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Voto de Markus David Sussmanovitch:
7
7,3
20.097
Ciencia ficción
Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel de los libros. En un futuro opresivo Guy Montag, un disciplinado bombero encargado de quemar los libros prohibidos por el gobierno, conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer. Poco a poco Guy comenzará a tener dudas sobre su libertad intelectual, y sobre el precio que esta libertad tendría sobre su seguridad personal. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta vez no podré decir eso de “me gustó más la novela”, pues no la conocía hasta que di con ésta película de François Truffaut de 1966, basada en la obra homónima de Ray Bradbury.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Fahrenheit 451 narra una distopía en cuya sociedad los libros, como representantes del conocimiento y del pensamiento, están prohibidos. Su terreno ha sido absorbido por el entretenimiento que los avances audiovisuales aportan, como la televisión, que mantiene a todos, con su único canal y su único programa: "La familia", atentos e “informados”. La aportación que estos avances otorgan es intrascendente, inútil, y una absoluta apología de la ignorancia y la incultura (aquí es cuando la ciencia ficción parece perder esa dosis de ficción que se supone que tiene).
- "¡Mira, los bomberos! Va a haber un incendio."
El protagonista, un agente del cuerpo de bomberos que, como bien dice ese niño en la película, crean los incendios en vez de apagarlos, es un responsable trabajador al servicio de la búsqueda y posterior quema de libros, cuyos poseedores se afanan por esconder en sus casas. Su obediencia y dedicación cotidiana comienzan a cambiar cuando conoce a una vecina maestra de escuela que se atreve a quebrantar la ley. A raíz de una conversación coloquial con ella comenzará a sentir la necesidad de aprender, de conocer aquello que el ser humano ha dejado escrito.
- "Tener hijos es una irresponsabilidad."
Su mujer descubre el secreto, y a ella, felizmente adaptada a esa no-vida cuya única preocupación es matar el tiempo (como se puede ver en la conversación que mantiene con sus “amigas” mientras ven la televisión, donde comentan lo irresponsable que es tener hijos, algo también que nos hace colocar la interrogación en la palabra ‘ficción’) o cambiar los muebles de la casa, no le hace ninguna gracia… El bombero se ve obligado a elegir entre dos mujeres y dos filosofías opuestas.
La gente hace uso habitual de píldoras para modificar el estado de su vitalidad: estimulantes, pastillas para dormir, envalentonarse… (otra vez ¿ficción?).
- "Si nadie lee, todos seremos iguales."
La justificación a esta prohibición radica en la igualdad, igualdad en la estupidez, pues nadie sabrá más que nadie, todos sabrán igual de poco. El conocimiento hace a las personas antisociales (sobre todo en un mundo sin conocimiento).
El final, sin duda, es lo mejor de la película, que no voy a contar aquí para no fastidiar a nadie que le interese verla. Pero he de decir que es un final que arregla la lentitud con la que comienza la cinta y cuya conclusión, espero, nos haga pensar cada vez que nos sentamos a hacer zapping o alguna otra actividad tan productiva de las que hacemos actualmente.
En la película aparecen multitud de autores y obras. Como curiosidad, la primera que puede verse es "El Quijote" de Cervantes, y mientras el capitán de los bomberos justifica su importante trabajo diciendo que hay que quemar todos los libros, sujeta en su mano un ejemplar de "Mi lucha" de Hitler (paradójico, ¿no?).
- "¡Mira, los bomberos! Va a haber un incendio."
El protagonista, un agente del cuerpo de bomberos que, como bien dice ese niño en la película, crean los incendios en vez de apagarlos, es un responsable trabajador al servicio de la búsqueda y posterior quema de libros, cuyos poseedores se afanan por esconder en sus casas. Su obediencia y dedicación cotidiana comienzan a cambiar cuando conoce a una vecina maestra de escuela que se atreve a quebrantar la ley. A raíz de una conversación coloquial con ella comenzará a sentir la necesidad de aprender, de conocer aquello que el ser humano ha dejado escrito.
- "Tener hijos es una irresponsabilidad."
Su mujer descubre el secreto, y a ella, felizmente adaptada a esa no-vida cuya única preocupación es matar el tiempo (como se puede ver en la conversación que mantiene con sus “amigas” mientras ven la televisión, donde comentan lo irresponsable que es tener hijos, algo también que nos hace colocar la interrogación en la palabra ‘ficción’) o cambiar los muebles de la casa, no le hace ninguna gracia… El bombero se ve obligado a elegir entre dos mujeres y dos filosofías opuestas.
La gente hace uso habitual de píldoras para modificar el estado de su vitalidad: estimulantes, pastillas para dormir, envalentonarse… (otra vez ¿ficción?).
- "Si nadie lee, todos seremos iguales."
La justificación a esta prohibición radica en la igualdad, igualdad en la estupidez, pues nadie sabrá más que nadie, todos sabrán igual de poco. El conocimiento hace a las personas antisociales (sobre todo en un mundo sin conocimiento).
El final, sin duda, es lo mejor de la película, que no voy a contar aquí para no fastidiar a nadie que le interese verla. Pero he de decir que es un final que arregla la lentitud con la que comienza la cinta y cuya conclusión, espero, nos haga pensar cada vez que nos sentamos a hacer zapping o alguna otra actividad tan productiva de las que hacemos actualmente.
En la película aparecen multitud de autores y obras. Como curiosidad, la primera que puede verse es "El Quijote" de Cervantes, y mientras el capitán de los bomberos justifica su importante trabajo diciendo que hay que quemar todos los libros, sujeta en su mano un ejemplar de "Mi lucha" de Hitler (paradójico, ¿no?).