Mimic 2

Terror salido directamente al videohome. Filme dinámico al extremo, no se detiene en demasiadas explicaciones más que las justas y necesarias para desplegar un guión convencional dentro del género, con bastantes secuencias sangrientas, bien ambientado desde sus húmedos y lóbregos escenarios, discretamente actuada por actores de poca monta (de los que se destaca la protagonista Alix Koromzay), que apenas tiene relación y consecución con la primera parte, y que en determinados pasajes flojea porque sus variantes se tornan bobaliconas.
Un filme que a pesar de tener pocas pretensiones, alcanza a ser una opción regular porque tiene algo de intensidad en sus variantes gracias a lo conseguida que está desde las atmósferas y desde algunos efectos especiales.
Ni por asomo hay que esperar el nivel de la primera entrega ya que se detiene más en la acción que en explicaciones científicas del fenómeno “Judas”. Esta secuela baja mucho en su calidad narrativa y es demasiado corta como para poder afirmarse como una buena cinta del género. Pero al menos tampoco hace el ridículo, y vista sin demasiadas aspiraciones, entretiene aún en su flojera argumental porque tiene una estética sórdida y rancia, mientras que los escenarios son sugerentes desde sus elementos decorativos.

Lo primero que hay que decir es que es muy inferior a la primera parte, el reparto es desconocido y el guión muy básico. Una vez aclarado esto nos encontramos con una corta película de acción, con unos correctos efectos especiales y una pasable actuación del equipo. La historia intenta evolucionar con la transformación de los insectos hasta el punto de querer procrear con humanos y adquirir rasgos parecidos. La protagonista es ciertamente atractiva en muchos planos y su papel resulta convincente. A quienes les gustó la primera no creo que se vean defraudados.

Tipica secuela, con menos medios que la primera y actores de segunda o tercera fila, se tiene que reconocer que, en su torpeza, resulta más entretenida que la primera, que era lenta y bastante más plomiza, amén de presentar unos personajes nada creíbles. Esta segunda película presenta casi todos los clichés: poli bueno solo, chica interesante, niño listo, adolescente salido, secundarios para morir en dos segundos, policias tontos, conspiración militar, etc...

El guión tiene más cosas sin explicar que las finanzas de los partidos políticos españoles, Ni sabes porque la cucaracha sigue a la chica, ni desde cuando, ni si ella es la de la primera película, ni porqué vive en un sitio tan cutre, ni porque llegan los militares a su casa... te lo puedes suponer, pero no lo explican.

El título de la crítica viene por un exceso de control de "continuidad" en las secuencias. En dos secuencias la chica sale en paños menores, y en los dos lleva la misma ropa interior, cuando entre las secuencias han pasado varios días. Así se entiende que la cucaracha la persiga siguiendo su olor ¡Que haría Torrente con sus bragas!

Está claro que el regusto que a uno se le queda a uno tras un visionado depende mucho de las expectativas. A veces, una película queda arruinada por prometer mucho más de lo que finalmente es capaz de ofrecer y, a veces, en contra, queda dignificada si consigue darnos un poco más de lo que esperábamos.

Ejemplo de lo primero era el primer Mimic, que, tras un principio arrollador, estéticamente impecable y lleno de buenas ideas, se iba desinflando poco a poco hasta desembocar en un final lamentable, lleno de clichés y que apestaba (casi escena a escena) a copia Serie B de Aliens. Algo especialmente decepcionante teniendo en cuenta que se sobreentiende que Del Toro es sinónimo de cierta calidad y originalidad.

Aquí pasa exactamente lo contrario. Y es que de una secuela “directo a video” dirigida por el señor donnadie y protagonizada por “no los conocen ni en su casa a la hora de comer” lo más que espero es un guión inexistente y casquería de relleno para dar y tomar. Y a Dios gracias si la cosa tiene el suficiente nervio como para no dejarme sobao en el sofá… Pues bien, mira por dónde, el tal Segonzac no lo hace nada mal. Para empezar, y es lo primero que sorprende, la fotografía es francamente magnífica y poco acorde con su presupuesto; prueba inequívoca de que había ganas de hacer las cosas bien (dentro de lo que cabe, entiéndase). Y si eso no te convence, ahí va otro punto en su favor: el ritmo es impecable; directo como un tiro pero sin atropellos. Además, Mimic 2 nos brinda unos efectos especiales correctos, que no destacan por su calidad pero que cumplen sobradamente.


Pero, sin duda, y dejando aparte esas chorradillas cinéfilas que a (casi) nadie interesan, lo que más se agradece es el guión, la historia, que… No, no es ninguna maravilla y, no, no es precisamente un ejemplo de verosimilitud, pero resulta francamente entretenida y tiene el buen criterio de, al contrario que ocurria en Mimic, no tomarse a sí misma demasiado en serio. Mimic 2 consigue mantenerte (visitas al frigo, aparte) sus agradecidos 75 minutos escasos de metraje pegado a la pantalla y ni por un instante se hace tediosa o repetitiva . De hecho, esta secuela tiene el inmenso mérito (del que carecía el original) de intentar alejarse de los clichés del género y sacarse de la manga unas cuantas ideas interesantes y un final que no por esperpéntico y risible (las cosas como son) resulta menos perturbador, refrescante y original.

En definitiva, un modesto pero eficaz entreteniemiento que se situa un poco por encima del promedio del género. A veces una buena Serie B resulta más de agradecer que según que “Series A” fallidas y pretenciosas.

Me puse a ver esta secuela de "Mimic" (1997), con bastante escepticismo, pero, la verdad, aparte de cumplir con su función de secuela, es un largometraje interesante, que ofrece algunas novedades con respecto al original, especialmente en un desenlace final sorprendente y grotesco. La acción es siempre interesante y tiene ritmo, y la película se hace incluso corta. Pese a la modestia de la propuesta, y pese a que no se puede esperar mucho de un director como Jean de Segonzac, volcado a la dirección de episodios de series de televisión, el resultado es mejor de lo que cabría esperar. La pelirroja Alix Koromzay, que ya aparecía en "Mimic", encarna esta vez el personaje protagonista con el suficiente carisma, sin que se eche de menos a Mira Sorvino. Edward Albert es un malo muy arquetípico.

El problema -o no, porque seguramente el espectador quiere ver eso, precisamente- de un film "directo al deuvedé" como éste es que es una variación de una variación, es decir, una historia repetida ya, prácticamente un "remake": la entomóloga solitaria no sólo vence a los monstruos sino que, encima, se echa novio y consigue un hijo adoptivo. El "survival horror" se acompaña de una subtrama en defensa de una concepción improvisada, en teoría moderna, de la familia. Se trata de salvar al mundo, sí, pero también de salvar la situación personal de la protagonista. Todo esto, por supuesto, es muy reiterativo, sólo que, en los esquemas de la ciencia-ficción de bajo presupuesto, con un reparto sin estrellas, o casi, parece más interesante. Me parece que las películas de la saga "Mimic" son exactamente iguales que los insectos mutantes que exhiben: reciclajes, mímesis, imitaciones, horrores siempre iguales pero, aparentemente al menos, siempre diferentes.