Haz click aquí para copiar la URL
España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
6
Drama Thomas (Todeschini) se está muriendo y lo acepta con serenidad. Pero quiere esperar la muerte en la casa de la costa donde pasó su infancia. A su hermano Luc (Eric Caravaca), que lo acompaña, la dramática situación lo lleva a examinar su propia vida. (FILMAFFINITY)
15 de junio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo que Luc huyó del núcleo familiar y se refugió en París para poder vivir libre, sin ataduras, sin tener que dar explicaciones de nada a nadie. Pero el pasado llama un día a la puerta de su apartamento. Su hermano mayor Thomas, el mismo que no aceptó la homosexualidad de Luc, se está muriendo. Tiene una enfermedad sanguínea: su nivel de plaquetas es tan bajo que cualquier golpe o herida puede acabar en hemorragia. La lógica sería que Luc tuviese una dolencia venérea, pero no: el inválido resulta ser el otro hermano que apenas conoce. La sangre es curiosamente lo que les une y lo que les separa. Tanto Luc como Thomas viven una segunda oportunidad para echarse en cara todo lo que nunca expresaron, también para sincerarse y verbalizar un amor que nunca se esfumó. De esta forma ambos se convertirán casi en amantes. Uno necesita del otro. Y el otro, al ver el cuerpo de Thomas menguar y casi desaparecer, se convierte en espectador íntimo de la decrepitud de su semejante.

Una historia rodada con tonos oscuros, totalmente desnuda y sórdida, en la que al espectador sólo le queda huir o hundirse con los personajes. Chéreau filma la enfermedad del hermano con un tono marcadamente feísta y nos sitúa en una tesitura incomodísima: como el hermano callado al fondo de la sala, nosotros vemos cómo las enfermeras, con su particular frialdad y parsimonia, depilan la silueta escuálida de Thomas. Chéreau no tiene ningún miedo a resultar decrépito e insoportable: a diferencia de Coixet y su Mi vida sin mí, la lírica de Su hermano emana de la muerte y no de la vida. Por eso el film requiere de espectadores fuertes y comprometidos que sepan ver que, detrás de una superficie totalmente negra, hay una historia preciosa de reencuentro, aceptación, renuncias y cariños. Una película lánguida, escueta y explícita. Como ocurre con el cine potente, logra que sintamos empatía por casos que en la televisión o en los periódicos resultan asépticos, rutinarios, impersonales. Un via crucis que culmina con la canción Sleep de Marianne Faithfull. Justo en el momento en el que salimos de la sala totalmente molidos con ganas de hablar con esos hermanos que hace tiempo no vemos.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow