Demasiado joven para morir (TV)

Me parece una película bastante infravalorada.Es entretenida, no cansa y, además, tiene detalles que la elevan muy por encima de algunos filmes de similar presupuesto y expectativas. La fotografia es sobria y los diálogos normalitos, pero la trama está bien urdida y el montaje es eficiente. Los flashbacks se intercalan correctamente y la unidad formal es perfecta, lo cual agradecemos los que la vemos, ya que la experiencia de hora y media resulta llena.

Juliette Lewis está realmente bien en el papel de adolescente a la que el mundo abandona; su actuación es creíble y sincera, exceptuando quizás sus comportamientos infantiles, que parecen un tanto forzados. Sin embargo, su interpretación es notable y nos hace sentir en todo momento las frustraciones, el malestar, el miedo y la desesperación de una joven a la que le han robado el futuro y que sólo puede ir a peor.
Brad Pitt está también bastante bien, en el rol de pordiosero drogadicto y proxeneta, que se aprovecha de la protagonista con su cara bonita y buenas palabras. También me gusta el actor que hace de abogado defensor, sobrio pero muy creíble.

En fin, creo que es una buena película que se puede ver una tarde sosegada en las que tienes ganas de que te cuentan una buena historia, aunque trágica, y que te haga reflexionar un poco (tampoco mucho).
Al final, la disyuntiva moral asalta al telespectador y le hace preguntarse, una vez más, si alguna vez no se es "demasiado joven para morir"...

-ví esta película hace muchos años y mi impresión ahora vuelve a ser la misma. Cuando comienzas a verla no la dejas a medias.

-la calidad de la imagen no es muy buena, el doblaje tampoco, y los personajes pasables,

-pero el tema está muy bien reflejado, la angustia de la chica se te mete en el cuerpo, transmite muy bien cómo una sóla y simple necesidad -la de cariño- pero tan indispensable a algunas personas no les toca en suerte, abandonada por su familia, por la sociedad,...es una carga de la que es mejor desentenderse salvo cuando hay algo que sacar a cambio...un Bamby arrojado en el corazón de las tinieblas.

Salvo detalles puntuales (como cuando Pitt hace referencia a la mezcla de cocaína y heroína que le iba a suministrar a su novia en la vida real por aquel entonces como 'sustancia que te ayuda a superarlo todo' que no sé por qué me hizo gracia), la película me ha parecido un rollo. Un telefilme plano, tedioso en su plomiza narración de un hecho que sabes como va a acabar, que no dota de ninguna emoción a su relato. La labor de dirección resulta monótona y las actuaciones, mecánicas, incluso llega a parecer que el texto lo recitan como autómatas. Lo cierto es que el doblaje tampoco ayuda a alimentar la impresión acerca de la existencia de un gran trabajo interpretativo detrás. A diferencia de su siguiente película, la genial 'El cabo del miedo', en esta ocasión Juliette Lewis no destaca para bien en una obra en la que goza de un protagonismo absoluto.

Si la película tiene una recepción aceptable será por qué aborda circunstancia que por lo general requiere un posicionamiento marcado por parte del espectador, lo cual supone implicación psicológica y moral. No obstante creo que hay que saber diferenciar todo eso con la valoración de la calidad estrictamente cinematográfica. A nivel personal tengo que decir que en estos casos prefiero quedarme con esa ficción hollywoodiense tan denostada en ocasiones, que pretende entretener sin pretensiones, y no suscita el impulso de elaborar un juicio moral en cinco minutos a partir de la recreación de la conducta de unos personajes, igual de fidedigna que el más disparatado de los guiones, despojado de la 'responsabilidad' de atenerse a un suceso ocurrido en la vida real. Si no hay un buen análisis psicológico detrás, una película con la etiqueta de 'basada en hechos reales' no vale nada, tan solo incita a los espectadores a proferir juicios elaborados en caliente sin saber nada en realidad. ¿Porque qué sabemos en realidad de esta Amanda, lo que pensaba, sentía o la forma de la que veía la vida? De acuerdo, en realidad eso es imposible de saber, pero lo que no se puede hacer es quedarse en carne de mero alegato, tibio, maniqueo, victimista y carente de personalidad.