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Nosotros alimentamos al mundo

6,8
443
Documental Documental sobre los alimentos y la globalización, sobre los pescadores y los agricultores, sobre los camioneros de larga distancia y los ejecutivos de grandes compañías, sobre la circulación de los alimentos, una película sobre la escasez dentro de la abundancia. Ofrece una visión del proceso de producción de nuestra comida a la vez que responde a la pregunta de qué tiene que ver con todos nosotros el hambre en el mundo. (FILMAFFINITY)
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
5 de diciembre de 2009
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este documental se denuncia, sobre todo, entre otros asuntos:

Las prácticas abusivas de los países ricos en relación con los más pobres: Así, los países ricos subvencionan la agricultura nacional y, con ello, sus agricultores producen a unos costes menores de los que tendrían en caso de no disponer de esa millonaria ayuda económica. Con el avance de la nueva economía global impuesta por los países poderosos, éstos pueden vender sus productos a muy bajo precio en numerosos países subdesarrollados. De esta forma, los campesinos de los países más pobres, que obviamente no disponen de ningún tipo de ayuda por parte de sus gobiernos, difícilmente podrán competir, en precios, con los productos importados de fuera, mucho más baratos en sus mercados. Así, pobreza llama a la pobreza, y la única fuente de subsistencia de muchos campesinos es arrasada por el ansia expansionista de los más poderosos, cobijados en muchas ocasiones bajo el paraguas protector de las omnipresentes empresas multinacionales, que gracias al nuevo marco instaurado, prosperan sin ningún tipo de obstáculo.

La deslocalización deshumanizada del capital, favorecida por la globalización, que parasita los lugares en los que se implanta: La nueva economía global favorece la deslocalización de empresas, que emigran de sus lugares de origen para ubicarse en países en los que la mano de obra es muy barata, los costes muy bajos y la conflictividad laboral escasa (provocada por la falta de derechos de los trabajadores), todo ello con el único efecto de maximizar sus beneficios y enriquecer, aun más, a sus muy ya enriquecidos accionistas, ávidos de lucro, que explotan sin escrúpulos a unos trabajadores obligados a malvender sus tierras, en unos pocos casos, o a abandonarlas sin trabajarlas por su cuenta, en la mayoría; valga como ejemplo el caso de la soja, legumbre sobreutilizada en el mundo desarrollado y producida por países como Brasil, que arrasa con zonas vírgenes de bosque tropical para convertirlas en terreno cultivable.

Transgénicos: Se denuncia su abusiva implantación en los cultivos de los países empobrecidos, ya que los gobiernos subvencionan su cultivo, siempre por intermediación de las grandes multinacionales, para que así los agricultores se vean en la obligación de plantar transgénicos, los cuales son muy rentables, pero insensibles a pesticidas como el glifosato, muy contaminante y abusivamente utilizado por unos campesinos que no tienen más remedio que escoger la supervivencia cuando se les plantea la disyuntiva entre comer cada día y conservar un medio ambiente que más bien representa para ellos una amenaza, antes que un bien a conservar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
simón
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