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Sin retorno

Thriller. Drama Un joven ciclista muere atropellado por un automóvil. El culpable huye sin dejar rastro. Pero el padre de la víctima, con el apoyo de los medios de comunicación, exige que se encuentre al responsable y se haga justicia. Una serie de hechos fortuitos y unos magistrados contaminados por la opinión pública harán que un hombre inocente se siente en el banquillo de los acusados. (FILMAFFINITY)
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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
3 de octubre de 2010
67 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Sin retorno" es un film muy profesional en su solidez técnica, formal e interpretativa y una brillante carta de presentación de la ópera prima de Miguel Cohan, producido por los responsables de "El Secreto de sus Ojos" y "El corredor nocturno", aunque no se parece a ninguna de las dos.
Por un lado es un film que se enmarca en el thriller, pero distinto, original, movilizador, que provocará en el interior del espectador un debate ético.
Despierta una inmediata identificación por la inmediatez de lo que cuenta, dando una nítida radiografía del cuerpo social marcado por un cerrado individualismo que lleva a la irresponsabilidad como patrón permanente de conducta. Un caldo de cultivo ideal para la doble moral, la corrupción, la inseguridad y la falta de justicia que genera el deseo de venganza.
Las historias encadenadas configuran -sin moralina- una fábula ética, en tanto invita a pensar en el peso de acciones livianamente irresponsables que generan daños irreversibles. Un tema difícil, que elude facilismos sensibleros, apoyado en actuaciones muy sólidas y memorables.

Uno de los aciertos del film es su concisión, que le permite un ritmo sin respiro. Las elipsis abundan y se indican (cuando son prolongadas) con rótulos: "7 meses después", "tres años y medio después".
El conflicto, con un inocente preso y un culpable libre, se muestra a lo largo del tiempo para ver las transformaciones, que hurgan en el costado más oscuro de la condición humana.
Entretenido, perturbador, inquietante, "Sin retorno" es un thriller psicológico de personajes profundos, donde toda la artillería está puesta en el conflicto ético que no sólo deberán enfrentar cada uno de los involucrados sino también el espectador, porque la película nos hace caber en los zapatos del culpable, del inocente y de las víctimas.
rouse cairos
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17 de febrero de 2011
40 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que Miguel Cohan sabrá que hace cincuenta y siete años, un gran director, de nombre Juan Antonio Bardem, contó una historia muy parecida a la suya, entre otras cosas porque además de autos y bicicletas aparecen clases humildes, burgueses, ocultaciones, injusticias y sentido de culpa. Bien es cierto que entonces el hecho de atropellar era un privilegio exclusivo de las clases altas, porque eran los únicos que tenían coches, y la mayoría de los contemporáneos de aquella obra maestra del cine español, aunque sufrieran los cargos de conciencia del profesor universitario (Alberto Closas) y su elegante amante (Lucía Bosé), se veían más como víctimas agonizantes en una cuneta.

Hoy, viendo "Sin Retorno", nos podemos sentir más identificados con todos los protagonistas de la película y eso la hace aún más inquietante. Podemos, en cualquier momento, ser parte de un accidente, y estar en cualquiera de las situaciones; aunque en función de nuestra cuenta corriente la defensa jurídica tendrá una u otra calidad. En este último aspecto nada ha cambiado, salvo la engañosa campaña publicitaria de que en los tiempos que corren la justicia es igual para todos y el poder paralelo de los medios de comunicación, fundamentalmente la televisiòn.

En la Seminci de Valladolid del 2010 Miguel Cohan recogió dos premios del jurado (Espiga de Oro y Pilar Miró) y el FIPRESCI; excesiva renta, tal vez, teniendo en cuenta que por allí andaba "Incendies", que fue escasamente recompensada. Aún así, el director y guionista argentino, ha sido un gran hallazgo y deseamos que esta consistente ópera prima sea el cimiento de un excelente porvenir.
Sinhué
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5 de marzo de 2011
29 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprendente thriller dramático argentino en donde las cosas se han realizado con verdadera pericia, esto sin desmerecer nuestro cine pero aquí la eficacia ha alcanzado niveles como sólo veo en contadas pelis de nuestro país. Desde luego, el título es irónico, pero vamos a la peli.

