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Exterminio

Ciencia ficción. Drama. Aventuras El mundo sufre un auténtico apocalipsis a causa de la liberación accidental de un virus que había sido desarrollado para una guerra biológica. En la Antártida, donde el intenso frío evita la proliferación de estos gérmenes, se establecen algunas personas para sobrevivir e intentar repoblar el planeta. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
22 de noviembre de 2010
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa e interesante producción japonesa, del género catastrofista, aunque bien podríamos encuadrarla también en la categoría de cine post-apocalíptico.
Un avión que transporta un siniestro y mortal virus de la gripe, sufre un accidente en Mongolia y el virus comienza expandirse por el planeta...con el consiguiente caos mundial a todos los niveles. Solo las zonas extremadamente heladas son inmunes al virus. El planeta queda desolado y solo unos pocos en la Antártida lucharan por que la raza humana no se extinga…
El irregular Kinji Fukasaku, (Battle Royal, 2000), es el realizador de una película interesante, aunque tal vez demasiado larga. Desde luego muy superior a otras más famosas del genero de los virus letales como “Estallido” (1995) de Wolfgang Petersen.
Film con un amplio y coral reparto, tanto japonés como americano, en el que vemos muchas caras conocidas, como Sonny Chiba (The Street Fighter, 1974) y Tsunehiko Watase (Antarctica, 1983) por el lado nipón entre otros actores menos conocidos para el público occidental. Y entre los norteamericanos , tenemos a George Kennedy (Aeropuerto,1970), Glenn Ford (Gilda,1946), Robert Vaughn (Los siete magníficos, 1960), todos ya en decadencia en sus carreras, y a un pujante por entonces Edward James Olmos (Blade Runner,1982). También aparece brevemente el siempre sólido Henry Silva (Nuestro hombre de Milán, 1972).
Aceptables efectos especiales, con paisajes apocalípticos muy logrados. Y un guión en el que participó el propio Fukasaku, basado en una novela de Sakyo Komatsu, y que nos deja un mensaje muy vigente hoy día sobre el peligro de las manipulaciones de virus en laboratorios con fines militares y sus más que posibles devastadores efectos en la población humana. Al que habría que sumar ese gran momento final de quienes son los elegidos y porque para perpetuar la especie…
Puede que sea un film que haya envejecido mal...pero merece la pena recuperarlo.
Juggernaut
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1 de octubre de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa rareza encontrada entre los primeros filmes de los ochenta.

“Exterminio” es una cinta de catástrofes bacteriológicas con viejas glorias del cine americano en su reparto, a saber: Glenn Ford, Robert Vaughn o George Kennedy, y algún que otro nombre más reciente como Edward James Olmos, un par de años antes de verlo en “Blade Runner” (1982). Se cuenta la historia de un virus mortal y tremendamente contagioso, diseñado por el ejército. Una cepa del virus se libera accidentalmente, contagiando a la población hasta niveles planetarios, y quedando sólo unos pocos supervivientes en la Antártida gracias a que el virus se queda en estado latente a temperaturas bajo cero.

El argumento recuerda a otros filmes de grandes pandemias como “28 días después” (2000) o, más concretamente, “Estallido” (1995). El director Kinji Fukasaku, relativamente conocido por “Battle Royale” (2000), hace un buen uso de los diálogos y de un ritmo constante para crear tensión, además de las siempre socorridas tomas de lugares distintos del planeta para dar mayor dimensión a la tragedia. Es un filme catastrofista al uso, bien realizado y con correctos efectos especiales que lo dotan de un encanto especial, a pesar de haber sido prácticamente relegado al olvido.

