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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
7
Intriga. Thriller Años 70, en plena guerra fría. El fracaso de una misión especial en Hungría provoca un cambio en la cúpula de los servicios secretos británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley. Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una nueva misión: se sospecha que hay un “topo” infiltrado en la cúpula del Servicio y sólo alguien de fuera puede averiguar quién es. Con la ayuda de otros agentes ... [+]
26 de enero de 2012
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sueco Tomas Alfredson, después de entusiasmar con su reivindicación del género vampiro venido del frío de Déjame entrar, sorprende adaptando El topo, una de las novelas más conocidas de John Le Carré. La sorpresa es doble, no sólo por la forma de acometer una película que perfectamente hubiera podido ceder a la acción intrascende y comercial, sino porque Alfredson ha aprovechado su tirón mediático para ahondar en sus intereses artísticos, y sobre todo para labrarse un nombre en la industria con un estilo reconocido y reconocible. Por ello El topo es una película pensada con la precisión de un cirujano, y funciona como una historia de atmósferas, de miradas, de espacios, con más siluetas que personajes, con más estados de ánimo que verdaderas tramas.

Un film que hay que ver con suma atención: si el cine de acción contemporáneo acoge la estructura de un videojuego en la que varias escenas se cierran y suceden a otras como niveles de una aplicación informática, Alfredson vuelve a la esencia del mejor cine del género, y toda la arquitectura de El topo, preciosa y abigarrada, suma misterio, aporta personalidad a una película de visión y sobre todo de revisión obligada. De hecho El topo es una de las pocas películas de alma y forma clásica del 2011, y seguramente uno de los pocos clásicos que dejará para la posteridad el cine nacido en la era digital. Valorarla con un único visionado sería tan difícil como intentar explicar las diferentes caras y capas de un diamante, la belleza de su tallo y su variedad de colores al entrar en contacto con la luz solar. De momento es casi un acto de honestidad cinéfila reconocer que El topo es demasiado grande como para captar todos sus matices a la primera.

No se asusten si por momentos no acaban de entender por dónde va la historia porque El topo, la partida de ajedrez que conforman esas piezas del título original en inglés, dejará huella. Déjense llevar por el hechizo de una fotografía envolvente, una música excelente y un plantel de actores en estado de gracia. Con la firma del cine en mayúsculas.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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