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Decálogo 2 (TV)

Drama "No tomarás el nombre de Dios en vano": Dorota, una mujer embarazada, visita en el hospital a su esposo moribundo (Andrzej). Segundo de los diez mediometrajes realizados para la televisión por el director Krzysztof Kieslowski y el guionista Krzysztof Piesiewicz, denominados genéricamente "Decálogo". cada uno de ellos se inspira en uno de los Diez Mandamientos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
9 de diciembre de 2010
75 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras acabar de ver "Dekalog 2" leí todas las críticas que los compañeros dedicaban a este film, como acostumbro a hacer a menos que el número de éstas sea desmedido. Mi objetivo al hacer esto es encontrar cosas que puedan ser de interés para mí o ver si puedo aportar algo diferente, algo que no haya sido percibido. La única que me ha parecido un poco solvente ha sido la de manuel, pero el resto dicen muchas cosas sin aclarar nada en concreto.

Lo que nos abruma en este film una vez más es la simpleza con que se penetra en la profundidad del ser humano sin grandes artificios. ¿Para qué son necesarios cuando hablamos de personas? Al fin y al cabo cada uno de nosotros sabemos los grandes dramas que se dirimen en nuestro interior, muchas veces ajenos por completo a aquellos que nos rodean. Creo que en cierto sentido es lo que vienen a decir todas y cada una de las películas del Decálogo, que mientras la vida para en un momento concreto para unos para otros sigue su curso "normal".

Hay varias cosas curiosas que a mí me parece oportuno destacar para contribuir a una mejor comprensión de esta obra de Kieslowski. En primer lugar la relación del mandamiento con el contenido del film: "No tomarás el nombre de Dios en vano" hace que el juramento en forma de rebeldía sea tenido por blasfemia de acuerdo con la doctrina católica. El momento cumbre del film es aquel en que el doctor jura a la señora Geller que su marido morirá, es ahí donde se pone de manifiesto la relación del film con el segundo mandamiento. Pero, ¿cómo llegamos hasta aquí?

Nos encontramos con dos protagonistas principales en torno a los que toma forma la historia: el doctor y la señora Geller. De lo que anida dentro del primero se nos van dando pequeños trazos conforme avanza el film, si bien Kieslowski pospone hasta casi el final aquello que nos dará la clave para entender el proceder de éste con respecto a la señora Geller. En cuanto a ésta podemos decir que es el vértice superior de un triángulo isósceles cuyos otros vértices son su marido, afectado por un cáncer que se halla en su fase de metástasis y un amigo al que quiere de igual modo que al primero y que la ha dejado embarazada, algo que había resultado imposible con el primero. Que la criatura que se está gestando en el interior de la señora Geller pueda ver un día la luz dependerá de que su marido viva o muera, lo cual hasta cierto punto resulta un tanto macabro. De hecho el carácter macabro de la situación en que vive sumida la señora Geller se dejará notar en la fantástica actuación de Krystyna Janda, sumida en los remordimientos por saber que hay algo mal calculado en su vida, avanzando a tientas hacia un futuro incierto que pende de un hilo, de la pura fortuna o intervención divina (para los creyentes; las interpretaciones que se pueden hacer a las películas de Kieslowski son siempre muy variadas).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
davilochi
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2 de abril de 2010
34 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
El segundo episodio de la serie “Decálogo”, alusivo al mandamiento que prohíbe usar el nombre de Dios en vano, gira en torno a un juramento que, siendo de veracidad discutible, tendrá sin embargo una influencia determinante en la realidad humana en la que es pronunciado.

En el bloque de viviendas se escoge esta vez el piso de un maduro doctor que vive solo y ha acristalado el balcón, donde cuida cactus y otras plantas. El actor que lo encarna, Aleksander Bardini, gobierna su singular físico para conferir al doctor una personalidad carismática.
A una mujer que acude a limpiar y organizar el piso le cuenta, mientras sentados toman café, capítulos cruciales de su vida, en ordenada y minuciosa terapia particular. El hombre no lo ha tenido fácil.

Una vecina atractiva se dirige al doctor para averiguar sobre su marido hospitalizado. Termina franqueándose y expone una compleja situación personal, unos ambivalentes sentimientos hacia el marido, todo tan denso y chocante que el doctor termina por intervenir en el proceso, sí, pero de un modo extremadamente alambicado.

El guión, de diálogos parcos y silencios altamente elocuentes, es de una sutileza fuera de lo común.
Se apoya con fuerza en metáforas visuales: trepando por una cucharilla, un insecto consigue salir con gran esfuerzo del sospechoso líquido de un frasco. Una persona arranca una a una las hojas de un ficus y luego troncha el tallo. Queda retratada a fondo de una vez. ¿Y qué se diría de quien, a solas, empuja poco a poco un vaso lleno de líquido hasta el borde de una mesa y lo hace caer?

