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La noche de los diablos

Terror. Drama Un hombre, que es hallado en estado de delirio, ingresa en un hospital: no recuerda nada y permanece como ausente hasta que la presencia de una muchacha que dice conocerlo provoca en él una violentísma reacción. Enclaustrado y con camisa de fuerza, recupera la memoria: durante un viaje de negocios sufre un accidente y va a parar a un caserón habitado por una familia muy supersticiosa. El horror se apodera de él cuando ve cómo uno de los ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
12 de noviembre de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una peli italo-española de terror de los 70, lo cual suele dar mucha risa, pero… ¡cuidado!... no te confíes.

De hechura espartana, con sus actores reguleros y sus míseros efectos de maquillaje, la historia, basada en un relato de Tolstoi, es un cuento de terror más que digno, con una puesta en escena lo bastante eficiente como para subyugar al espectador. En algún momento hasta da yu-yu.

Muy interesante. Cuando empieza piensas que no la vas a poder aguantar entera, pero termina sorprendiendo. Si no sabes lo que es un Vurdalak, tienes que verla.
VALDEMAR
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8 de noviembre de 2016
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crítica siempre dijo de ella que, aunque mediocre, era superior a muchas del mismo pelo que se hicieron por aquél entonces de principios de los setenta. Y puede ser verdad, pero sigue siendo más bien mala.
Se inspira, más mal que bien en una obra de, nada menos, León Tolstoi, donde aparecían esos seres misteriosos y terroríficos: los Wurdalak.
Sin embargo, la película es más bien aburrida, bastante lenta y con contados momentos de intensidad dramática.
En todo momento parece que habrá algo verdaderamente bueno, de impacto visual, de terror, aunque sea contenido, pero lo cierto es que van pasando los minutos y la sensación de pérdida de tiempo se acrecienta.
Solo sus primeros veinte minutos, hasta que un flash-back nos retrotrae a la estepa rusa, están bien. Todavía no sabemos qué nos espera y la presentación del protagonista resulta vistosa y muy misteriosa.
Pero, salvo escenas como el enfrentamiento entre el abuelo y la Wurdalak, la espera de la familia al susodicho abuelo, quien les ha ordenado que si no vuelve antes de las seis de la tarde, no le dejen entrar pues habrá sido convertido en un Wurdalak, o el final de la película, que no está mal, aunque tampoco es para tanto como se dijo en su momento, el resto es, a veces mediocre y otras simplemente tonto, pero casi siempre tedioso.
Los efectos especiales, vistos hoy en día resultan ridículos, aunque en aquellos tiempos estaban bien, pero desde que vimos “Un hombre lobo-americano en Londres” todo lo anterior parece más bien chapucero, salvo contadas y honrosas excepciones.
Muy bellas Teresa Gimpera y Agostina Belli y convincente Gianni Garko, un actor italiano a quien su famoso personaje “Sartana” le dio una inmensa popularidad, pero le encasilló, creo, gravemente, pues tenía una calidad superior a la media.
En definitiva, vista en su día, supongo que una interesante película de terror, pero vista en pleno siglo XXI, bastante aburridilla.
Aunque esta opinión, completamente personal, no se olvide, viene dada por la muy mala copia en la que la vi, con algún corte que otro y las sempiternas escenas ¿eróticas? hurtadas por la censura franquista a los espectadores españoles, y que sí pudieron ver en el extranjero.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2007/05/la-noche-de-los-diablos-notte-dei.html
Constancio
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11 de enero de 2014
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Años setenta italianos y terror son unas combinaciones bien conocidas. Y es que fue en el país de la bota donde se dio una larga lista de directores como Mario Bava o Dario Argento que produjeron grandes y numerosas películas de terror. Con unos rasgos muy determinados en este tipo de producciones de serie B, además de estos dos directores también surgieron otras figuras de menos nivel, como Giorgio Ferroni.

La carrera de Giorgio Ferroni es prototípica de este tipo de producciones. Aparte del género de terror, también cultivó las películas históricas ( o deberíamos decir mejor pseudohistóricas) como el león de Tebas (1964) o la Guerra de Troya (1961) e incluso algún Spaghetti Western con un Dólar agujereado (1965) o el pistolero del diablo (1968). En realidad estas películas no dejaban de ser un escaparate que trataba de captar siempre el mismo tipo de público, que no deseaba ver películas complejas ni tramas bien desarrolladas, sino que pretendía evadirse con película que eran bastante ligeras y que daban acción y violencia a raudales así como alguna escena subida de tono (especialmente en el género de terror, donde siempre vemos alguna pequeña Diva enseñando carnes).

La noche de los diablos, realizada en el año 1972 es pues una película prototípica de todo este subgénero italiano de serie B. Basada en un cuento del escritor ruso Aleksei Tolstoi, este relato terrorífico ya había sido adaptado por un mismo italiano, el célebre Mario Bava y Salvatore Billitteri en las tres caras del demonio en el año 1963Si resulta interesante La noche de los diablos es porque es una película prototípica que nos permite distinguir algunas características tan propias de esta cinematografía.

Por ejemplo, el relato central de la película ya nos da una buena muestra de lo que abunda en este tipo de películas. La historia de la maldición familiar no deja de ser una excusa para que Ferroni nos proporcione un cóctel aparentemente subversivo donde se mezcla Zombis y vampiros con elementos religiosos. Un poti poti de lo más increíble que apenas trata de desarrollar (al fin y al cabo no sabemos nunca exactamente que son los malvados seres en los que se va convirtiendo la familia, no se especifica correctamente en la película) y que sirve al director para enseñar unas intensas dosis de violencia sangre…y carne.

El principio ya resulta más que paradigmático. En una ensoñación lírica que tiene nuestro personaje principal observamos una secuencia bastante interesante en la que aparece quizá lo más macabro de toda la película, incluyendo una violenta escena en la que se nos muestra a todo color (con una fuerza dramática muy salvaje) el arrancamiento de un corazón humano. Poco importa que dicha secuencia poco tenga que ver con la película, pues le sirve a Ferroni para que el espectador del momento se quedara congelado en sus asientos nada más empezar la película.

Una característica muy común de estas películas son las enfermedades mentales, así como el tratamiento pseudocientífico que se da de ellas y como este se mezcla con la superstición. En esta ocasión sólo aparece en un determinado momento en la película, pero todo el tema de la desviación mental sirve muchas veces para explicar comportamientos o visiones oníricas (como en este caso) con la que los directores pueden explayarse como ellos quieran.

Lo insólito, lo macabro es algo con lo que juegan estas películas para tratar de dotar a la película de una atmósfera extraña. La noche de los diablos exagera precisamente la trama ocultista y el misterio de la película hasta unos límites quizá exagerados. Hasta la mitad del metraje la superstición y la leyenda maligna que hay detrás de la familia aún no se le ha revelado a nuestro protagonista principal, que desesperado, intenta intentar averiguar qué está pasando. El problema es que cuando Ferroni desvela el misterio uno ya está cansado de tanta habladuría. Y que no se nos olvide la carne. Al fin y al cabo que hubiera una secuencia subida de tono (en este caso unos inocentes pechos) aumentaría claramente las ventas y el éxito de la película. En el caso que nos ocupa es una secuencia prescindible, y así lo debió de pensar la censura española, que recortó bastantes partes del metraje.

Hasta formalmente podemos encontrar unas composiciones arquetípicas. No hay ni un primer plano que esté realizado expresamente. Cuando Ferroni nos quiere enseñar algún objeto en detalle, lo que hace es realizar un zoom hacia adelante. Sergio Leone y sus duelos habían hecho mucho daño y su influencia formal marcó sin duda una generación, como lo podemos comprobar en este tipo de películas. Por otra parte las composiciones y la puesta en escena son bastante simples, y Ferroni simplemente se dedica a colocar la cámara en los sitios que a él más le convenga, sin que detrás de cada encuadre exista una razón lógica o aparente.

Y por último deberíamos hablar del limitado presupuesto con el que se afronta la película. Para siempre quedará en nuestra memoria el pésimo maquillaje de los seres zombies/vampiros así como la mano de plástico cortada que aparece como no, enfocada después de un zoom salvaje del director italiano.

http://neokunst.wordpress.com/2014/01/11/la-noche-de-los-diablos-1972/
Kyrios
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