"Testigo de cargo" es una cinta triunfal desde el inicio en su análisis a la justicia, una intriga seca pero sentimental, cine elaborado por la enorme condición de Wilder, un sospechoso en circunstancias adversas, una coartada simple es poco para un mala cabeza, un pequeño inventor sin trabajo, un desequilibrado de la guerra que buscaba el dinero de la viuda solitaria, un buscavidas, las apariencias son horribles, la evidencia hace que este caso sea un hueso duro de roer, la herencia es el móvil... una fascinante obra judicial de conveniencias que deja mensaje sobre la inmigración con la esposa alemana, de principio a fin es convincente el papel de la mujer necesitada capaz de poner lágrimas en sus ojos y el ciclo se cierra con el testarudo incapaz de rechazar un caso criminal incompatible con su dolencia cardíaca.

Sabe imprimir humor para pasar a la tensión de la sala, pruebas y teorias, ataques y contrataques, conjeturas y conciencias al límite, una odiosa mujer, una gran actriz, todo parece claro, pero hay un misterio, por qué miente?... cuáles son los propósitos?... una llamada, el juego no ha terminado, cartas escritas en papel azul, la venganza de la mujer cortada, el cazador cazado, éste a su vez también cazado, además por el que estaba casado, es un zorro, así le llaman porque es lo que es, pero quién no es un zorro?... la ley y su simetría, alivios de conciencia que pasan a culpabilidad, la carga del testigo travestido, una odiosa mujer, una mujer notable, una mujer enamorada, una mujer engañada, un último caso, otra vez hay que lavar conciencias... "Se le olvida el cognac".