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The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro

Fantástico. Acción. Aventuras Peter Parker lleva una vida muy ocupada, compaginando su tiempo entre su papel como Spider-Man, acabando con los malos, y en el instituto con la persona a la que quiere, Gwen. Peter no ve el momento de graduarse. No ha olvidado la promesa que le hizo al padre de Gwen de protegerla, manteniéndose lejos de ella, pero es una promesa que simplemente no puede cumplir. Las cosas cambiarán para Peter cuando aparece un nuevo villano, Electro, y ... [+]
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Críticas 220
Críticas ordenadas por utilidad
21 de abril de 2014
195 de 276 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la primera parte de esta nueva "visión" de las aventuras del trepa muros me produjo un coma diabético, parecía imposible que esta segunda parte fuese peor de modo que acudí al cine temeroso pero con una ligera esperanza pues el trailer prometía altas dosis de acción y esta vez si, un guión a la altura.
Pues bien, mis peores temores se confirmaron tras los 20 primeros minutos. Peter Parker seguía siendo un tipo con pocas luces, los enemigos no tenían ningún tipo de motivación seria, las escenas de acción estaban todas en el trailer (son 3) el guión hacía aguas por todas partes, personajes planos, situaciones absurdas y sin sentido consiguieron lo que parecía imposible, que esta secuela fuera PEOR que la ya infumable primera parte.
Pongo algunas "perlas" de la película en el Spoiler para no desvelar nada:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ocelot25
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18 de abril de 2014
107 de 155 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿La mejor peli de Spidey hasta la fecha? Hell no. Qué pronto olvida el vulgo a Raimi, pardiez.

Y sí: la peli tiene cosas buenas, como un arácnido charlatán (punto que se echaba en falta en los antiguos filmes) o una movilidad del superhéroe ilimitada, además de un Harry Osborn más adecuado que Stoner Franco, pero también tiene grandes pegas, como una sobrecarga villanil (me parece que nadie ha aprendido la lección de "Spider-Man 3", set pieces a la moda (massive destruction made in Marvel actual... todo lo mismo, señora), un exceso de seriedad excesivo a veces (¿por qué diablo hay que Nolanizarlo todo hoy en día en los Blockbusters), unas motivaciones de las némesis pobres (el síndrome de I HATE SPIDERMAN ya aburre) y -el punto más grave- un exceso de tramas que empantana todo.

Porque al final no sabe uno qué importa en realidad en la historia: ¿los misterios del papi de Peter? ¿El amor de Gwen? ¿Las visones de Parker? ¿Electro? ¿Harry? Hay demasiada necesidad de dejar cabos sueltos para secuelas, demasiadas ganas de tocar todos los palos y todos los frentes. Y claro - el tema se escorromoña a ratos, consiguiendo que haya numerosas coincidencias, escenas casi solapadas, malosos que atacan uno tras otro, eventos correlativos sin pausa y debilidades narrativas varias.

