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Voto de FATHER CAPRIO:
7
Fantástico. Comedia. Terror La familia de un hombre de negocios lo convence para que compre un antiguo castillo en Escocia, lo desmonte pieza por pieza, lo traslade en barco hasta América y allí lo reconstruya de nuevo. Pero con el castillo viajará también un centenario fantasma que ha aterrorizado durante siglos a sus propietarios. (FILMAFFINITY)
11 de mayo de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine es como la vida. Te lleva y te trae y sin darte cuenta te encuentras metido en una peliculita de la que ni siquiera sospechabas su existencia. Es caprichoso el azar. Ni te busqué ni me viniste a buscar. El caso es que El fantasma va al Oeste de René Clair es un claro ejemplo de film sencillo sin mayores pretensiones que las de hacer pasar un rato entretenido y ajeno a problemas vitales de mayor enjundia. Claro que, para ello, nosotros los espectadores hemos de poner un poco de nuestra parte, o un mucho si lo prefieren, o repetirnos, tengamos o no ancestros gallegos, aquello de “non creo en bruixas pero haberlas háilas” y que además viajan en transatlántico.

Picoteando, como es mi costumbre en terrenos cinéfilos, un poco de aquí y otro poco de allá, vine a encontrarme con Sucedió mañana también del director francés, obra que llegué a comparar con los cuentos de la abuelita Capra. Tal vez hubiese cierta osadía en tal comparación, que Capra era mucha abuelita, pero la idea era resaltar el estilo narrativo, claro y sencillo, de Clair y su apuesta por el dream-cine, expresión que desconozco si está acuñada pero que resulta absolutamente gráfica en este contexto. Pues bien, en esta línea Anderson-Perrault-Grim Brothers, nos encontramos con The gost goes west que aunque he leído su inclusión hasta en el género de terror he de decir, a lo Edith Piaff, que de miedo, “rien de rien”. La cosa anda más bien por el terreno de la comedia convenientemente fantástica y con segundas lecturas para lectores avispados: “Rabia, rabiña que tengo castillos y tu no los tienes” que diría un Mac lo que fuese a un oriundo (dentro de lo que cabe) nativo Jhonson USA o similar.

El film no recoge transcendentalidades ni melodramas de lágrima floja. ¡Con ese título, ya me dirán ustedes!, pero su apuesta por el cine de entretenimiento es digna de ser considerada. Robert Donat quien nos evoca ¡como no! los 39 escalones de Hitchcock, lo hace bien en su doble papel de alternancias bigotiles y Jean Parker demuestra que, además de la belleza que la convirtió en una star de la Metro de la mano de Louis B. Mayer en los años 30, hace las cosas bien. Junto a ellos, Eugene Pallette (buen actor de reparto: Caballero sin espada, El expreso de Shanghai) y la presencia breve pero siempre significativa de Elsa Lanchester, completan un excelente grupo para un trabajo entretenido, y no es poco, de otro de esos directores europeos más que interesantes, que también por los motivos archisabidos debió exiliarse a un país donde el talento no quedase al servicio de las cruces ni gamadas ni de ninguna otra clase.
FATHER CAPRIO
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