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La parte de los ángeles

Comedia. Drama Robbie es un joven padre primerizo de Glasgow que no logra escapar de su pasado delictivo. Se cruza en el camino de Rhino, Albert y la joven Mo cuando, como ellos, evita por poco la cárcel pero recibe una pena de trabajos sociales. Henri, el educador que les han asignado, se convierte entonces en su nuevo mentor y les inicia en secreto… en el arte del whisky. Entre destilerías y sesiones de degustación, Robbie descubre que tiene un ... [+]
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
15 de octubre de 2012
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prolífico y aclamado director Ken Loach (“En un mundo libre”, “El viento que agita la cebada”, “Mi nombre es Joe”, etc) firma una comedia agridulce sobre la redención donde mezcla sonrisas con ácida crítica social. Esta película le ha reportado diversos éxitos, entre ellos el premio especial del jurado en el Festival de Cannes y el premio del público a la mejor película europea en el Festival Internacional de San Sebastián.

El film nos narra cómo un peculiar grupo de jóvenes de Glasgow es condenado a realizar trabajos sociales como sentencia a los distintos delitos cometidos por todos ellos. El responsable del grupo y su labor, Harry, establecerá una cercana relación con todos ellos, y en especial con Robbie, quizás el más problemático de ellos, pero empeñado, tras el reciente nacimiento de su hijo, en reformar su vida y cambiar radicalmente para crear una familia estable. Añadido a sus actividades, Harry introducirá al grupo en la cultura de la cata de whiskey, despertando su interés, así como unas inesperadas habilidades en Robbie… pero lo que parecía una excursión anecdótica traerá consecuencias…

“The Angels’s Share” cuenta con un equipo de actores en gran parte noveles, rostros desconocidos que dan forma a unos personajes cercanos, cómplices con el espectador y son hábiles creadores de sonrisas por la verosimilitud de sus interpretaciones (aderezados con alguna un tanto caricaturizada pero que regala los momentos más hilarantes y divertidos). La historia se nos narra de una forma fluida gracias al guión de Paul Laverty, que si bien puede resultar predecible o poco arriesgado, si es efectiva en cuanto al entretenimiento se refiere.

Si bien el tono del film es ligero y amable, la firma de Ken Loach deja el poso de una subyacente crítica, un sonriente toque de atención sobre la actual situación socio económica y el impacto sobre las vidas, usos y costumbres de la juventud.

Una comedia sobre la voluntad y posibilidad de redención, el crecimiento personal, la solidaridad en la amistad y el agradecimiento a las manos que el destino pone en el camino. No es la mejor obra de la filmografía de su director, pero sí que es un producto de calidad, de fácil y agradable consumo que entretiene y divierte sin ser otra “comedia tonta” sino cargada de valores. Interesante.
RavenHeart
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31 de octubre de 2012
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ken Loach nos presenta un grupo de desventurados nacidos pobres y con futuro previsiblemente descorazonador, radicados en Glasgow, a pocos kilómetros de áreas donde la abundancia no conoce recortes.

Tras una presentación fiel a su estilo naturalista, a nuestros personajes les llegará la oportunidad de escapar del determinismo social para no sólo no dejar de ser ellos mismos, sino para realizarse realmente como tales.

No será gracias a golpes de suerte típicos de sueño americano, si bien otearemos de soslayo la motivación extra que suponen la paternidad y el amor. Estamos en Escocia y seremos testigos del poder redentor de la insigne cultura del whisky. Del excelso significado de los pequeños placeres.

Esta vez, el dúo Loach (director) – Laverty (guionista) adopta un enfoque de comedia para premiar la sagacidad de las personas y la fidelidad al amigo. Una perspectiva que enfatiza la importancia de recibir una oportunidad cuando todos los caminos carecen de salida.

De fondo nos dirige más que acompaña la melodía saltarina de «I’m gonna be 500 miles» de los escoceses Proclaimers, al tiempo que el espíritu de aquella más reposada «Think just for a minute» de los Housemartins, para reflejar que el primer paso consistió en aplacar las respuestas primarias.

Junto al gozo que sentiríamos si el personaje, ya nuestro amigo, alcanzara el éxito tras aprovechar una segunda oportunidad que sin duda merecía, en el aire queda el dolor de las víctimas de sus primitivos desmanes. La imposibilidad de cambiar el pasado porque nuestro propio vástago no puede ser bebé dos veces.