A propósito del juramento, la película toca de lleno la clásica cuestión del espíritu y la letra de los mandamientos.
Archilupo
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14 de noviembre de 2010
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El maestro polaco sigue su obra magna sobre los 10 mandamientos, esta vez será el mandamiento segundo, No tomarás el nombre de Dios en vano.
Sin duda Kieslowski demuestra ser un maestro de pies a cabeza, demuestra una complejidad sin igual y un dominio de la cámara para adentrarse en el alma humano y su complejo ser.

Dejando un poco atrás el lado católico del mandamiento, no deja atrás el lado religioso y moral del ser humano pues las cuestiones que una vez más Kieslowski plantea tendrán una base moral de lo que está bien o lo que está mal.

Kieslowski muestra a una músico que vive en la angustia sobre un futuro incierto que no sabe como resolver, la elección por abortar, dependerá si su marido morirá o no.
Kieslowski analiza una vez más un tema obsesivo de su cine, la infidelidad, las razones de porque el hombre es infiel se tratan pero no se responden, el director polaco plantea el tema y nos ayuda a la reflexión.

El maestro polaco dirige con sabiduría y sensibilidad este segundo capítulo de su Decálogo pues el silencio, la frialdad y melancolía del paisaje servirán para adentrarse en el alma de una mujer que sufre por una terrible y difícil elección en su vida, ante esta terrible angustia decide consultar al doctor que parece insensible a los problemas morales de los demás.

La película deja atrás la poesía que pudo lograr en su primer capítulo para llegar a ser más realista pero a pesar de eso la angustia de los personajes se trasmite en sus miradas y en sus silencios con escenas bien calculadas y pensadas, sin duda Kieslowski demuestra ser un maestro, el mejor director polaco de los últimos años.

Está claro que Kieslowski es el resultado de un periodo social donde el comunismo duro y un sistema que roba la sonrisa de un pueblo producen una sociedad vacía o quizás muerta por dentro, Kieslowski sabe reflejar esto en su cine como una tremenda crítica al sistema.
manuel
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14 de abril de 2010
24 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo de los diez capítulos de sesenta minutos que Krzystof Kieslowski realizó para la televisión pública polaca entre 1989 y 1990 sobre los diez mandamientos. Como en toda la serie, repiten en la elaboración del guión el propio director de la cinta y su más estrecho colaborador, Krzystof Piesiewicz.

En esta ocasión y volviendo al barrio varsoviano de imponentes bloques de hormigón en el que se desarrollan todas las historias relacionadas con las santas escrituras en las que se basa esta saga, el argumento se centra en una historia más fría y menos feroz que la del primer decálogo, haciendo ahora referencia al mandamiento de “No tomarás el nombre de Dios en vano”. En este capítulo se cruzan las vidas de dos vecinos del mismo bloque, el uno doctor (Aleksander Bardini) y la otra músico, llamada Dorota Geller (Krystyna Janda), una mujer profundamente sumida en una gran tristeza ocasionada por el dilema que se le presenta en el momento en que su marido está ingresado en el hospital, esperando a la muerte por una enfermedad de difícil curación. Tiene el corazón dividido entre dos hombres: por una parte, su marido, y por la otra, un amigo con el que le ha sido infiel y del que ha quedado embarazada.

La película no ahondará demasiado en Dios y lo relacionado a Él, centrándose en otra serie de cuestiones morales con las que cualquier ciudadano de a pie puede sentirse identificado y que vienen desde la promesa o el juramento a las formas de comportarse y ejecutar nuestras acciones en casos tan complejos como los que en la película se dan cita. En Decálogo 2, el realizador vuelve a recurrir a un guión más discreto y de silencios prolongados, anteponiendo como en cintas anteriores, el poder de la imagen sobre la palabra. Cargando varias de las escenas de simbolismo y misterio, llega a copar esta última faceta el enigmático actor Artur Barcis, quien ya apareció en el anterior decálogo y las independientes pero relacionadas con la temática de esta saga, No amarás y No matarás, metido en el papel de un extra sin palabras que con su sola mirada y lugares en los que se ubica, tiene demasiado que decir.

Buenas interpretaciones de todo el reparto, destacando un relajado Aleksander Bardini por encima del resto.

Zbigniew Preisner vuelve a encargarse de los compases de la película, con unas composiciones que crean multitud de notas que patinan sobre la frialdad de toda una serie de escenas cargadas de tristeza que acaban formando un mensaje melancólico y reflexivo sobre el espectador.
Sandro Fiorito
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27 de septiembre de 2008
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un médico maduro y su vecina de arriba, cuyo marido está ingresado el el hospital y ella, angustiada, pretende sonsacar al aparentemente insensible doctor las probabilidades de curación.

Vemos una áspera descripción de la lucha interior de la mujer que debe tomar una decisión sobre sí misma y el camino a seguir, mas se nos sorprende con la causa de su angustia, que no es sólo lo que parece, en tanto el médico, de infortunado pasado, va a ser parte activa en el devenir de los acontecimientos.

Historia llena dolor soterrado e incertidumbre, filmada como una hermosa y triste pieza de cámara.
Ennis
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