Señoras y señores

Magnífica comedia de Pietro Germi, uno de los grandes de la edad de oro del cine italiano. Sátira cruel y amarga de la hipocresía de estas sociedades provincianas en las que todos se conocen y todos dedican gran parte de su tiempo a joder a los demás.

Antes de "Señoras y señores", el genovés Germi había dirigido su gran éxito, "Divorcio a la italiana" (1964) y la también ambientada en Sicilia "Seducida y abandonada" (1964). En esta ocasión, deja el atrasado Sur de Italia para hacer del rico e industrioso Norte, en pleno "boom" económico de los años 60, el blanco de su sátira.

Crónica de la vida provinciana, que recuerda en algunos aspectos a "Los inútiles" de Fellini, la película se rodó en el Véneto, en la ciudad de Treviso, localidad natal del principal guionista del filme, Luciano Vincenzoni, quien se inspiró, se dice, en hechos ocurridos realmente en la ciudad (de hecho, el retrato que la película hace de la sociedad trevisana no gustó nada a los paisanos de Vincenzoni, quien recibió múltiples amenazas). La célebre pareja de guionistas formada por Age y Scarpelli, artífices de numerosos éxitos de la "commedia all' italiana", participaron también en la confección del guión. El reparto no cuenta con grandes estrellas, lo que no impidió que el filme fuese un gran éxito de taquilla.

El centro de la sátira de Germi es un grupo de amigos burgueses (un médico, un farmacéutico, el propietario de una zapatería y el contable en un banco propiedad de la Iglesia católica, entre otros), y sus respectivas esposas. La película narra tres historias sobre estos personajes, centradas fundamentalmente en el conflicto entre la realidad y la apariencia social, la hipocresía que es el centro de las vidas de estas supuestamente respetables parejas burguesas. La prensa, la policía y el clero no salen tampoco nada bien parados en esta radiografía de la vida de provincias.

Una película extraordinaria, a pesar de lo odiosos que se le hacen a uno los personajes. Vale la pena verla.

Otra buena película de Germi, un director aparentemente con menos nombre que otros de su país, pero que cuenta con una filmografía rica e interesante, en la que se sirve admirablemente de los códigos y fórmulas de los diversos géneros (drama, comedia, policiaco, etc) para ilustrar con perspectiva irónica ciertas realidades sociales.

En el presente caso, y bajo el dinámico y atractivo envoltorio de la comedia, la película se centra en un grupo de burgueses acomodados de la ciudad de Treviso, cuya mayor preocupación es pasárselo en grande, reirse de los demás, y disimular sus propias debilidades, mentiras y adulterios. El guión abunda especialmente en el tema del adulterio y en las reacciones que tanto los hombres como las mujeres adoptan ante el mismo; la realidad que se nos muestra es que, tras las "indignadas" protestas y las "sentidas" disculpas de unas y otros no existe sino la hipocresía y el interés por mantener a toda costa las apariencias de respetabilidad y decoro que se esperan de la clase social que representan.

Estructurada en tres episodios, aunque contando con varios personajes comunes a los mismos, la película sigue fielmente las características de la comedia italiana, como los diálogos veloces, los sentimientos desatados (siempre al borde del exceso) y el ambiente coral; en estas películas la labor de los intérpretes es fundamental, y aquí contamos con varios de gran talla, haciendo todos ellos un excelente trabajo, destacando a mi parecer la actuación de Gastone Moschin como Osvaldo, seguramente el personaje que más empatía transmite, por cuanto es el único que trata de romper -en su atribulado pero sentido idilio- con la máxima que figura en el título de este comentario.

La realización se adecúa perfectamente al ritmo impuesto desde el notable guión (excelente tanto en diálogos como en la concepción de los personajes), predominando los planos cortos (especialmente en el primer episodio) y haciendo gala de una más que buena puesta en escena.

Concluyendo, otra demostración de que Germi fue un director excelente y que su obra sirve para entender muy bien algunas de las claves sociales de la Italia de las dos décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Otro excelente retrato de época del gran y muy olvidado Pietro Germi.
Rodada después de "Seducida y abandonada" y "Divorcio a la italiana".
Éste, sin duda su mayor éxito de público. Aunque para mí, inferior a otras, como la ya mencionada "Seducida y abandonada" o " El hombre de paja".