Otros filmes post-apocalípticos como “Mad Max” (1980) parecen haber envejecido mejor, a pesar de contar con menor presupuesto y ser contemporáneo suyo. Aun así, merece la pena acercarse a “Exterminio” al menos para saciar nuestra curiosidad cinematográfica.
Richy
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23 de julio de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “復活の日” (Day of Resurrection – 1980) de Kinji Fukasaku con Masao Kusakari, Tsunehiko Watase, Isao Natsuyagi, Sonny Chiba, Kensaku Morita, George Kennedy, Edward James Olmos, Olivia Hussey, Glenn Ford, Robert Vaughn, entre otros. Película de ciencia ficción post-apocalíptica japonesa, producida por Haruki Kadokawa con 2 millones de yenes, fue la película más cara de la historia de Japón hasta entonces. La historia inicia con la liberación accidental de un virus usado para La Guerra Biológica; y mientras un grupo logra llegar a La Antártida para sobrevivir, se enteran que hay que desconectar las bombas nucleares para evitar que explosionen y acaben con el planeta. Por ello, el filme roza el terror, el suspenso, la acción, la aventura, la ciencia ficción y hasta la fantasía, con momentos dramáticos y de comedia…. ¿Cómo es esto posible? Es debido a su metraje de casi 3 horas; y es que el director sabe manejar muy bien la narrativa cinematográfica en términos occidentales, y técnicamente tiene mucha calidad, pero para que toda esta odisea se pase de manera amena, contiene demasiados absurdos, algunos que rayan la misoginia, con las mujeres y su “aporte patriótico” a la supervivencia de la humanidad, o un terremoto gigantesco que activa el sistema automático de represalia nuclear… lo peor es que las explosiones atómicas limpian la atmósfera de la existencia del letal virus, y el héroe, evidentemente japonés, y extrañamente guapísimo, Masao Kusakari, sobrevive al infierno radiactivo, y logra llegar desde EEUU a La Antártida… ¡A pie! Pasando por Machu Picchu como metáfora de civilizaciones desaparecidas, justo a tiempo a que su amor y el resto de los supervivientes han montado una colonia y se encuentran aguardándolo… y en medio de eso, momentos impactantes, de gran gore, muy incómodos, pero con una realidad asombrosa, como el momento del niño y el revólver, que quedará para siempre en la historia del cine. Son momentos amargos, y esos de alto impacto, los que logran llegar al espectador para que reflexione sobre La Guerra Fría, entonces como ahora en pleno auge; y sobre el destino de la humanidad y el planeta, y todo ello desarrollado de manera efectiva y dramática de manera impecable. Del reparto, compuesto mayoritariamente por habituales del serial B y antiguas glorias en decadencia, pero que aquí dan una clase magistral de dignidad actoral; pero sobresale Masao Kusakari como un actor sólido, dramático y de acción, que lamentablemente no se logró vender bien en Hollywood; aun cuando la película ganó mucha publicidad internacional, sobre todo cuando un barco sueco, el M.S. Lindblad Explorer, que transportaba una unidad de producción a La Antártica para el rodaje, chocó contra un arrecife sumergido y casi se hunde; pero los pasajeros fueron rescatados por barcos de La Armada Chilena, quienes brindaron un fuerte apoyo para el rodaje del filme. Pero como producción, aun teniendo su alto perfil, fue un gran fracaso de taquilla; y se vendió directamente a la TV para recuperar costos, en varias versiones reeditadas por las cableras; aunque estoy seguro que Hollywood le cerró las puertas al ser un filme de gran calidad y por considerarla demasiado seria, cruel y amarga; y para más INRI, el filme se consigue en diversos minutajes dependiendo del distribuidor, y sus 236 minutos originales fueron salvajemente cortados, quitándole hasta 1 hora, y alterando el orden de las escenas, hasta convertirla en una bazofia casi inentendible; por lo que los productores dejaron muy lamentablemente al filme a su suerte, negándose a renovar los derechos de autor. Una grave injusticia, pues ahora, el único problema de la película es la cantidad de versiones existentes y lo difícil que es disfrutar de la versión original.
“863 personas no tuvieron tanta suerte... sobrevivieron”
RECOMENDADA.
NO tendrá nota en Lecturas Cinematográficas
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
Alvaro Zamora Cubillo
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26 de septiembre de 2012
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película japonesa, con algunas estrellas americanas en el declive de sus carreras, como el gran Glenn Ford. La temática no deja de ser actual, si bien es cierto ya no existe la Guerra Fría, el tema de las armas biológicas y químicas ha estado en boga en el último tiempo. Siempre he pensado que algunas enfermedades aparecidas en pleno siglo XX, son el resultado de experimentos que se escapan de control. Las actuaciones son correctas, y los actores americanos le dan el soporte necesario a la historia en nuestra cultura, pues somos poco conocedores del cine japonés. Los parajes donde se filmó estuvieron bien. La versión que ví, es la que está con los créditos en japonés.
dpedemonte
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12 de marzo de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En estos años (1960-1985) la distribucción cinematográfica hacía moverse a las películas en una especie de 3 divisiones. Las 3 se simultaneaban en ciudades grandes (Madrid, Barcelona) y luego se bifurcaban en provincias y pueblos. La japonesa Exterminio, un exponente postrero del Cine de Catástrofes, apareció por la línea 2: no da para estrenar en las grandes salas de las capitales, pero tampoco vagabundea por los pueblos de mala muerte. Ese Cine de Catástrofes busca el espectáculo pero también 'avisa'. La película, revisada 40 años después, cumple muy bien. Da la talla. No es mediocre cinematográficamente hablando. Viéndola entonces, en 1981, 1982, jovencito, a algunos llegó a impresionarnos vivísimamente; la mayoría se divirtieron un rato y la olvidaron sin más.
Curiosamente, al caer la Civilización a jaque estos meses con el corona-virus de Wuhan, es imposible no acordarse de Exterminio y de cómo te impactó su argumento. Con respecto al virus de Wuhan solo cambia una cosa: en la película se origina en Suiza (en la realidad ha sido en China) y pasa a ITALIA, que se convierte en el Gran Propagador. Lógicamente los guionistas 'matan a todo dios' para crear atmófera apocalíptica y en la realidad el virus de Wuhan matará unos miles sin llegar a millones. Sin embargo, el escalofriante ambiente de 'fin de la civilización' sí está muy logrado en Exterminio. Recordando que Roma se apagó tras colapsar, sin dramas, ese ambiente de Exterminio ya se respira ahí afuera: no están los millones de muertos de la película, pero la atmósfera es inquietantemente parecida.
Igual las cosas suceden de ese sinuoso modo: por lo que sea una perdida película japonesa se te graba a fuego en la mente a los 12 años, y lo que se te inserta te vale 40 años después para ir encontrando la manera de manejarte cuando algo de ese estilo suceda en la realidad. Una especie de 'esto ya me lo sé' que, genuinamente, puede valer un Potosí las próximas semanas. El misterio de porqué me impactó tan exageradamente Exterminio aquel perdido domingo en el Cine Arosa se está desvelando estas últimas noches.
Y me está gustando.
franco nero
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