Lejos de los tópicos y con marcado acento local, Sin retorno establece historias paralelas que luego, siguiendo un orden simétrico, se irán intercalando con meticulosidad. Ya desde las dos primeras escenas asistimos al intercalado de los planos paralelos que luego se multiplicarán formando la columna vertebral de la peli.
Uno de los factores a tener en cuenta es la madurez que puebla el relato: no hay enemigos, ni buenos muchachos. Cada "culpable" entra en rápida empatía con el espectador, dejando al sistema jurídico dentro de una posición tan incómoda como lo son las situaciones que viven los personajes, física, mental y éticamente. En ese aspecto la peli consigue un acercamiento que agranda la sensación de verosimilitud del caso: nada se exagera, todo se procesa con meticulosa calma y hasta los fallos de la corte son vividos como algo perfectamente real. Los personajes siempre están en el tono debido, y a resaltar la transformación mental de Sbaraglia, un verdadero antes y después en la vida.

Todo el tiempo tuve la sensación de ser el muñeco de la peli, como si ésta me manipulara con hilos, me atara la soga al cuello para que yo me sugestionara, luego me calmara hasta volver a sugestionarme. Sin retorno pertenece a Cohan, no lo olviden, el cine argentino cada vez va presentando más y más caras. Enhorabuena.
Juan Rúas
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22 de febrero de 2011
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos quedamos sorprendidos al ver el palmarés de la pasada SEMINCI, en la que se alzaron con la Espiga de Oro ex aequo 'Copia certificada', de Abbas Kiarostami y 'Sin retorno', de Miguel Cohan. La primera es para el que esto escribe la mejor película de 2010, por lo que el hueco en lo más alto lo tenía de sobra merecido. Pero entonces, ¿qué pintaba junto a ella 'Sin retorno', firmada por un desconocido y con un Leonardo Sbaraglia como cabeza de cartel, algo que no infunde demasiada confianza a simple vista? Desde luego que el jurado del certamen vallisoletano debió quedar asombrado por este thriller dramático, y quiso premiar las dos caras de lo que debe y puede ser el mejor cine.

La cinta que dirige el debutante Miguel Cohan comienza de forma palpitante y no da tregua al espectador. Se le puede achacar demasiado contenido para un solo largometraje de apenas cien minutos. Deja la sensación de que cada subtrama podría desarrollarse de forma independiente con igual fortuna que las demás. La crítica a una impávida justicia y a unos sensacionalistas medios de comunicación pasa de refilón por esta cinta que se encarga más bien de calibrar el precio y los límites de la verdad, de la compasión y la venganza entre los seres humanos.

Todo empieza a sabiendas de que algo va a pasar. Y pasa. Luego vamos del suspense y lo fortuito al drama de un sopetón. A partir de ahí florecen las sospechas. Como a Hitchcock le gustaba, al público hay que decirle la verdad, y que sean los personajes los que se encarguen de buscarla mientras se divierte el que les observa. Aunque aquí está más presente el espíritu de Claude Chabrol. Descanse en paz. Una familia pequeño burguesa ha de afrontar la culpabilidad y el remordimiento. Otra con ansias de venganza y de justicia. Y una tercera golpeada por el infortunio y la desgracia. Un caso el de 'Sin retorno' que, además de verse en los telediarios, todos hemos planteado en una sobremesa o alguna reunión familiar: por la familia uno es capaz de cualquier cosa, siempre se dice. Aunque esa decisión llegue a perjudicar a terceros inocentes.

Cohan, por medio de unos actores que aguantan el pulso en todo momento (hasta una Bárbara Goenaga como una argentina más en el film), nos ofrece un buen cúmulo de subtramas alimentado por juicios, cárcel, televisión y vidas al límite en familia, que se desencadenan en unas elipsis desconcertantes pero necesarias. Y se sostienen, no por puro milagro, sino por estar encauzadas hacia un premeditado e íntegro final.
hpbordon
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6 de septiembre de 2011
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen algunos que uno no puede fiarse de nadie. Y menos, de los desconocidos. Hace unos días, sin embargo, recibí a través de esta misma página un mensaje privado de un usuari@ a quien no conocía en absoluto cuyo sobrio y escueto texto me conminaba a ver un par de pelis. Una de ellas era ésta. El caso es que me fié y la vi.

Sin lugar a dudas, mi desconocido amig@ demostró conocerme más que yo a él/ella. “Sin retorno” es, efectivamente, uno de esos thrillers que tanto me gustan: bien narrado, bien urdido y bien interpretado. Sin fantasmadas a lo yankee, sin moralina de garrafón y, sobre todo, sin ningún tipo de arritmia que enturbie la impecable fluidez que siempre deseo encontrar en un peli de dichas características.

Siete macanudas estrellitas, pues, para este más que correcto thriller argentino cuya naturalidad, sencillez y verosimilitud no desvirtúan para nada una tensa y angustiosa trama que —pese a no ser excesivamente original— le imprime una nueva y contenida vuelta de tuerca a temas tan efectivos y recurrentes como la fatalidad, la culpabilidad, la injusticia y la corrupción.

Gracias, Cisne.
Taylor
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