En fin. Así son los blockbusters actuales. [Suspiro].
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metabaron
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20 de abril de 2014
53 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba expectante ante el estreno de esta segunda parte del reboot o reinicio de la saga del arácnido, uno de mis súper héroes preferidos en mi más tierna infancia. Ojeé varias críticas por encima porque no quería sentirme mediatizado cuando fuera al cine a ver el film y me puse contento al ver que en la gran mayoría de ellas, se la puntuaba bastante bien. Bueno, parece que la cosa iba a estar mejor que la primera (y floja) e innecesaria película de esta saga.
Me equivoqué. Bueno, es algo mejor (sobre todo la acción) pero no demasiado. De hecho le pongo un 6 porque quiero demasiado al arácnido. Por un lado, en muchas de las críticas vi que se hablaba de la profundidad emocional que adquiría el relato pero es que en este sentido no se añade nada que no estuviera ya en los cómics (y mejor contado, además). Por otro lado, la película no sólo no se olvida de ese tono teen, de esa estética MTV y de ese comportamiento cursi “crepusculiano” de Peter Parker, sino que se profundiza en él. Lo que en la película anterior ya rechinaba por ser demasiado edulcorado aquí ya chirría sin rubor ninguno*. Y es que lo reconozco, yo tengo un problema con este Spider-man y es que no puedo ver a Andrew Garfield. No lo soporto, así de sencillo. Ha conseguido que no aguante a Peter Parker ni a Spider-Man. Es un Peter Parker que hace más mohines que Sandra Bullock, qué tipo más cargante, madre de Dios. Incluso sobreactúa con el traje puesto, haciendo gestos rapero, de quinceañero rebelde malcriado. Eso no lo ha hecho Spider-Man en la puñetera vida, copón. Es verdad que Tobey Maguire era un poco plasta pavisoso y lacio pero lo prefiero cien mil veces a este tipo que llega a ser fastidioso. Han convertido a Parker, el tipo más listo de su clase, un universitario que se gana la vida como fotógrafo, en un chuleta enterado que besa a su novia en el escenario de la graduación y le choca los cinco a sus profesores como un jugador de la puñetera NBA. Sólo un par de referencias a su trabajo en el periódico y de su vida escolar y de lo que hace para ganarse la vida y ayudar en su casa nada de nada **. El guión tiene momentos de risa floja, que hace que uno mire a su acompañante con perplejidad y al cruzarse las miradas se piense “¿estás viendo lo mismo que yo, no?”. El director se toma demasiado tiempo para las escenas de amor, para el tira y afloja en la relación de Peter y Gwen y eso lo escatima en las motivaciones de los demás personajes ***.
Lo mejor es la fidelidad con el cómic en algunos asuntos que pueden sorprender a quién no conoce el film, lo mismo que en otros esa fidelidad se la pasa por el forro****. Lo peor es que, cuando tú estás en un sala de cine, ves a la gente mirar el reloj y resoplar o directamente decir “vaya truño” con un personaje tan querido es que algo no se ha hecho bien. Tiene momentos espectaculares, pero, en verdad, no son muchos más de los que ya aparecen en el tráiler.
El reparto es, como el film, irregular. Al insoportable Andrew Garfield con su repertorio de gestitos, morritos, bufidos y grititos, se le suma la siempre estupenda Emma Stone y Sally Field que se come con patatas al protagonista las pocas veces que comparten escena; los malos están algo mejor, sobre todo Dane DeHaan (le echa un aire al joven Di Caprio), Foxx y, sobre tomo, Giamatti, están desaprovechados: hay que dejar tiempo a los tortolitos con sus monerías.
Por cierto, los chistecitos de Spider-Man también son de traca. No comprendo a los que dicen que en la anterior saga no se explota eso: Spidey dice chascarrillos, no muchos, de acuerdo, pero es preferible a decir algunas memeces como ocurre aquí.
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Ford Farleine
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11 de mayo de 2014
49 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya está todo dicho sobre la película, y solo pretendo dar una opinión cinéfila en el spoiler
(NO LEER SI NO SE HA VISTO).
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Pabloffinity
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15 de abril de 2014
77 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suele ocurrir, en esta alocada y descontrolada vorágine de adaptaciones de cómics que parece no tener fin, que la compañía de turno elija para llevar el timón de su mastodóntica producción a un director de renombre, a un artesano o a un autor. Más o menos, son las tres variantes que nos podemos encontrar en esta clase de productos. Warner Bros confió su murciélago de los huevos de oro a Christopher Nolan. El objetivo de dicha decisión no era otro que el de aprovechar el tirón de las primeras películas del británico, cuyo éxito le estaba abriendo camino a pasos agigantados en la industria hollywoodense, gracias a la notable Memento y a la inferior Insomnia. El director de The Prestige cambió radicalmente la visión que el público tenía respecto a Batman, en parte gracias a un tratamiento oscuro e intenso del personaje principal y sus allegados. Algo que sería altamente imitado por gran parte de las películas de superhéroes posteriores. En este caso no se buscaba tanto el toque Nolan, como el apellido Nolan. Pero, afortunadamente para Warner Bros (y para nosotros como espectadores), la mirada del director se impregnó en cada fotograma. Por supuesto, también existe el caso contrario. Contratar a un artesano no es una elección desdeñable cuando la película cuenta con un guión con personalidad y las indicaciones parecen partir de la oficina de los productores más que de la silla del realizador. Captain America: The First Avenger (Joe Johnston), Iron Man 1&2 (Jon Favreau), The Incredible Hulk (Louis Leterrier) o Green Lantern (Martin Campbell) son buenos ejemplos. El hecho de contar con una estrella de repercusión internacional como Chris Evans, Robert Downey Jr., Edward Norton o Ryan Reynolds, minuciosamente arropada bajo el manto de grandes secundarios, debía propiciar esta falta de afecto por la elección de un director mínimamente competente. Y, por último, los autores. Saltos al vacío de personas que manejan presupuestos millonarios con fe ciega en directores cuya visión se presupone diferente al resto. Igualmente, al estar amparados en famosos rostros de Hollywood que arrastran de por si a una legión de seguidores, se podría decir que el riesgo es relativo, calculado. Este grupo lo engloban gente como Joss Whedon y sus The Avengers, Matthew Vaughn y X-Men: First Class, Bryan Singer y X-Men, o James Gunn y la futura Guardians of the Galaxy, entre otros. Sabes que el público va a acudir en masa a las salas por tratarse de adaptaciones de cómics, cuyo merchandising en forma de videojuegos, camisetas o tazas para un café que nunca se bebe, se encuentra en un perenne estado de auge. Por eso mismo, ¿Qué mejor oportunidad qué esa para poner a prueba el talento y la capacidad de innovación de futuros cineastas estrella? Obviamente, hay que contar con contradicciones negativas como Kenneth Branagh y su insulso Thor, una película que parecía estar dirigida por cualquiera menos por el firmante de In the Bleak Midwinter. Toda esta parrafada para decir que la opción de Marc Webb para hacerse cargo de la franquicia de Spiderman después de haber dirigido únicamente una película (la notable 500 Days of Summer), constituía una osada y acertada designación.

