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Contracorriente (The Butcher Boy)

Drama Francie Brady (Eamonn Owens) es un adolescente que vive en un ambiente familiar que frustra todos sus deseos y sus sueños. En pie de guerra contra la realidad que lo rodea, y dominado por un padre alcohólico (Stephen Rea) y una madre depresiva, Francie busca desesperadamente un refugio para olvidarse de su vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
21 de febrero de 2011
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una crítica que vi hace tiempo de esta película la calificaba como "La naranja mecánica irlandesa" y en realidad, aunque la historia en sí no tenga nada que ver con la obra de Kubrick, el protagonista (interpretado magníficamente por Eamonn Owens) es un antihéroe psicótico cuya salvaje amoralidad y extraña sensibilidad le emparenta con aquel Alex que cometía barbaridades al ritmo de Beethoven. Lo cierto es que "The butcher boy" es un durísimo retrato de la vida de un niño perturbado que recrea un mundo propio, delirante; esto, que en principio le sirve de vía de escape de una realidad terrorífica, acabará devorándole por completo y conduciendo los acontecimientos hacia un final tan explosivo como inesperado.
Neil Jordan indaga con éxito en los meandros de la locura, ofreciendo un personaje tan carismático como triste; su fallo principal se deja notar en la falta de ritmo que alcanza la película por momentos, con lo que puede hacerse algo aburrida. Pero merece la pena aguantar hasta la última parte, una auténtica obra maestra.
Sin duda una película diferente, que golpea con maestría en la sensibilidad del espectador y alcanza lo sublime por momentos.
Neathara
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12 de agosto de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
De humor escabroso, narrada con una voz en off que ameniza la barbarie, Contracorriente implica meter los dedos en un enchufe: dejarse llevar por los voltios recibidos y dar de cara contra el piso bien pulido. La peli de Jordan no es completa, le sobra metraje y tedio. Justamente ese tedio que no puede concebirse dentro de un ritmo dinámico como el que maneja la obra.

Es...que se hace aburrida, pero esa no es la cuestión: el ritmo fluctúa, lo que no fluctúa es el tono. Ese tono bobalicón, sobreexplicado en imágenes y diálogos le juega muy en contra a esta peli. La locura no es joda: o la tomas en soda y generas una comedia o te la tomas en serio y sales con una tragedia. La similitud con La naranja mecánica es significativa: allí el tono funcionaba porque la locura se manejaba en tono...¿exagerado? No, ampuloso, solemne. Aquí la cosa no funciona porque el tono es como una tragicomedia descripta por un niñato infeliz. El pibe está bien, él no és el problema: el problema es esa voz en off que narra más de lo que el pibe hace, agregándole atmósfera a una peli que de pronto aparecería desnuda sin esa voz.

Nihilista, con un tramo final ascendente (y que se acerca "casualmente" mucho más a La naranja mecánica por sus tonos más afectados desde la seriedad), Contracorriente parte de una premisa interesante pero muy fallida en la manera de contarla. Recomendable, sí, para ciertos paladares.
Juan Rúas
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27 de octubre de 2011
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo el mundo necesita un refugio. Un lugar privado en el que mantenerse aislado, a salvo de la devastadora realidad que nos rodea. Para algunos este lugar no está al alcance de la mano, por lo que tienen que inventarlo. Y eso es lo que hace nuestro protagonista, Francie. Un niño, o mejor dicho, un autentico gladiador prematuro que pelea con todas sus fuerzas por hacer del mundo su refugio. Inmerso en sus fantasías, luchará por no dejarse atrapar por la terrorífica realidad que le rodea. Y mientras él se oculta tras los aliens, todo su mundo exterior se desmorona, hasta que todo se hace irreversible. Neil Jordan nos plantea una historia de supervivencia en un ambiente familiar conflictivo, marcando el tempo de los acontecimientos con maestría, proporcionando esperanza y golpeando brutalmente al espectador en su justa medida. La desdramatización que plantea el director es estremecedora, hasta el punto de hacernos sonreír en varias escenas que, en otras situaciones nos harían derrumbarnos como niños.
Tras su primer internamiento en una institución católica penitenciaria para niños, el joven Francie se hará pronto con la simpatía de sus compañeros y de los propios supervisores, sobre todo del Padre Dom, quien viendo las conversaciones y revelaciones que el infante tiene con un ángel llamado “Nuestra Señora”, encontrará en el niño un nuevo mesías.
Pero la situación cada vez se torna más y más insostenible, y los acontecimientos nos llevan al inevitable desenlace, un último golpe, que será el de gracia, porque esta vez no lo veremos venir.
Peaky Boy
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7 de agosto de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos nacemos con el alma limpia, transparente e informe como una gota de agua fresca y pura. Venimos al mundo con el interior cual diario en blanco. Y ahí, por la salud y rectitud del alma, nuestros padres -o aquellos que estén a cargo de la importante labor de enseñarnos este mundo tortuoso-, deben ayudarnos a escribir conceptos y enseñanzas que ayuden a nuestras almas a conocer el mundo, para así amoldarnos a él de modo que nuestra alma se asiente recta en la superficie. Por supuesto, es imposible que todo salga a pedir de boca, y siempre acabamos posados con los pies en la tierra, pero con una ascensión ondeante, con sus recodos. Normal. Todo el mundo tiene algo que esconder, alguna desviación parcial, más o menos leve. (Todos locos, vamos)

