puede aprender algo y, paradójicamente, tomar posición.