Sin embargo, la primera parte de este nuevo reboot no prometía demasiado, sin duda condicionado por la cercanía en el tiempo de la trilogía de Raimi y la ausencia de novedades destacadas respecto a la misma. Diferentes actores, pero un tono algo insípido y cuadriculado para las previsiones iniciales. Es en esta segunda parte cuando Webb parece haberse liberado de presiones y pone toda la carne en el asador. Webb consigue llevar la historia a su terreno, que no es otro que el de la predilección por las relaciones entre personajes antes que la propia acción. No nos engañemos, hay mucha y buena acción, pero su protagonismo es el idóneo. Ni más ni menos. El director de Indiana (EEUU) no pretende salvar la papeleta con una acumulación de explosivos aleatorios. Su mejor baza es su capacidad para describir a los personajes con pequeños detalles, efectuar un tratamiento psicológico de los mismos con respeto y sumo cuidado. Aún sabiendo que lo que tenemos delante nuestro son personajes sacados de una viñeta de cómic, apenas cuesta identificarlos como personas normales. Si, normales. Porque todos y cada uno de ellos guarda para si sus propios problemas y traumas. Todos mantienen una estrecha relación con el dolor y la falta de autoestima. Ninguno tiene un plan grandilocuente como dominar el universo, aunar poder y riquezas o ser un playboy descocado. No. Simplemente quieren encontrar su lugar en el mundo, necesitan ser aceptados por la sociedad, disponer de un entorno propio o, simplemente, algo tan básico como la supervivencia o la aceptación de la dignidad humana. Es la obtención o no de estas metas lo que les motiva a seguir adelante, lo que nos motiva a nosotros, como espectadores, a apreciar y empatizar con ellos. Porque he de suponer que no soy el único que siente lástima y comprensión por Electro y su invisible vida. O por tía May y sus intentos de ser reconocida por Peter como su "verdadera madre". Incluso por un niñato malcriado con la vida resuelta como Harry, cuya ambición máxima es permanecer respirando y no sufrir el trágico destino de su padre. Son personajes "reales" movidos por el dolor, algo que todos podemos identificar en nuestras vidas, en un momento u otro. Por eso mismo los 152 minutos de metraje de esta The Amazing Spiderman 2 no se hacen largos en ningún momento. Son necesarios, porque se requiere tiempo para construir unos sólidos cimientos en las relaciones entre Gwen, Peter, Harry, Electro, tía May y compañía. De hecho, el clímax se construye en base a estos vínculos emocionales siendo la forma un simple medio para experimentar con el fondo y nuestras propias emociones.

Sigo en spoiler sin ser spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jlamotta
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