Número 9

"Número 9" sorprende con un animación adulta que escapa de lo ya visto y nos adentra en un mundo propio y sumamente original. En esta rareza los alardes humanos y técnicos van de la mano para configurar una cinta con un prodigioso nivel visual y creativo.

Los personajes habitan en una ciudad devastada, donde el ser humano fue aniquilado tras una cruenta guerra contra las máquinas. Una existencia en un mundo triste, deambulando entre escombros y edificios en ruinas, y siempre bajo un manto de oscuridad y cielos nublados, lo cual acrecenta la sensación de desasosiego y amenaza.

En este sentido, la recreación de escenarios es sobresaliente (espectaculares planos aéreos de la ciudad), plagada de detalles, de modo que el espectador se ve inmerso durante todo el metraje en este universo apocalíptico, casi hipnótico, siendo esta una de las grandes bazas del film.

En el lado oscuro, nos encontramos con diversas y pintorescas criaturas que acechan a los protagonistas y cuyo diseño constituye otro alarde de creatividad. Unos enemigos que los harán peligrar cuando menos lo esperamos, dando origen a diversas escenas de acción perfectamente repartidas a lo largo de la trama.

Setenta minutos que se me pasaron en un suspiro contemplando esta pequeña maravilla del género de animación.

Lo mejor: el nivel visual.
Lo peor: que el nivel visual supere a la historia.

Tras una feroz campaña promocional este pasado verano, sabiendo que el director recibió una nominación al Oscar a partir de un corto suyo de título homónimo y -lo más importante- que Tim Burton había "metido mano" al proyecto, pues qué menos que esperar un producto interesante y cautivador.

En esta aventura protagonizada por nueve muñequitos de trapo que deberán enfrentarse a unas máquinas gigantes, algo falla. Iban pasando los minutos y por mis ojos únicamente entraba una retahíla epiléptica de efectos especiales sin más, pim-pam-pum efectos por aquí y por allá. Tras un buen rato me di cuenta de que 'Número 9' sólo es eso, efectos, porque la historia importa más bien poco y los diálogos extensos brillan por su ausencia. Además, no estuviese de más que el director hubiese pellizcado un ápice de humor en la trama.

Poco más que contar, lo mejor -repito- son los curradísimos efectos especiales que irradian todas y cada una de las escenas. Mención también a esa habilidad con el ordenador ambientando el mundo post-apocalíptico, enhebrando las costuras de los "números" o dando vida a esas colosales máquinas.

Lo dicho, no negaré que entretiene, pero dudo mucho que la vuelva a ver, ya que estamos ante otro producto pirotécnico con poco que contar y con muy pocos sentimientos que mostrar.

Poco más tengo que añadir a lo ya comentado por mis compañeros críticos. Visualmente la película aporta frescura, estamos acostumbrados a ver cine de animación para niños/as de 10 años y la verdad que un producto así de vez en cuando se agradece.

Pero ¿qué le pasa a la historia?, es tan sumamente explotada ya por otras películas (Matrix, Terminator...) que tienes la sensación durante todo el metraje que no te van a aportar nada nuevo. Y lo peor es que aciertas. Acaba la cinta y para colmo te dejan un final sin pies ni cabeza con referencias científico-espiritual-sentimentaloides que te acaba de quitar cualquier esperanza de recomendarla.

Lo único que se salva a mi entender son las escenas de acción, en particular la del pájaro y la de la serpiente. Ambas maravillosas. Y el aspecto visual claro está. Pero nada más. Una pena porque prometía.

Estimado Domiciano,

Muchas críticas se han vertido sobre "Número 9" y es que las expectativas son muy malas y esta cinta traía de sobra. Pero, ¿y si nos la hubieramos encontrado por azar?. La cosa cambia.

Un guión sencillo, sí, pero correcto y sin agujeros, y eso hoy en día ya es meritorio. ¿Por qué tanta saña con la historia?. La construcción tan fuerte de los personajes también es guión, y si bien no es historia, la historia es fácil, sí, pero potente.

El alma repartida en muñecos de trapo... eso ya merece una ovación. Número 9 es la decisión, rápida y atrevida pero no siempre acertada. Número 7 el valor, la aventura, pero con la necesidad de un líder, el valor por si mismo no es suficiente. Número 5 la amistad, el sacrificio, la humildad... ése amigo al que todos nos gustaría tener. Número 2 es la ciencia, desinteresada como ninguna otra. Número 6 el arte, la creatividad, la intuición, la imaginación y la fantasía, pieza fundamental de nuestro yo (no por nada se asocia a nada menos que toda una mitad del cerebro), pero que necesita el empuje que la convierta en genial. Número 1 la autoridad, el poder que todos ansiamos interiormente con más o menos fuerza, pero como poder ambicionado es cobarde y no merecido, cruel y vil en ocasiones, corrupto y decadente. Número 8 es el vicio, la ceguera, el seguidor incondicional, la falta de criterio, la ignorancia. Y número 3 y 4... parecen los más sencillos pero, a la vez, que personajes tan interesantes..., pueden ser los más merecedores de análisis; son dos, pero para mí es uno sólo, es la erudicción, el deseo que tenemos de conocer nuestro pasado y mantener vivos los datos, son la Historia, en mayúsculas, pero, ¿por qué son dos?, para mí, porque si fuera sólo uno la Historia estaría condicionada a una sola visión (muchos dirían que la del ganador) pero siendo dos se da el contraste, una Historia que puede ser contada desde dos puntos de vista, lo cual la hace más rica y siempre más veraz.

"Número 9" me ha parecido original en su concepción, genial en su elaboración y correcta en su narración. Yo personalmente me alegro mucho de haberla visto y no me gustaría habérmela perdido. Lo siento por los que hubieran visto antes el corto (yo no lo vi) creo que les ha chafado una buena película.

Número 9 es promocionada como una de las mejores películas de animación de los últimos tiempos, amparándose en la fama de uno de sus productores, Tim Burton. La verdad es que cualquier fan de la animación y del susodicho director la película hará pasar un rato interesante. Estéticamente la oscuridad del ambiente, la calidad de imagen y cierta amargura de fondo, aportan cosas de cierto valor. Quizás lo más significativo sea la alegoría que se esconde detrás de cada uno de los personajes: 1, encarna de un lado los valores del pasado (iglesia, aristocracia), el miedo al cambio y de otro los de individualidad extrema; 2, la amistad; 3 y 4, representan lo par y lo impar hermanados en la cultura y lo libresco; 5, el umbral de la balanza, la mirada escindida entre los valores del pasado (1) y del futuro (9);6, el lucidez de la locura y la sombra; 7, le femenino, lo afortunado, osado y aventurero; 8, la fuerza bruta sin raciocinio; y finalmente 9, lo último, lo joven, el final de un ciclo. Este tratamiento metafórico alcanza a los otros dos polos de la acción: el científico (encarnación de la fuente de creación humana) y La Maquina (como representación de la fuente creadora de lo artificial). Mucho más se podría decir de tantos y tantos símbolos presentes en la caracterización de personajes.
Hasta aquí estaría lo más trabajado de la película. La lástima es la simpleza del asunto inicial: un mundo apocalíptico amenazado por bestias de metal, que el hombre había fabricado como armas y se habían devenido en la extinción de la humanidad. No hay demasiada originalidad ni en la historia, ni en el planteamiento, ni en el desenlace. Mucha acción, algunos efectos, pero este film está a años luz de la madurez y profundidad de la animación que se exhibe en otros países (Walz with Bashir o Persepolis).