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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
8
Drama Brandon (Michael Fassbender) es un joven y apuesto neoyorquino con serios problemas para controlar y disfrutar de su agitada vida sexual. Obsesionado con el sexo, se pasa el día viendo revistas pornográficas, contratando prostitutas y manteniendo relaciones esporádicas con solteras de Manhattan. Un día se presenta en su casa, sin previo aviso, su hermana menor Sissy (Carey Mulligan) con la intención de quedarse unos días en su apartamento. (FILMAFFINITY) [+]
22 de marzo de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Steve McQueen es un cine incómodo. Pone la cámara a escasos centímetros de las caras, los cuerpos, las almas de sus personajes. McQueen habla de procesos internos que tienen un correlato en lo físico. Shame es una película sumamente inteligente, muy rica en matices, generosa en símbolos, perturbadora de principio a fin por su desnudez física pero sobre todo emocional. No hay ningún amago de excitación viendo Shame, porque para el protagonista del film llegar al orgasmo es una necesidad y no el punto culminante de una relación sexual y amorosa. Shame es una película de siluetas que se retozan, y ante todo de ojos eternamente perdidos mirando al horizonte, de insatisfacciones enmascaradas bajo la perfecta carcasa del american dream. Shame habla de una infancia dolorosa cuyas secuelas perduran en la actualidad. Una infancia intuida, nunca mostrada, que describe las rugosidades del personaje, sin justificar sus arrebatos, sin restar virulencia a sus actos. La protagonista por omisión de la mejor obra de Steve Mcqueen. El fino hilo sobre el que hacen malabarismos Michael Fassbender y Carey Mulligan, ambos en sus dos mejores interpretaciones.

En el primer fotograma el actor se despierta en su cama deshecha, con la mirada perdida y una respiración que parece el último suspiro de un condenado a muerte. En esa imagen de apocalipsis emocional, con un parecido nada casual con la estampa de un Jesucristo sufridor, se nos presenta a Brandon, una persona de éxito pero infeliz. Su vida acoge esa metáfora del vagón de metro que no para, porque es un medio de transporte subterráneo, que está aunque parece invisible, que se mueve en bucle, del que suben y bajan rostros y cuerpos anónimos, como aquellos que Brandon busca y encuentra en las calles de Nueva York. Y es precisamente dentro del vagón cuando el mundo de Brandon se amplifica y deja al descubierto sus telarañas: escenas en las que Brandon espía a varias mujeres, no por lujuria, sino porque es un animal herido, un depredador, un hombre enfermo.

Una historia muy dura que precisa de espectadores abiertos y atentos. Fassbender se desnuda al completo y aún así interpreta con los ojos. Y al ver su via crucis uno recuerda a Isabelle Huppert clavándose un cuchillo al final de La pianista, la pulcritat de movimientos de la protagonista de La mirada invisible y otros relatos de desórdenes sexuales. También el Nueva York donde vivía el psicópata de American Psycho. Las mismas manzanas por las que caminaba Tom Cruise durante su odisea nocturna en Eyes Wide Shut antes de acabar absorbido por un mundo donde lo erótico se juntaba con lo mórbido, y el placer con la repulsión. Shame suma a toda esta lista de pesadillas. 2046 tomaba la imagen de un tren que iba parando en las estaciones amorosas de su personaje. Shame hace lo mismo, pero transitando las cloacas de la psique humana. Una futura obra maestra del cine contemporáneo.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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