Francie Brady, lo plantaron y podría decirse que allí lo dejaron. El intentaba quedarse en recto, y se evadía por donde podía para tratar de llevar los pesos que lo hacían virar contracorriente: Un padre ausente... hasta que vuelve a casa con olor a vino. Para reflejar en sus páginas en blanco le queda la violencia que le entrega y un cero de valores. Y allí está la madre, intentándolo guiar en su ascensión, velando por su rectitud. ¿Pero qué puede hacer ella? ¿Acaso no está su estructura también combada por el peso que contra el que lucha desde hace años? y claro, de tal palo... tal astilla.

A través del tiempo, Neil Jordan nos lleva a que contemplemos la evolución de Francie Brady a través de la infancia, una ascensión con pronunciada y progresiva desviación, conforme la corriente posa sobre su frágil equilibrio decepciones más pesadas y obstáculos más frustrantes.

"The Butcher Boy", cuenta con un guión bueno y sin fisuras, una eficiente dirección de Jordan, estética destacablemente realista, aderezada con un tono de intenciones entrañables, irónicamente inocente, que despoja de dureza y compungimiento el material dramático. Exactamente igual a la actitud que toma Francia frente a su amarga realidad, una suerte de ignorancia inocente, para tapar la frustración. Eamon Owens interpreta al perfecto Francie.

Realmente, parece un una propuesta genial - lo es mi opinión- y parece tratarse de una obra apasionante, mas no. La voz en off del protagonista, como he dicho de intenciones de entrañables, se torna en una comicidad-complicidad bastante chocante con la historia, y sobre todo con el niño prota para tener una empatía realmente fuerte -quedando un tono raro- y además es excesiva, tornándose algo pesada. Presenta algunas fallas de pulso y ritmo, se hace aburrida en torno a la mitad hasta tomar la remontada para la muy buena media hora final, con lo que merece la pena guardar el tipo.

Interesante en su desarrollo, más o menos según momentos, con alguna flojera, pero -afortunadamente- muy bien rematada. Una película, sobre todo diferente, también rica, y sí, buena, pero un tanto distante.
The Luiser Spaceman
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10 de enero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo extraño y fascinante en una película como The Butcher Boy, y ese algo es precisamente el olor a podrido que puede tener el ambiente y lo hipnótico que resulta. A la par, es como si asistiéramos a la decadencia misma con cierto humor negro, una irreverencia que, al finalizar el filme, nos deja con un dolorcito en el estómago y una risa contenida. Es una película que vale la pena ver para atestiguar, ni más faltaba, las mentiras que podemos echarnos a nosotros mismos sobre la infancia y la adolescencia y, por qué no, para anexar a los títulos del cine irlandés este perspicaz trabajo de Neil Jordan basado en la novela de Patrick McCabe.
Además de la actuación del niño Eamonn Owens, me maravilló ver a la cantante Sinéad O'Connor en el singular papel de la Virgen María. No le pierdas detalle a esos sugestivos diálogos entre el niño y su patrona.
Valetamayo
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