The Stand (Apocalipsis) (Miniserie de TV)

La raíz de los problemas de la adaptación están en la propia novela que le sirvió de base, que es enormemente irregular.
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Apocalipsis, vista en conjunto, es sin duda una de las mejores novelas de King, pero tiene un grave problema: la coherencia. Empieza de manera deslúmbrate, completamente apabullante. Magnifica. Sus cuatrocientas primeras páginas, que narran con minucioso e insoportable detalle como un virus letal –la “gripe A”. No, no bromeo, va en serio- se escapa de un laboratorio secreto del ejército y extermina al 99.4% de la población mundial, son quizás lo mejor que he leído en mi vida. Llenas de una insoportable sucesión de siniestras, horripilantes e increíblemente vividas escenas de cómo la enfermedad llena el mundo entero de cadáveres mientras la civilización se desmorona entre espantosos disturbios. Pocas veces ha escrito King algo tan lúcido como su descripción de un gobierno de los Estados Unidos completamente superado por el virus que trata de ocultar a la opinión pública el brote con unos métodos que harían palidecer a la Gestapo.

Sin embargo, pasada esta fase, King trata de construir una especie de fábula épica sobre como los supervivientes tratan de organizar de nuevo una sociedad, y ahí empieza a patinar.
Y es que no se decide. A ratos parece querer seguir en el tono realista de la primera parte, lo que resulta magnifico, y a ratos, en cambio, parece estar escribiendo una especie de versión postapocalíptica del Señor de los Anillos, con su Señor Oscuro y todo. Un Señor Oscuro, eso sí, que viste ropa vaquera y que tiene su punto enrollado y simpaticote.

Al final, y como si no acabase a creerse el mismo lo que escribe, la historia acaba de un modo absolutamente decepcionante, pueril y digno de la escuela dominical, con él mismo Dios –ahí es nada- interviniendo “in person” para salvar el culo a la humanidad. Vamos, un final de mierda para una gran novela.
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Pues bien, el problema de la serie –adaptada al cine por el propio King, que es casi tan mal guionista como buen escritor; zapatero a tus zapatos- es que toma lo peor de la novela y prescinde torpemente de lo realmente bueno. En lugar de tratar de sacarle punta al espantoso ambiente de pesadilla de la primera parte y a sus acertadísimas descripciones de personajes y acontecimientos, prefiere centrarse en todo el rollito “pseudo-Tolkien-evangélico” del resto de la novela, y el resultado es una adaptación fiel a la letra de la novela, pero que no tiene ninguno de sus mejores hallazgos. Una especie de versión capada y descafeinada de la novela.


En resumen, que mientras que la lectura de la novela, a pesar de sus defectos, es una gozada y absolutamente recomendable –diría que imprescindible-, la serie que la adapta es más bien algo insulso y ramplón. Está bien para pasar una tarde de lluvia, pero poco más.

Stephen King adapta su propia obra para la televisión, un relato de 350 minutos en el que condensa historias paralelas que en muchos casos convergen en un mismo punto. Para mi uno de las mejores miniseries televisivas realizada a partir de una de las obras del famoso escritor. La línea general del relato es una mezcla de citas bíblicas que se mezclan con relatos de personajes que se van formando comunas en busca de las respuestas a la situación producida. La lucha por supervivencia, el bien contra el mal son la representación de una larga historia repleta de personas que combaten contra las tentaciones. Las Vegas representada como el núcleo del mal, la base de operaciones de los corruptos seducidos por el falso manto de un poder inexistente. Una interesante alegoría surrealista llevada con sumo entusiasmo por un veterano experto en miniseries como Mick Garris.

Ya se ha comentado en las demás críticas los aspectos clave de esta miniserie: es evidente que Stephen King no es tan buen guionista como novelista pero, aún con todo, la adaptación televisiva es bastante aceptable. Peeero...

Qué coñazo de banda sonora.
La guitarrita de los cojones, sí.

Y no es que sea una basura musicalmente hablando ni nada de eso. El problema es que el puñetero Snupy Walden se pasa las seis horas de metraje tocando la guitarrita de los cojones. Todas, y digo TODAS las escenas tienen acompañamiento musical: punteos de guitarra acústica en plan country cuando aparecen los buenos, punteos de guitarra eléctrica en plan rock cuando aparecen los malos, y de vez en cuando nos pasamos al piano si queremos ponernos emotivos y tontorrones. Y así tooooooodo el rato.

En el cine hay escenas a las que les viene bien acompañamiento musical y escenas que necesitan SILENCIO, y es un grave error confundirlas. Hay escenas que pierden toda su fuerza si hay de fondo un tío que lleva horas taladrándome la oreja con sus cansinos punteos de guitarra.

La guitarrita de los cojones.

Por lo demás, le doy un aprobado a la adaptación y un notable alto a la novela.
Zapatero a tus zapatos dijeron por ahí...

La novela en que se basa esta miniserie de tv de 6 horas de duración es también extensa, pero abunda mucho más en detalles y le da a cada personaje mucho desarrollo. Ésa es una de las falencias de la miniserie, si bien tiene un formato ideal para describir y delinear los personajes, se queda a mitad camino con una narración poco elaborada (es extraño porque el mismo King se encargó de adaptar la novela para la televisión) y demasiado alborotada como para entusiasmar. Los personajes están apenas trazados y sólo están desplegados en función del conflicto maniqueo que le da vida al guión.
La idea: un virus acaba con la mayoría de la población y sólo algunos resultan inmunes. De esta manera surgen dos bandos bien diferenciados entre los supervivientes: los buenos y los malos. En base a esta premisa simplona se despliega un argumento que ofrece nulo horror y que engancha muy poco desde su intensidad.
Si bien la miniserie comienza bien con una introducción prometedora con la devastadora plaga que aniquila a la población, la miniserie televisiva termina siendo un irregular bodrio grotesco debido a las actuaciones que son para el olvido, a un villano como la encarnación del mal vestido con jeans y botas texanas que poco miedo infunde, a efectos especiales que mueven a risa de lo berreta que resultan, a una atmósfera apocalíptica que no convence a nadie porque le falta realismo y tensión, y al insoportable y pegoteado tufillo seudoreligioso que poco sentido cobra en líneas generales.

S.King escribió Apocalipsis cuando aún no era tan famoso. Sus editores le obligaron a reducir las páginas de la novela, así que la recortó y salió a la venta como "La danza de la muerte" (creo que tal era el título). Recuerdo que la leí y me gustó mucho, sobre todo porque el final era bastante bueno (siempre he tenido la impresión de que al señor King le falta astucia para hilvanar buenos finales).

Posteriormente, cuando ya se hizo famoso, sacó su original Apocalipsis sin recortes, una novela mucho más completa.

Cuando sacaron la película o miniserie la vi y me gustó bastante. Sigue muy en la línea de la novela y los personajes se parecen a los de la novela bastante más de lo habitual.

Como siempre, S.King tiene un cameo (ver spoiler)