Haz click aquí para copiar la URL
Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
9
Aventuras. Drama Harvey Cheyne (Freddie Bartholomew) es un caprichoso y malcriado niño rico que está haciendo un crucero con su padre. Inesperadamente, cae por la borda del yate y es rescatado por un barco de pesca al mando de un intrépido capitán (Lionel Barrymore). El pesquero tiene que acabar la larga campaña de pesca antes de llevar al chico a tierra firme. Harvey, al principio a regañadientes, conseguirá adaptarse a la dura vida en alta mar gracias ... [+]
25 de noviembre de 2008
34 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a enrollarme mucho, porque la mayoría de las cosas que podría decir de esta película ya las han dicho antes y de manera inmejorable (aconsejo remitirse a las críticas de Txarly y Beatlespock).

Obviando lo bonita, mágica, entrañable, aventurera, divertida, tierna, emocionante y conmovedora que es "Capitanes Intrépidos" me gustaría dar las gracias una persona que me debe apreciar de verdad, porque hace unos días me convenció de que me animara a verla a pesar de mis reticencias. Añadir que la única razón por la que no pongo el diez que se merece es que el niño me gustaba más al principio, en su vertiente de Don Corleone en miniatura. Pero es una apreciación muy subjetiva, puesto que siempre he tenido debilidad por los pequeños capullos déspotas.

Eso sí, el que no haya soñado con un padre/profesor/mentor como Manuel, es que no tiene el corazón donde debe, es decir, en las tripas. El personaje es tan extraordinario que roza lo mitológico. ¿Pariente lejano del maquinista de "L'Atalante"? Ojalá me adoptase uno como él.

Y otras consideraciones aparte, hay que verla, porque nos hallamos ante la viva definición de lo que suele denominarse: "clásico imperecedero". De la misma raza cinéfila que películas como "Doce hombres sin piedad" o más recientemente, "Cadena Perpetua", "Capitanes Intrépidos" está destinada a perdurar más allá de modas, referencias y épocas. Porque defiende unos principios y una manera de hacer las cosas totalmente atemporales. Y porque está tocada por una limpieza de corazón que hoy en día encontramos ya raras veces. En el cine, o en cualquier otro ámbito.

Roald Dahl sale al encuentro de Joseph Conrad y de ello resulta uno de esos filmes que te ponen a funcionar los lagrimales a pleno rendimiento. Y como sabemos bien los que ya no lloramos con las películas...esto es un regalo inapreciable.
Neathara
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow