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Voto de Fascinoscopio:
8
Drama Biografía sobre el pintor británico, J.M.W Turner (1775-1851). Artista reconocido, ilustre miembro de la Royal Academy of Arts, vive con su padre y su fiel ama de llaves. Es amigo de aristócratas, visita burdeles y viaja frecuentemente en busca de inspiración. A pesar de su fama, también es víctima de las burlas del público y del sarcasmo de la sociedad. Profundamente afectado por la muerte de su padre, decide aislarse. Su vida cambia ... [+]
21 de diciembre de 2014
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para entender esta crítica voy a citar una breve anécdota. Una noche en el teatro, durante el descanso de la ópera Madama Butterfly, de Puccini, oí a un caballero el siguiente comentario: «Está muy bien, pero me gustaría escuchar unos Gavilanes o una Francisquita». Respondí, sin dar posibilidad a una más que probable y poco elegante réplica: «Si viene a la representación de una ópera italiana no se queje por escuchar una ópera italiana. Vaya a ver Los Gavilanes. Y todos felices». Si se pide ternera, ¿a son de qué quejarse porque sepa a ternera y no a pollo? A quien no le gusten los largos dramas biográficos sobre personajes del siglo XIX, que no los vea. Y todos felices.

No voy a decir que Mr. Turner sea una película fácil: un larguísimo metraje y una narración que se basa en la descripción y en la construcción de personajes suponen, sin duda, un reto para la atención. Pero esa descripción y esa construcción son tan absolutamente maravillosas que con la mínima predisposición el placer está asegurado. El film huye de los recursos literarios que tantas veces transforman las biografías en ficciones irrelevantes. Mike Leigh se ha asegurado, en cambio, de crear un profundo retrato del protagonista a base de pequeñas anécdotas y situaciones, que nos dan una visión más rica que cualquier hazaña novelesca.

Timothy Spall tiene una grandísima responsabilidad que sabe dominar y aprovechar al máximo con una interpretación magnífica, capaz de ser a la vez sobria y extravagante. Da vida a un artista peculiar y consecuente, con tantos matices como un ser de carne y hueso. El resto del elenco es asombrosamente creíble, desde la callada Dorothy Atkinson, que con dos miradas dice más que muchos actores con diez párrafos, hasta el extrovertido Paul Jesson.

¿Vamos a caer en el tópico de la calidad fotográfica? Pues sí. Si una película se merece que todos caigamos, pero de rodillas al admirarla, es ésta. La fotografía es elocuente, grandiosa, intimista, soñadora, casi siempre pictorialista, pero nunca igual: unas veces académica, otras costumbrista, algunas, sorprendentemente, cercana al impresionismo, o al romanticismo. Pero tan coherente en cada escena que mantiene la personalidad del film. La música apoya las imágenes, las reafirma en su preciosismo y deja fluir los diálogos (y más los silencios) con una contención elogiable.

Naturalmente no es una obra perfecta: es arriesgada en su pausa, en el ritmo constante pero sin dirección aparente, en la estructura homogénea que hace difícil distinguir valles, picos e inflexiones. Un riesgo que deja un gusto dulce, pero que expira tan pronto termina el film.

Drama biográfico, lento y descriptivo, pero de argumento magnético y visualmente atractivo, muy recomendable para adictos a las narraciones de época pausadas y muy, muy británicas.

Publicado en blog www.fascinoscopio.com
Fascinoscopio
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