En nuestras vidas, más de una vez pensamos cómo seriamos nosotros mismos si fueramos más valientes, atrevidos, polémicos, decididos, combativos, atractivos y gamberros. De ésto creo que trata la película, pero llevándolo a su extremo más radical, tanto que ese doble se materializa y llega casi a suplantar por completo a su original.
Estéticamente El club de la lucha, es salvaje, provocativa, fresca y viva, ofendiendo a muchos por su visceralidad y violencia, cosa que no ví en ningún momento, porque como ya he dicho antes, muchas veces nos imaginamos ser otro, que rompe con el modo de vivir políticamente correcto en la sociedad del consumo feroz, porque quien no ha pensado más de una vez, que es lo que haría si un dia se hartara y pudiera despedirse de su jefe y de su trabajo, seguramente haría algo violento y radical.
No pudieron elegir a dos actores mejores, actores de pura cepa, que en su historial han interpretado toda clase de papeles y que no les preocupa lo más mínimo si quedan guapos delante de la cámara, sino que sólo les interesa hacer bien su trabajo.
El club de la lucha, es de esas películas polémicas y radicales que nacen cada cierto tiempo para lanzar una dura crítica a los males de nuestra sociedad y de la que unos pueden aborrecerla y otros puede gustar.
Todos tenemos en nuestro interior un Tyler Durden, que cuando tenemos un mal día en nuestras rutinarias vidas, nos grita para que nos rebelemos y reaccionemos para sentirnos más vivos.