Un traidor como los nuestros

Carente de la acción desmedida que se puede esperar de un típico thriller de nuestros días. Se ve que la novela de Le Carre va más enfocada a la trama surgida, al negocio, que a presentar una narración vibrante llena de violencia, tiros y sexo.

El film tampoco es que sea una pérdida de tiempo, tiene su intriga y no pincha en el ritmo. El tema es la creación de un Banco Malo en Londres por un príncipe ruso. Un príncipe que no aclara su dinastía y Banco Malo porque servirá para blanquear el dinero de los malos, de los mafiosos, no el Banco Malo que sirve para recibir los créditos impagados y las famosas acciones preferentes. Esto, con el Brexit, creo que ya no podría suceder, y aunque pudiera suceder, parecen temas de economía inverosímil. Gente con cuentas por todo el mundo que confluirán en ese banco de la City.

Luego, te quedas con ganas de algo más. Me hubiera gustado saber más de la pareja formada por el profesor y la abogada. Se involucran y están dentro de la movida con demasiada facilidad, aunque se va haciendo creíble la amistad surgida del profesor con el ruso. La figura del agente del MI6 (Damian Lewis) merecería también más atención, más desarrollo. El interés sube cada vez que aparece y su actuación es de lo mejor. En concreto, buen film de distracción del género espías.

Una ambientación y una puesta en escena excelentes, unos exteriores de lujo, unos actores, protagonistas y secundarios, atractivos y sugerentes, se desperdician con un guión que se pretende realista y con denuncia, pero que tiene tantos agujeros, tantas inverosimilitudes, tantos mafiosos incompetentes y agentes lerdos, que el realismo se hace imposible casi desde el principio, y eso va matando la intriga y el interés del espectador (me refiero a mí). Y en cuanto a la denuncia de políticos comprados, es tan elemental que parece un tópico de relleno.
En fin, un desperdicio.
De todas formas, si no eres un fanático de la acción, pasas de la credibilidad del guión y disfrutas viendo ambientes, paisajes y personas con aspecto atractivo o interesante, bien filmados, creo que no te vas a aburrir. Yo sí me aburrí un poco.

Es una producción hecha con inteligencia. Los actores hacen una buena interpretación (por encima de todos ellos,Stellan Skarsgård, que lo borda) y Damian Lewis que me recuerda un poco a Liam Neeson, porque tiene el mismo gesto cuando está triste, o enfadado, o contento o necesita ir al baño; obviamente no es santo de mi devoción, pero bueno, lo hace correctamente. La historia está bien entretejida, con muchos momentos de relativa tensión, sin apenas acción, pues no la necesita. Quien quiera ver una película de disparos y saltos acrobáticos, que no la elija, pero si quiere entretenerse y pasar algo más de hora y media pendiente de la historia, es una buena opción. Es de las pocas películas que pensando que íba a haber muchos tiros, ha conseguido mantenerme expectante hasta el final sin casi usar las pistolas. "Si te ha entretenido, te has comido todas las palomitas y has salido del cine sin la sensación de que te han estafado, digan lo que digan las críticas, es una buena película"

Bien realizada, con un guión inteligente, ambientación correcta, y perfectamente ejecutada tanto por sus actores como su dirección... ¿Entonces? ¿Por qué no me ha gustado?

¿Fría? ¿Oscura? ¿Secuencial? Ewan McGregor y Stellan Skarsgård, desarrollan sus papeles acertadamente, aunque la química entre ellos sería la misma que con mi prima Rosa Mari, a la que hace 23 años que no veo ni a quien me interesa reencontrar.

Me ha dejado indiferente; ninguna de sus emociones, ni siquiera me ha rozado. No me la he creído, pese a contar con los ingredientes necesarios y bien cocinados para... LLEGAR.

Ah, bueno, no, que esto no es... Rectifico y empiezo de nuevo.

Basada en la novela de John le Carré, «Un traidor como los nuestros» llega a las pantallas de cine con el reclamo de un reparto de categoría. El guapísimo de Ewan McGregor, Naomie Harris y Stellan Skarsgard protagonizan lo que parece que puede ser un thriller competente y tenso, pero que al final resulta una pifia completa. Estoy empezando a pensar que este novelista está sobrevalorado, y eso que se empeñan en adaptar un montón de sus libros.

El caso es que la película ya desde el principio no te causa muy buena impresión. Llamadme exagerada, pero le comentaba a la amiga con quien la vi que los primeros minutos de una cinta son fundamentales para saber si es buena o mala. No siempre ocurre así, pero muy a menudo es suficiente ver el inicio de una película para hacerte una idea bastante acertada de lo que te ofrece. Esto no tiene explicación, o a lo mejor es que yo soy muy perceptiva, pero con «Un traidor como los nuestros» di en el clavo al intuir, en cuanto aparece ese bailarín congelado a cámara lenta y suena la sempiterna música de fondo sin parar, que esto no olía bien.

La historia es absolutamente inverosímil, no me la creo en ningún momento. El comportamiento de los protagonistas es un cúmulos de sinsentidos y los mafiosos estos tan peligrosos y que controlan tanto al mafioso traidor dejan pasar unas cosas que es para que los despidan de inmediato, como la parte en el club de tenis. Acción inexistente, y la que sale ni se rueda porque sería imposible justificar una incompetencia tal entre asesinos profesionales; véase, por ejemplo, la secuencia en el refugio de las montañas. Las emociones aparecen de un momento para otro, no hay auténtica justificación para las relaciones que se establecen y no plantea ningún conflicto entre los personajes, o legal, o político, o lo que sea. Nada. No hay nada.

Dinero tirado. A Ewan McGregor hasta la melena le queda bien, eso sí.