El elefante y la bicicleta

Juan Carlos Tabío nos contó esta fábula sobre el mundo del cine y de paso aprovechó para rendir así su particular homenaje al centenario del 7º arte, y a la vez nos muestra subliminalmente un retrato de la compleja realidad cubana. El resultado no fue del todo bueno para el director, ya que difería mucho de sus intenciones iniciales.

Una de las posibles causas de ello fue que, en pleno proceso de posproducción, su amigo y mentor Tomás Gutiérrez Alea le pidió ayuda para codirigir su "Fresa y chocolate", que se estrenó ese mismo 1994. A pesar de la insatisfacción del cineasta, la cinta fue premiada en el festival de la Habana, en las categorías de mejor actriz (Lillian Vega) y mención especial del jurado.

La repercusión de "El elefante y la bicicleta" logró cruzar el charco y colarse en los Goya, concretamente como mejor película extranjera de habla hispana, un galardón que al final fue a parar a la mexicana "El callejón de los milagros". Es una película verdaderamente original, y con un mensaje bonito de verdad, y es que el amor, ‘’ todo lo puede’’. Un 6.

Pese a tener un planteamiento, además de una idea, interesante y original, no se puede considerar una buena película. La falta de recursos y una puesta en escena más cercana a lo amateur que al cine profesional, echa por tierra toda esperanza de conquistar al público. Aunque el hecho de que la producción sea cubana juega a favor del espectador, pues consigue que se nos muestre la realidad de ese país sin filtros.