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Hijos de un dios menor

Drama En un colegio para sordos, los problemas habituales de cualquier centro docente se ven agravados por la dificultad que implica el trato con jóvenes acostumbrados al aislamiento. Cuando, además, un profesor se siente atraído por una empleada del centro, la situación se complica por las imprevisibles reacciones de la muchacha. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
1 de agosto de 2008
26 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prestigioso profesor James Leeds llega a un nuevo colegio para sordomudos en el que tiene que tratar con jóvenes acostumbrados al aislamiento. En el colegio trabaja una joven, Sarah Norman, también sordomuda, que despertará en el profesor una mezcla de curiosidad, compasión y atracción, al tiempo que luchará por que la muchacha aprenda a desenvolverse por sí misma en el mundo real. Tras un comienzo duro y hostil, Sarah y James terminan por enamorarse y entre los dos lucharán por encontrar su felicidad a medio camino entre el silencio y el ruido que les separa.

La película de Randa Haines es una obra maestra vestida de drama comercial. Lo cierto es que juega, en efecto, con el tópico ‘alumna diferente-profesor idealista’, pero la cinta no es, ni por asomo, una película tópica. Muy al contrario, los personajes están revestidos de un misterio que va más allá del lenguaje de signos. Malee Matlin, la actriz protagonista, es sordomuda en la realidad que realizó desde luego un papel encomiable. Ganó el Óscar, pero la perla de la película es William Hurt, a quien la estatuilla se le quedó pequeña.

El actor firma una de sus mejores y más convincentes interpretaciones. Aprendió el lenguaje de signos para su papel y consigue desprender en cada uno de sus gestos una ternura real, que no hace sino estremecer de admiración a cualquier espectador. Tan grande es su trabajo en esta cinta, que otros aspectos positivos del filme quedan en un segundo plano, como el resto del reparto o la bella banda sonora de Michael Convertino. El guión de Hesper Anderson y Mark Medoff, éste último autor también de la obra teatral, deja claro que se trata de una gran historia de amor, sensible e inusual, sobre la búsqueda de la felicidad.
Nashville
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5 de junio de 2008
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El poder de la palabra y la necesidad de explicar el mundo que nos rodea, obligó al ser humano a inventar el fascinante mundo de los géneros. Que si esto es comedia (y por tanto te vas a reir); que si esto es drama (así que vete esperando lo peor).
Bueno pues aquí tenemos una genial obra maestra, y no porque lo haya copiado de ningún libro escrito por un erudito del cine, sino porque todas las veces que la he visto me ha maravillado.
Es sencilla pero compleja, emotiva pero alegre, romántica y alucinante.
Las actuaciones son soberbias, tanto William Hurt como Marlee Matlin brillan por su intensidad.

Si has llegado aquí por casualidad, espero que descubras una de esas películas que sólo con verlas una vez duran en la retina para siempre.
rockinguillot
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31 de agosto de 2012
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno pregunta ¿por qué algunas personas nacen con discapacidades? Encuentra muchos tipos de respuesta. Si le preguntas a un médico, quizás te diga que la causal son ciertas deficiencias en el proceso de gestación. Si indagas con personas de ciertas sectas seudoreligiosas, de seguro te dirán que es un castigo que la persona recibe a consecuencia de la ley de karma. Y si le preguntas a un escéptico, es muy posible que afirme que eso se debe a que la vida es injusta. Lo que yo creo, es que los seres humanos –hijos Todos de un Dios Grande y Único- nacemos diferentes porque, para cada uno, el universo tiene planes diferentes. Y estoy seguro de que todos, absolutamente todos, son planes de la más alta relevancia. El hecho de que ciertas diferencias o carencias las asumamos como una desgracia, obedece tan solo a los modelos conceptuales que ordinariamente maneja una u otra sociedad, y por supuesto, a los patrones de personalidad que haya aprendido cada individuo.

En mi ocasional trabajo con discapacitados, he podido escuchar de labios de algunos frases muy acertadas: “No es el mundo el que tiene que adaptarse a mi –me decía un joven parapléjico-, sé que soy yo el que tengo que adaptarme al mundo, pues no son los demás sino yo el que luzco extraño”. Y una encantadora chica invidente confesaba: “La discapacidad te vuelve el primero en todo, te prestan más atención y siempre hay alguien dispuesto a ayudarte. De esta manera he aprendido a querer muchísimo a la gente”. Y puedo asegurarlo, la discapacidad es la escuela que la vida les brinda a ciertas personas, para que se preparen mediante la superación, a un maravilloso servicio que se les tiene asignado. De ellas mismas y de su entorno, dependerá que consigan llevarlo a cabo.