Demuestra que se mueve igual en la sátira y la comedia burlesca, que en el drama más duro.
No hizo ninguna gracia en la Italia, de los sesenta, como otras tantas suyas.
Aunque tuvo su merecido reconocimiento, y buena acogida en general.
No les quedaba más remedio, a los poderes fácticos:
La iglesia, los bien pensantes, la banca, periodistas, poderes establecidos.
Los de siempre, como diría, Berlanga: Las fuerzas vivas.

Son 3 historias, hilvanadas por los personajes y la ciudad.
El Veneto, aunque independientes en tramas.
Se dice que la ambientó ahí por uno de sus guionistas.
Qué luego recibió amenazas.
Él, por supuesto trabaja en el guión con unos 4 guionistas más, cosa muy común en la época.
Además de producirla a medias con Robert Haggiag.
Sería lo que se conoce cómo género coral, por sus muchos personajes y es un acierto dividirla en 3 historias, con el nexo común del lugar y personajes.

Pone en solfa una vez más la hipocresía de las fuerzas vivas y es un Fresco muy fresco de la época.
Recomendaría también "La presidenta" 1952'. Otra comedia de estas características.
Cine que no caduca por muchos años que pasen.
Del insobornable Pietro Germi.

Lo que mas me gusta de las comedias italianas es su intemporalidad, hoy a 50 años casi del estreno, los temas que nos hacen reír son los mismos, la hipocresía, la carnalidad, los entredichos. Aun mas, estos temas en cualquier telenovela argentina serían tratados con muchísima mas pacatería. La sátira, el descaro, la pasión, y el querer parecer todo lo conjugaban con maestría los tanos. Gloria eterna al cine de la bota y sus comedias.

PD: Que lindas que son las mujeres en blanco y negro

Comedia al más puro estilo clásico italiano de los años sesentas y setentas, con sus ideas enfocadas en romances e infortunios, el filme cuenta tres historias de la clase media -con aires aburguesados-, tramas independientes entre sí, pero con personajes en común del pueblo de Treviso en la región de Véneto donde se ubican las acciones.

En la primera de ellas, Toni Gasparini (Alberto Lionello), le confiesa a su amigo el Dr. Castellan (Gigi Ballista) que está sufriendo de impotencia. En la segunda el contador Osvaldo Bisigato (Gastone Moschin), deja a su familia para iniciar una relación con una joven. Y en la tercera, el campesino Cristofoletto (Carlo Bagno) demanda a siete hombres por haber abusado de su hija menor de edad.

Signore e signori tiene un ritmo abrumador y trepidante que se extiende de su inicio hasta el final, múltiples personajes, diálogos a granel, historias disparatadas, chistes graciosos, otros no tanto, alguna escena que podemos ver desubicada actualmente (agresiones a mujeres -esposas- principalmente). Estas historias tienen aproximadamente cuarenta minutos para desarrollarse, y en términos generales lo hacen bien, salvo la primera que resulta un poco confusa.

El film es parte de la época de esplendor del realizador Pietro Germi, que abarca desde mitad de los años 50 hasta toda la década de los 60, con películas reconocidas como Il Ferroviere (El ferroviario, 1956) ganador de la Concha de oro en San Sebastián; Divorzio all'italiana (Divorcio a la italiana, 1961) ganador de Guion original en los Oscar; o Sedotta e abbandonata (Seducida y abandonada, 1964) Mejor actor en Cannes (Saro Urzì).

La película cumple su objetivo, divertida y entretenida por partes iguales, historias ingeniosas y pícaras propias del estilo italiano ya mencionado, ofrecen sin duda una imagen liberal y llena de galanes bien vestidos, provocaciones, intentos de amor e infidelidades, donde al final el que gana es el espectador.

Guion escrito por el propio director junto a Luciano Vincenzoni, Agenore Incrocci y Furio Scarpelli, los tres constantes colaboradores de Germi, algo por cierto común del cine italiano de la época, guiones escrito a varias manos.

Signore e signori tuvo que vencer a películas de grandes directores como: Pier Paolo Pasolini, Miklós Jancsó, Jacques Rivette, John Frankenheimer, Andrzej Wajda, Alf Sjöberg, Mario Monicelli, David Lean, Tony Richardson, Orson Welles y Joseph Lose. ¿Qué tanto habrá influido la presencia de Sophia Loren como presidente del Jurado para este triunfo?

Sin desmerecer en absoluto la película, que me parece bastante buena, particularmente creo que su influencia fue mucha, en un jurado compuesto por una mayoría de escritores (léase correctamente: no guionistas). Al final el premio fue compartido con Un homme et une femme (Un hombre y una mujer) de Claude Lelouch.