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España España · Barcelona
Voto de Manu_el_Ruiz:
6
Comedia. Drama. Thriller En 1937, en plena guerra civil, tropas republicanas irrumpen en un circo, durante el espectáculo, para reclutar a sus empleados para luchar contra las tropas nacionales. Mucho tiempo después, en los últimos años del franquismo, dos payasos (Carlos Areces y Antonio de la Torre) luchan por el amor de una atractiva trapecista (Carolina Bang). (FILMAFFINITY)
20 de abril de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Balada triste de trompeta es una película excesiva, desmesurada, en todos sus sentidos, el problema es que termina siendo una película descontrolada.
No acabo de entender la propuesta de Álex de la Iglesia, ni sus intenciones al realizarla, salvo quizás exorcizar algún trauma o dar muestra de toda la abundancia visual que es capaz de llevar a la pantalla.

Alex de la Iglesia parece que desea hablarnos de las dos Españas que hubo (y que nunca parece dejar de haber) y para ello utiliza un simbolismo basado en los dos payasos que se disputan el amor (y el cuerpo) de una trapecista, aunque como parábola parece demasiado simplista al relacionar a ambos bandos con a un par de payasos (y encima uno de ellos triste). Todo parece una excusa para que Alex de la Iglesia pueda desmadrarse y hacer una película de una insólita excentricidad, pero es cierto que el film tiene una potencia visual impactante, a pesar de sus demasiados excesos.

El guion no deja de ser una excusa para una puesta en escena tan al gusto de Alex, con sus encuadres, sus decorados, sus maquillajes, sus efectos especiales… (lástima que, hacia el final, alguno es tan burdo que parece de risa). Las actuaciones de los actores/actrices, en su mayoría (por no decir totalidad) no acaban de ser lo concisas y matizadas que debieran ser, a pesar de los excesos a que se ven obligados por su papel y nadie del elenco actoral destaca, en una línea general de actuación bastante discreta. La película está bien realizada y su ritmo es vertiginoso, llevando a ciertos decorados y personajes hasta extremos demasiados alocados, pero todo su discurso y sus pretensiones, en cuanto a lo que desea evocar y transmitir, no deja de ser una excusa para crear un abigarrado espectáculo.

Como parábola me hubiera gustado que los dos payasos en lugar de representar una España brutal y fascista y otra valiente y tolerante (aunque las dos tremendamente desquiciadas) representaran a la patronal del espectáculo, represora, y a los internautas, defensores de la libertad y que la trapecista (Carolina Bang) en vez de simbolizar a España simbolizara a la denostada ministra González-Sinde, por el evidente final que le reserva un perverso Alex de la Iglesia.

Lástima que más que decirnos algo concreto, a través de las imágenes, lo único que deseaba Alex era en filmar y filmar… a cualquier precio y con cualquier resultado. De lo no cabe duda es que ha conseguido un espectáculo tan desmesurado como esperpéntico.
Manu_el_Ruiz
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