Al otro lado

Llega ese espacio del tiempo en el que las películas candidatas de los Oscars desaparecen de los frontispicios. En que muchos “cinéfilos” se esconden de nuevo hasta que en noviembre nos empiecen a fusilar de nuevo, con esas nuevas joyas que ganarán mucho glamour y mucho de todo incluyendo nominaciones.

Pues en este periodo, si no has tenido la oportunidad de pasarte por festivales aparecen joyitas como “Al otro lado”. Para mí, Fatih Akin ha hecho su película más redonda hasta la fecha: técnica y narrativamente. “Al otro lado” es quizás, la mejor película europea del año pasado y si no lo es, poco le falta.

Posee escenas impecables. Posee momentos inolvidables. Posee nervio y pensamientos imborrables. Posee actuaciones impresionantes (Tuncel Kurtiz). Posee una tesis sobre la redención de la culpa intachable.

En “Al otro lado” piensan todos. Piensa el director y se nota; pensó Akin haciendo también un guión que funciona cojonudamente; piensan los actores en esos trayectos, en esos espacios de soledad; pensamos nosotros lo que piensan sus actores y pensamos nosotros lo que ellos pensarán. Piensa la butaca que no me he movido casi durante dos horas y pienso que ir al otro lado es sano y necesario.

Fatih Akin juega con una serie de historias de unos personajes ligados entre sí, pero que en realidad comparten y tienen mucho más en común de lo que llegan a saber. La película es, en cierto sentido muy inocente dada la valentía de los personajes arriesgándose como lo hacen en sus vidas. Pero es precisamente éste el llamamiento de Akin, el de luchar por lo que uno realmente desea. Mi reticiencia viendo "Al otro lado"era la gran cantidad de temas que llega a tocar sin dar la sensación de asentarse y profundizar en uno. Sin embargo, poco a poco uno se da cuenta que sí se está asentando, que todo gira entorno a los deseos y sueños de cada uno de los personajes, de sus luchas y de su reconciliación consigo mismo.

El otro lado, es a veces Alemania, a veces Turquía. El director no entra en polémicas ni conflictos derivados de la inmigración (aunque irremediablemente se muestran), sino que se sirve de este fenómeno como recurso para contextualizar las falsas expectativas de esperanza y de felicidad que se generan. El desengaño de un sueño, porque en realidad no lo era o porque ya se ha agotado.

Con un ritmo adecuado, una narración con saltos de tiempo y un lenguaje sobrio, combinando planos estáticos con algunos largos travellings, la película resulta amena, agradable y consigue estirarte del hilo hasta el final.

Leo las críticas sobre la película de Fatih Akin y no dejo de sorprenderme; ora es de una realización perfecta ora falla en la realización pero acierta en el guión ora falla en el guión pero lo clavan los actores ora los actores no están bien... en fin...

En mi opinión es una espléndida cinta con un pulso dramático apabullante, enfatizado por una realización admirable y cuajada de emotividad.

Cuando una película es buena da igual el estilo que utilice el director. En este caso los actores están francamente bien, resulta creíble lo que sucede y si así no fuere da igual porque Fatih Akin te sujeta, te mantiene... te agarra literalmente por las pelotas y no te suelta hasta el final y allí te invita a la reflexión y te deja respirar... paz, azul, calma.... resumiendo: Funciona

Tampoco entiendo la insistencia de algunos en el tema de la credibilidad... lo que sucede en la película puede suceder perfectamente en la vida real... casos más inverosímiles se han dado... aquellas torres gemelas... ¿quién lo diría?... yo aún lo veo y no lo creo.

El personaje del viejo tiene carisma y quizá está algo desaprovechado pero da igual, acabamos olvidándonos de él ante el derroche de talento de Akin. En su anterior película Fatih nos sorprende con dos personajes de un gran carisma y los colma de situaciones "al límite". Aquí decide apartar al viejo y narrar su historia con un hermoso aroma de sinceridad... y sorprende... vaya si sorprende.

Hablando de aromas... y es que la vida es así... las opiniones son como los culos... todos tenemos uno y pensamos que el de los demás apesta.

Y donde has puesto tu culo es perfectamente posible que lo haya puesto el Papa, tu padre, la madre que parió a Hitler o Rodolfo chiquilicuatre... ayyyy... la vida tiene mucho de azar y nosotros mucho miedo porque el azar no se controla... es así y así he decidido contarlo.

Buenas noches y buena suerte... como diría aquel...

El director Fatih Akin dice que le fascinó el libro"El arte de amar" de Erich Fromm y en sí las relaciones humanas y piensa "que la pereza engendra el mal porque es más fácil odiar que amar".
Estoy totalmente de acuerdo con la fascinación por dicho libro y con la frase que pronuncia.
En esta película veo un efecto mariposa: Un hecho realizado por Ali Aksu desencadena todo un aleteo de acontecimientos, que en sí mismos van haciendo desplazarse sucesivas fichas de dominó, hasta llegar a finales inesperados.
Es como si un hilo invisible uniese la vida de una serie de personas. El padre lanza una madeja que se va deshaciendo cada vez más y más, pero el final no es el caos, todo lo contrario, llega un momento en que los personajes empiezan de nuevo a intentar llevar el hilo a su estado original: Volver a reconstruir la madeja. ¿Cómo se logra esto, con la cantidad de nudos que tiene? Pues sin duda con Amor y Perdón, que es la mejor manera que tiene el ser humano de reparar cualquier tipo de error cometido.
El Amor es olvidarse de uno mismo, amar tanto a otra persona que harías lo que fuese por verla feliz. Normalmente el ser humano es tan egocéntrico que sólo ama de verdad cuando desaparece el objeto de su amor, mientras tanto una especie de hipnosis le tiene en la convicción de que no hace falta ningún esfuerzo.
El Amor no entiende de razas, sexos, culpables, distancias...Y nunca se debería dar por perdido por más difícil que parezca, a veces es como encontrar una aguja en un pajar (como la búsqueda de Nejat Aksu), pero no hay mejor consejo que seguir el camino del corazón.

Pocos directores del panorama cinematográfico actual son capaces de abordar el género dramático como lo hace Fatih Akin. Se me ocurren Von Trier, Egoyan y Kaurismäki. Eastwood e Iñárritu, quizás también. Pero pocos más pueden hacerlo con la eficacia y contundencia de Akin. Obviando la lagrimita fácil y la moralina barata. Con un par.

“Al otro lado” corrobora, además, la sorprendente y vertiginosa eclosión del cineasta turco, puesto que mantener -e incluso superar, a mi juicio- el listón alcanzado con su soberbia “Contra la pared” resultaba poco menos que impensable hasta para su público más devoto.

La peli de Akin es brillante porque tanto su forma como su contenido son sumamente interesantes para el espectador. Incluso para todo aquel amamantado a base de cine comercial americano puro y duro. La mejor cualidad del turco es que todo aquello que consigue transmitir (en este caso, tristeza, nostalgia, desesperación, culpabilidad, fidelidad, redención, esperanza...) se canaliza a través de una trama argumental muy bien urdida que nunca decae y que penetra con inusitado vigor en la conciencia y sensibilidad del espectador, haciéndole plenamente partícipe de todo cuanto acontece en la pantalla. Jamás Estambul, la antigua Bizancio, había estado tan lejos y tan cerca de nosotros, los occidentales. ¿Quién sino un perspicaz turco afincado en Alemania podría plantearnos semejante paradoja de forma más diáfana?.

Un bonito paradigma, en definitiva, de cómo el cine europeo de calidad no siempre debe ser sinónimo de tostón.