Marlee Matlin, la joven americana con hipoacusia severa desde los 18 meses, lo ha logrado: Ahora es una estrella, se ganó un premio Tony por su representación en la versión teatral de la obra adaptada luego al cine, y también como protagonista del filme de Randa Haines, se ha llevado el premio Oscar a la mejor actriz. Pero, infortunadamente, “HIJOS DE UN DIOS MENOR” no alcanza para mostrar sus logros como consagrada servidora en importantes instituciones de ayuda a los niños, y centrado en la obra de Mark Medoff, se dedica a enseñarnos a una preciosa joven de 21 años, con demasiada repulsa ante la vida por algunos hechos del pasado. Después, el filme se convierte en un romance entre el instructor y la alumna, donde escasos momentos logran poseer algún brillo, mientras el resto resulta como una nube a escasos minutos de la fuerte lluvia. Y para ser una historia donde se habla en LS (lengua de señas) hay excesivos diálogos, demasiado manoteo y tediosas “traducciones” cuando, en su comportamiento natural, esta clase de personas suele conseguir magníficos y expresivos silencios.

Una exigente actuación de William Hurt –quien también se merecía el Oscar, pero su premio fue quedarse con la actriz-, sus logros en el habla de algunos de sus alumnos y una notable banda sonora es, junto a la grata presencia de Marlee Matlin, lo mejor que puedo rescatar de un filme al que le faltó una dirección más fuerte y una historia con matices más iluminados.

Título para Latinoamérica: “TE AMARÉ EN SILENCIO”
Luis Guillermo Cardona
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23 de octubre de 2008
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soberbia interpretación de Matlin y enternecedora historia romántica merecedora de los premios que consiguió. Esta actriz con su expresión nos transporta a un amor silencioso y pasional. tanto ella como William Hurt disfrutaron las mieles de su éxito. Pero del mismo modo en que subieron en popularidad el destino o las malas elecciones no quisieron que su carrera cinematográfica se mantuviese a la altura que los catapultó este film. Después de este sonado triunfo no han vuelto a protagonizar una película de tal calidad.
olimpo
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19 de septiembre de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nombre de "Hijos de un Dios Menor" se refiere a todos aquellas personas que por una u otra razón no pueden relacionarse bien con el resto de la humanidad. En este caso en particular, se trata el mundo de los sordomudos a través de un profesor que entra a trabajar en una escuela para sordos. Allí, se enamorará de una empleada sordomuda a la que empezará a tratar por curiosidad por su caracter retraído. Esta relación de amor será tratada a la perfección con todas las dificultades propias de su condición y significará el aprendizaje de ambos para entender el mundo del otro.

Pero la película no sólo trata del amor entre una persona sin disminuciones y otra persona disminuída. La película profundiza en un mundo desconocido para casi todos: los sordomudos. A través de esta película podemos llegar a comprender un poquito mejor a todos aquellos que por fatalidad de la vida se vieron privados de uno de nuestros cinco sentidos y entender todas las dificultades contra las que se enfrentan.

A parte de todo eso, la película nos permite contemplar la tremenda y dificil actuación de Marlee Matlin. No sólo es muy difícil, dada su condición real de sordomuda, plasmar con tanta intensidad, realismo y detalle las peticiones del director; es que en cada una de las intervenciones llena la pantalla sin necesidad de articular palabra. Su acompañante, Willam Hurt, no hace un mal papel; pero queda muy deslucido frente a tan genial actuación.

Por el resto, destacar la banda sonora y lo bien construída que está la trama pero criticar dos puntos importantes: un ritmo excesivamente lento y una caracterización de los sordomudos que más que sordomudos parecen deficientes mentales.

Extraordinaria actuacion de Marlie Matlin que en realidad er sordomuda. LLena de expresividad y con una fuerza bla bla bal.

William Hurt tambien esta muy bien auque ensombreido pro la labor de su compañera. Tuvo que aprender el leguaje de signos.
chechu
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