Un lugar maravilloso

Obviamente, esta nota parece exagerada, igual que lo parecería en gimnasia u otro deporte que se evalúa de cero a diez. Dar la máxima puntuación aparentemente niega el progreso posterior, pero cualquiera que lea mis líneas puede imaginarse que éste no es mi propósito. Se harán películas mejores y se han hecho mejores en términos de cinféfilo, mas yo jamás había visto una película donde mi condición de expectador contrastaba más viva y creíblemente con la del personaje de ficción: he aquí una persona cómodamente instalada en su sillón, provista de una bebida dulce y carbonatada a su derecha y un bol con extrusionados condimentados al otro lado; he allá una persona magullada a puntapiés (verdaderos y metafóricos) cuyos dientes chirrían de tanto apretarlos y que vive entre el pragmatismo y el sueño sin solución de continuidad. Muy recomendable.

Que viaje tan duro contrastando con imágenes tan bellas, que macabra ironia para tal demostración de superación. Que reflexión nos queda por hacer de este mundo, lleno de otros pequeños mundos, tan distintos, tan innecesarios.

La inestabilidad física del hombre en el mundo en estado puro.

Tendría que volver a verla 100 veces más para que me aburriera.
Tendría que haberme olvidado hasta de mi nombre para no poder recordarla.

Hay cosas positivas, muy positivas en esta película. La fotografía es primorosa y existe una tendencia por la recreación paisajística en ese sentido. Hay, también, muy buenas interpretaciones y una historia poderosa que da cierto sentido al conjunto de elementos que andan por ahí. La convencionalidad de la linealidad narrativa no afea el producto. Pero hay algo que quita a la producción del camino de la excelencia como es cierta tendencia hacia el folletín que sufre el guión.
La narración arranca de forma correcta, otorgando mayor importancia a la fotografía que a otros elementos fílmicos, pero la historia entretiene e interesa. Pero, sin embargo, hay momentos en los que el espectador se siente en medio de algún capítulo de alguna interminable teleserie. Esos momentos coinciden con las secuencias del barco, por fortuna, cuando las acciones se desenvuelven en Nueva York, la trama relanza el interés para alcanzar un buen clímax en la granja en la que trabaja el personaje interpretado por un buen Nick Nolte.
Dejando de lado los puntos menos brillantes sí que es muy interesante apuntar a lo que subyace por debajo de este guión como son los aspectos de superación personal, son los que más me han interesado porque en cuanto road movie, no es de lo mejor. El personaje interpretado por Damien Nguyen, Binh, sufre una catarsis psicológica marcada por los trágicos acontecimientos que vive que está bien hilvanada.
La búsqueda de la propia felicidad contribuye a que ese camino que recorre el personaje tenga un fuerte tirón y que, a cada escena que pasa, el tono vaya subiendo en intensidad hasta un punto muy meritorio e interesante, de fuerte componente poético y épico, porque sin espadas ni castillos, esta película es casi una epopeya de un héroe griego, de un Edipo de nuestros tiempos.
Mención aparte, muy aparte hay que hacer la banda sonora, un gran trabajo del Preisner de Kieslowski

La verdad es que nos quejamos todo el tiempo por verdaderas chorradas, por lo menos yo sí lo hago y me da rabia de mí misma porque cuando veo películas como ésta que me recuerdan lo francamente mal que lo pasan cada día millones de personas en este nuestro mundo donde vivimos y las enormes injusticias que hay es para pensarlo bien antes de emitir ninguna queja por tonterías. Aquí se nos cuenta la odisea que tiene que sufrir Binh, un chico de padre americano y madre vietnamita, mezcla odiada por los habitantes de Vietnam ya que ve en estas personas el rostro de los que masacraron su pueblo. El vietnamita Damien Nguyen es el que se encarga de dar vida a este personaje de una manera magistral, no parece que esté actuando, sufro con él cada una de las miserias por las que tiene que pasar en su viaje en busca de ese hermoso país que es USA para él, lugar donde vive su añorado padre, un fantástico Nick Nolte. Junto a ellos dos podemos disfrutar de la belleza y el buen hacer de la actriz china Bai Ling, así como del siempre impecable Tim Roth y un atractivo Temuera Morrison. Maravillosa película producida por el director Terrence Malick y se nota, con muchos silencios y muchas miradas que dicen más que mil palabras juntas, una película no muy comentada que merece la pena.
Un saludo,
Tess

Coproducción de Noruega y Estados Unidos, que nos habla de la posguerra de Vietnam. Binh, es un muchacho, hijo de un soldado norteamericano y una vietnamita, lo que en su país significará, vivir en la marginación más absoluta. Es un bui di ( significa literalmente, menos que el polvo ).
Vive con una familia adoptiva que apenas le tolera y él sólo conoce a sus padres, por una fotografía.
Un buen día, decide buscar sus orígenes y se embarcará en un periplo, que le llevará a conocer a su madre y, de ahí, tras un trágico accidente, embarcará rumbo a Estados Unidos, no sin antes haber sufrido toda clase de penalidades, debido a su condición de desarraigado.
Película narrada en forma intimista, se sostiene por unas buenas interpretaciones y pone en antecedentes al espectador, sobre las secuelas de la guerra, no de los soldados, sino de sus descendientes.
Posee muy buenos paisajes, y tiene momentos de gran altura, pero la narración, decae por momentos y no es todo lo fluida que debería ser. Aún así, el tema tratado es interesante y se deja ver. INTERESANTE.