El guiño a nuestra actualidad es terrorífico. El botín del mayor robo de este siglo ya no será un diamante perfecto. Será un humilde y sencillo puesto de trabajo. Y sin discutir ni las condiciones laborales ni la edad de jubilación. Nos estamos metiendo solitos en el castillo del señor feudal.
Inaki Lancelot
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17 de noviembre de 2012
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para quienes llevamos vistas la mayor parte de las películas de Ken Loach, la carga social y el compromiso que éstas tienen son un ingrediente fundamental. Esto, sin embargo, no es óbice para aceptar que, progresivamente, el director británico ha ido envolviendo estas problemáticas con una sábana de temas (fútbol, whisky...) y de fino humor, que no ocultan sino más bien ayudan a asimilar el ideario político del director.
En este caso, no nos engañemos, la historia de estos jóvenes de Glasgow es la de un sistema que les segrega desde los comienzos, que se desentiende de ellos, que les trata con desprecio y les niega la posibilidad de "salir de la mierda" como dicen los protagonistas. Pero también la de la otra cara de la sociedad: aquella que disfruta comprando bienes de lujo, que paga cantidades desorbitadas por algo que es "especial", engrasando la rueda de la acumulación capitalista. Pues bien, la banda de parias que retrata Loach no sólo tiene la llave para salir de su situación, sino que en esta "fuga" ridiculizan todo el stablishment que es capaz de pagar más de un millón de dolares por una mezcla de agua, cebada y levadura.
El_drogas
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12 de noviembre de 2012
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La parte de los ángeles es el porcentaje casi inapreciable de alcohol que las barricas de whisky pierden año tras año, y ese pequeño tanto por ciento es la clave que determina la calidad, en función de la antigüedad, de los diferentes licores. Utilizando esta imagen como símil de la carrera de este prolífico realizador podría decirse que el británico, lejos de madurar y de servirse de su incuestionable experiencia, va perdiendo capacidad de convocatoria y convicción película tras película. Loach ha entrado, entró hace mucho tiempo, en un círculo vicioso bastante burgués (por acomodaticio), algo paradójico si tenemos en cuenta que su discurso va encaminado hacia lo social (y por lo tanto, por lo comprometido y combativo).

A falta de que sus ficciones reciban nuevas y más interesantes transfusiones, Loach se divierte junto a su infatigable guionista Laverty mezclando líquidos y probando nuevas combinaciones partiendo de una paleta de sabores ya marcada. La parte de los ángeles es su nueva creación y en ella conviven dos partes de Loach: el drama de personajes conflictivos, ambientes opresivos y desigualdad social marca de la casa, y en su segundo tramo la comedia coral, amable y vitalista. Y en esta ocasión hay que reconocer que Loach, al apostar por un realismo más mágico que feísta, es capaz de remontar el vuelo y conseguir su obra más entretenida en mucho tiempo. Quién iba a decirle al humanista por excelencia del cine del viejo continente que la mejor parte de su filmografía reciente, estaría en lo complaciente y surrealista, algo que atañe también a la notable Buscando a Eric.

Pasatiempo digerible y divertido. Puede que simplemente aceptable. Pero es la mejor parte del último cine de Ken Loach. Bebida que no emborracha ni causa adicción. Vale la pena.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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30 de septiembre de 2012
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier seguidor del cine de Ken Loach supondrá que, con cada nueva película suya, no va a encontrar nada que se aleje del mundo y los temas que le preocupan constantemente: los problemas cotidianos de las clases más desfavorecidas. Su nueva película no es una excepción. En The Angels´Share, nos encontramos con un joven metido en una espiral de violencia de la que parece no haber salida. Es esa especie de maldición que se va transmitiendo de generación en generación y que parece que va asumiendo el protagonista, ya porque no ve cómo salir de ella, ya porque se lo van repitiendo machaconamente algunos personajes continuamente a lo largo de la película. Sin embargo, tres hechos darán un giro inesperado a su vida: el nacimiento de su hijo, la condena a realizar unos trabajos sociales donde conocerá a unos nuevos amigos y a una especie de segundo padre que tratará de encauzar su vida y el enfrentamiento cara a cara con su propia conciencia. En este último caso, se verá obligado a oír las consecuencias que tuvo la paliza que dio a un joven de manera completamente gratuita, porque sí, porque iba hasta las cejas de coca. El relato del chico que recibió la brutal paliza y de la madre de este lo despiertan de ese letargo en el que se encontraba sumido y lo llevan a realizar una promesa a su propio hijo: “nunca más volveré a hacer daño a nadie”. Este es, sin duda, el mayor golpe que recibe en su vida. Es ahora cuando se tiene que enfrentar con su propia conciencia; es ahora cuando puede demostrar que también para él es posible la redención; es ahora cuando tendrá que demostrar que puede romper con la maldición que había heredado de su padre, quien no pudo o no supo darle una vida mejor. Sea del modo que sea, su hijo no tendrá que seguir los mismos pasos.

A partir de aquí, las cosas no van a ser fáciles, pues el pasado lo perseguirá y lo pondrá a prueba, un pasado del que no parece fácil desprenderse si no es por el único modo que se conoce en un desolado Glasgow lleno de miseria y pobreza: la violencia solo se combate con más violencia. Sin embargo, gracias a un hecho fortuito, tanto a él como a sus amigos les surge la oportunidad de ganar una suma importante de dinero que permita al protagonista iniciar una nueva vida. Para ello…

A pesar de lo dicho, la película es una comedia nada pretenciosa, con un humor que más de alguno calificará de “no inteligente”, pero que por lo menos a mí me ha hecho pasar un rato más que agradable, con el típico personaje “tonto” capaz de arruinar con su torpeza los planes de los compañeros, como de ocurrírsele repentinamente la idea más extravagante en el momento justo en el que parecía que todo estaba perdido.
HenryFool
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