Georgia O'Keeffe (TV)

La biografía que se propone en esta bella película es la historia amorosa de dos grandes artistas del Siglo XX estadounidense. Georgia O'Keeffe (1887-1986), pintora de naturalezas muertas en un estilo prácticamente abstracto, y Alfred Stieglitz (1864-1946), fotógrafo, galerista de arte en Nueva York, escritor y editor de estética y fotografía, que descubre a Georgia en Texas alrededor de 1916, la invita a Nueva York, se enamora de ella y, luego de su divorcio de su primera esposa, se casa con ella en 1924. La bella actriz Joan Allen representa una joven y esbelta Georgia que, como un cuadro de Modigliani, se pasea por la película algo tiesa, y Jeremy Irons, envejecido por el tiempo o el maquillaje, representa, algún poquito acartonado como le es habitual, al fotógrafo. Es una historia de amor y negocios de dos personajes extraordinarios con interesantes diálogos y bellas imágenes. Dado que la película se titula con el nombre de ella, se vislumbran algunas de sus bellísimas pinturas.

Sencilla y tradicional biografía de una de las pintoras estadounidenses más importantes del Siglo XX, Georgia O'Keeffe, y de su marido, Alfred Stieglitz, fotógrafo tan famoso por su hipocondria y amor a las mujeres como por su lucha porque la fotografía fuese reconocida y evolucionada tanto como la pintura o la escultura; que como es habitual en las producciones de la cadena HBO, confía en el poder humano de su guión y en la labor profesional de sus actores.

Como ocurría con la anterior obra del director, Bob Balaban, para la cadena (Bernard & Doris), Georgia O'Keeffe padece de poco empaque en su dramatismo. Lo que en aquella se apoyaba en exceso en el carácter excéntrico de sus protagonistas, aquí lo hace en el intelectual. Aunque Georgia O'Keeffe no es una película fría, más bien al contrario, sí que se echa en falta una mayor definición de sus conflictos emocionales y de la evolución de éstos.

Pese a esto, la película es un interesante retrato de una pareja pionera en sus campos y entregada por completo a su amor por el arte, más que por su compañero. Retrata a la perfección los misterios de la creación artística y las necesidades de aquellos que sólo pueden comunicarse a través de sus obras, sea creándolas o valorándolas.

Jeremy Irons y Joan Allen se mimetizan con los físicos de Stieglitz y O'Keeffe y crean composiciones exactas en la apariencia y apasionadas en sus motivaciones (pese a que ver lo que una actriz tan maravillosa como Joan Allen – El Crisol, Nixon, La Tormenta de Hielo, Candidata al Poder - ha hecho con el bottox es de lo más desalentador), suficientemente emotivas como para compensar el error dramático de la cinta.

Y por supuesto, Georgia O'Keeffe cuenta con el privilegio de ver las maravillosas pinturas de su protagonista, vivas en colores, llenas de movimiento y latentes de subtextos sexuales, mentales y amorosos.

El trabajo artístico de un par de seres atormentados por sus ideales y pasiones queda retratado brevemente en este filme de Bob Balaban. A este director no le alcanzó el tiempo para hacer algo más que mostrar a un par de actores debatirse entre el amor y la aprehensión, destinando los minutos de rodaje a unas interesantes frases en off y al drama de los protagonistas.
Si eres de los espectadores que esperas que este filme te dé una pequeña muestra del arte y de las condiciones que llevaron tanto a O'Keeffe como a Stieglitz a tocar el cielo en sus representaciones pictóricas y fotográficas, mejor anímate a ver solo un resumen del encuentro entre los personajes y ahórrate la esperanza para otra ocasión. Seguro es esa la mayor deuda de la película, su escasa intención artística, su poca reflexión estética, algo que en sí mismo vendría estipulado si vamos a hablar de una de las pintoras más importantes de la historia.